Mena
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- Mena
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- Mena
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Breve relación de las violencias que tiene padecidas el Convento de la orden de San Agustín de la Ciudad de Macao por la obediencias a la silla apostólica en su legado.

Legado Apostolico en esta partes Lo mismo que en la costa =
En los llego dicho senor Legado Apostolico
a Macao donde venia desterrado pon el emperador y queriendo establecer
su jurisdicción, mando Juntar para eso a los superiores Regulares; mas
no se pudo concluir cosa alguna por haber faltado el dela
de , quien queriaendo después disimular. su falta fue solo
a visitar a dicho senor Legado, el cual le reconvino, para que reconociese
su jurisdicción, y no habiendo lo querido hacer, no obstante las
granes penas que para eso le impuso, le publico descomulgado, con esto
comenzó luego la potencia laical a mostrársele muy contrario, ejecutando
contra el no pocas violencias, y entre otras fue ponerles soldados de guardia
con tan rigurosos ordenes que porque uno no le impidió salir de casa le
mando el dar trato de cuerda; Salio pues dicho Legado apostólico
de su casa y llegando al de el dicho Prior, que
no se había apartado de su obediencia, mando repicar las campanas =
Por causa de dicho repique de campanas el Vicario General del obispado
publico un edicto, su data en Macao a contra
el de y sus Religiosos, en que mandaba que ningún fiel so pena
de descomunión mayor. reservada así, y de ser remitido preso a
Goa, no comunicase, ni tuviese trato alguno por si, ni por interpuesta persona
con dichos religiosos, ni fuesen a dicha Iglesia a confesar, oír
misa, a los divinos oficios; pidió dicho Prior traslado de este
edicto para defender su derecho contra el Vicario General; mas no se
lo quiso dar que no fue poco indicio de que le tenia por no justo padecieron
el rigor desde edicto, o (como otros dicen) entre dicho, no solo los
Portugueses que entonces se hallaron en el dicho , sino
también los misioneros españoles del mismo Orden, que
después en el ano de 1708 salieron desterrados de china por el emperador
por la obediencia del decreto contra las praxis =
En el General junto consulta delos
tres estados Politico y Militar, en que se resolvió que a dicho
Prior Constantino sele diese a escoger, o permanecer en Macao
con dicho entre dicho, (así lo llamaban los macaenses aunque impropiamente)
O ir a Goa. Dicho Prior quiso mas prevenir, que padecer
las violencias que le amenazaban, y así ofreció embarcarse como de
echo se embarco, en para Goa, lo cual
no obstante prosiguió el mismo entre dicho con el mismo rigor antes
estando en Goa dicho Prior y a echo de aquella congregación
fue obligado por el Virrey, a ir a Lisboa a dar razon al serenísimo
rey dela obediencia que tenia dada al Apostolico, partió de Goa
para Lisboa junto con su secretario, en =
En despacharon los Macaenses un navío,
que fue en derechura para Lisboa, con el remitieron todo lo obrado en
Macao sobre la jurisdicción del Apostolico, al serenísimo rey
de Portugal, en dicho barco fue también el Procurador, que enviaba
la ciudad de Macao con sus negocios, por el mismo, tiempo, el Virrey
dela India, remitió este negocio dela jurisdicción del Apostolico,
al serenísimo Rey: y su en principio del ano de 1709 recurrió con
el a su santidad con no menor diligencia, aunque con mayores en
Relación de los sucesos de esta nuestra misión de la Orden de Predicadores en China en este año de 1682

que exigiesen otras de nuevo y hiciesen nuevos cristianos y aunque
este decreto regio por especial providencia de Dios no bajo a las
audiencias inferiores, sino que se quedo en las de los metrópo-
lis: Con lo cual los que gobernan las demás villas y ciudades,
o no tienen noticias de el, o si la tienen no estan exacta que se-
pan todas sus circunstacias. Y lo que les consta lo que ven,
que en la corte y demás ciudades principales estan las igle-
sias, no solo patentes, sino autorizadas con un letrero que
como para patrocinarlas dió de su mano el mismo emperador
con la buena fe con que en virtud de esto consideramos a los
que gobernan, obramos los ministros con el desahogo que nos pare-
ce conveniente, para que todos se persuadan que ejerci-
tamos nuestro ministerio con licencia regia corroborándolo con
referir en las ocasiones que parece a propósito, la primer parte
del sobre dicho decreto, pero recelosos siempre de que al menor
ruido que quiera mover contra nosotros el mas desvalido
chino, pasando la causa a los tribunales superiores, como
es costumbre ordinaria en China, aún en negocios de poca
monta, liquidados las cosas nos declaren por incursos, no solo
de haber contravenido al decreto regio, sino de estar los que
estamos en este reino sin licencia que también es delic-
to grave, y condenarnos por ello a muerte, o por lo menos a o-
tros castigos menores, siendo por último infalible , y para noso-
tros el mas sensible el destierro.
Esto supuesto ya se deja entender, cuales que darían los
cristianos viendo publicados en las dos villas los dos referidos e-
dictos, conociendo que amenazaba el golpe hacía todo el
consuelo suyo, que son los ministros, y cuales se hallarían
los ministros, considerándo que en rebaños donde los más
se hallan poco crecidos, aún solo el espantarlos el lobo les
acarrea gravésimos daños. No faltaron impulsos muy
vehementes a la impaciencia europea de arrojarse a rom-
per los carteles que tantas blasfemias contenían contra
nuestro Dios, y Su Santa Ley; pero refrenóse este orgullo a-
tendiendo a la doctrina queda nuestro Padre Santo Tomás
en

[10] Luego que se reconció la dañada intención de tal corregidor y que
el [dragón] infernal que le incitaba tan al descubierto extendía
las guerras para despedazar aquel pobre rebaño: se acudió lo pri-
mero a buscar el principal remedio que era y lo es siempre
el encomendarlo a Dios, lo cual los cristianos y cristianas
pusieron en ejecución con tanto fervor que juzgo que en muchas
partes los ejercicios de rosarios, y letanías se alcanzaban unos
a otros con poca o ninguna interrupción, en cuanto a ayunos, y o-
tras mortificaciones también entiendo que por años enteros se
hacían los votos, y promesas para aplacar a Dios. Al mismo ti-
empo se procuraban buscar algunos medios humanos para que
por ellos como instrumentos, se dignase la piedad divina de re-
mediar tantos males, como ya se padecían, y no llegase el golpe
de los que amenazaban. Pareció acertado el recurrir al gobernador
de la ciudad de Foning a donde pertenecen, y están subordi-
nados las dos villas de Fogān, y Ningtē. Fue a visitarle el
Padre Fray Francisco Varo que residía entoces en dicha ciudad informó-
le de todo lo referido y por tenerle agasajado se atrevió a pe-
dirle, que favoreciese nuestra causa, pues el hacer lo sería defen-
der la verdad extraño mucho El Gobernador la acción de los dos corregidores
ponderando que aún en tiempo de la persecución pasada de la corte
no se había hablado con palabras tan indecentes de la Ley de
Dios, y mostrándose desabrido contra los dos corregidores,
ofreció que se despacharía un decreto en favor nuestro, como
lo hizo del tenor siguiente.
Yo El Gobernador de la ciudad de Foning doy este decreto
para la paz, y sosiego de los europeos que el año cinco del emperador
volvieron a sus iglesias, y el año diez y seis recibieron de dicho
emperador un rótulo honorífico, para poner en el frontispicio de
ellas. Habiendo pues aderezádoles de nuevo y puesto dicho
rótulo, y estando quietos en la ejecución, y observancia
de su ministerio, ha sucedido al presente quererlos inquietar
gente revoltosa, lo cual es digno de toda abominación. Por
tanto conforme a la petición presentada, halló que debo dar este
orden en que mandando los vecinos y demás habitantes de
las dos

que a favor nuestro había concedido el Virrey parece, que se seguía que
habían [depocar] del alivio de algunas treguas, por lo menos en el
interin que el despacho que en contra nuestra se había hecho en nombre
de toda la villa de Fogān, y remitido a la ciudad de Foning, presenta-
do en aquel tribunal fuese ascendiendo por su orden a los demás
tribunales superiores, [esto] lo que puntualmente guardan los negocios
en China en el ascenso, y descenso de cualquier despacho. Pero en este
tiempo fue cuando la malicia de corregidor temiendo que nos gloriá-
semos del buen suceso, procuro privar nos de todo sosiego haciendo
amago de aposentar en la iglesia a todos cuantos hombres de cuen-
ta pasaban por aquella villa o venían a ella. Y a los cristianos
espantándolos con diversas amenazas que como estas suelen
causar aún mayor favor que los mismos golpes, hasta entonces
desde que comenzó la persecución, no se veo tan [amilanado], y
sombrado aquel pobre rebaño, en tanto grado que por este tiempo
el mayordomo del [Rosario] que nombre arriba de dijo un día; gra-
cias a Dios por todo que ocho o nueve meses a que no se pasa día
en que no padezcamos alguna especial aflicción, o trabajo.
[24] Llegó el despacho a manos del Virrey, que dejo burlado no
solo en esto nuestro discurso, sino que admitiéndolo, decreto que se
hiciese averiguación con todo secreto de lo que contenía la [acu]-
sación, y sele remitiese para que el despacharse mandamiento
de prisión contra los delincuentes, que éramos los dos que enton-
ces nos hallabamos en Fogān. Al mismo tiempo que salió este de-
creto, acertó a llegar a aquella metrópoli el Señor Don Fray
Gregorio López, que habiéndole yo suplicado que subiese a la villa
de Loyuen para comunicar puntos graves tocantes a su obis-
pado, siendo forzoso para su viaje el pasar por allí, llegó
a tan buena ocasión, pues no eso pudo luego darme a-
viso de lo que pasaba. Bajando yo de la villa de Fogān a la de
Loyuen por el fin sobre dicho [deber] me con el Señor Don Fray Gregorio
me encontró en el camino el tal aviso, y desde allí escribí al
Padre Fray Andrés López, que quedaba en Fogān que con to-
do disimulo fuese recogiendo las alhajas de la iglesia, y re-
partiéndolas por los cristianos que yo procuraría volver con
tiempo que pudiese hallarnos allí el order de que nos prendiesen,
si

entregado las listas, y preso a algunos cristianos, previno pen-
cas, convocó ministros y entre ruidos que amenazaban destro-
zos, llegado el día que había señalado para examen jurídico
concurrieron multitud de gentiles con ansia de ver extinguía
la Ley de Dios, salió el corregidor a Audiencia, y sentándose en
su tribunal con toda la soberanía que se acostumbra que
en China en la menor villa es muy majestuosa, mandó compa-
recer en juicio los examinados que solos fueron tres cristi-
anos que por viejos, y pobres debía el tirano de haber juzgado
por más a propósito, para que el miedo les hiciese decir allí to-
do lo que el quisiese. Comenzó el examen preguntando a
uno de ellos si era cristiano? (este que se llama Pedro Ching
me dijo después. Pero antes de comulgar, como lo hizo aquel día
me sentía, muy temoroso, y pusilánime, pero después de haber
comulgado me hallé con extraordinario valor) Respondió
a la pregunta del tirano con toda libertad que sí, que
cristiano era. Prosiguió el tirano preguntando, si tam-
bién su mujer lo era? Respondió Pedro que no solo su mu-
jer, sino sus padres, hijos, y lo serían siempre. Como pues
prosiguió el tirano permitis que las mujeres sean cristi-
anas? Donde sea visto en el mundo que las mujeres ten-
gan sectas, y doctrinas? Las mujeres respondió Pedro
no tienen racional como los hombres? No tienen peca-
dos de que deben procurar librarse? No le dejo proseguir
el tirano indignado de verle hablar con tal osadía, cosa
bien desusada, porque como es muy ordinario el matar
los azotes a los que llegan aquel puesto a los que llegan
a el apenas el favor les deja aliento para formar una
palabra, y así teniendo ahora este tirano por afrenta suya
la santa libertad de este cristiano, irritado y furioso arro-
jó las cañuelas, que es la acción con que decretan azotes, pero
aunque se seguía que de un montón de ellas que tienen para
este fin sobre el bufete, ahora las arrojase todas, su ciega cóle-
ra no le dió lugar a [a] entender que habían sido solas tres las que
había arrojado. Contiene cada una cinco azotes, con que le dieron
quince

quince, [arrojas.] Pedro que los recibió con mucho goza de su corazón.
[27] Desechado este testigo procedió a examinar a otro que por
ser viejo y medio sordo, por ahorar de pensarlo que había de respon-
der a tan molestas preguntas, de termino de fingirse sordo del todo;
con que a cada pregunta del corregidor respondía a un despropósi-
to, que causaba risa en el auditorio, y no poco rabiosa irá en el
tirano, levantaba este la voz, y el otro cerraba sus oídos, hasta
que a los gritos, que le dió un sayón respondió que el era cristiano,
y no decía más. Bien quisiera el corregidor para desfogar su có-
lera mandar que luego allí lo matasen a azotes, pero no sele
ofreció a toda su malicia la menor aparencia de razón
por donde honestar con el vulgo semejante castigo, con que
hecho un veneno de ver que así sele malograba una acción
en que el había trazado hacerla el total papel de su justicia,
sin atreverse a pasar adelante en el examen, explicando
su enfado levantóse del tribunal y fuese corrido, con que
se dió a este auto bien distinto de lo que de el aparato, y es-
truendo de amenazas se habían los infieles prometido, y así
se fueron bastantemente frio todos los que habían concurrido
con ganas de [oí] por lo menos en juicio las maldades que en
contra de nuestra Santa Iglesia, y Ley, y sus ministros se habían
hasta entonces publicado.
[28] En estas diligencias, y judicaturas andaban en la villa
de Fogān apelando el corregidor a nuevas trazas, y blasonando
ejecuciones de los órdenes del Virrey, cuando andaba Dios en la
metrópoli de Fòcheû disponiendo por medios bien extra or-
dinarios como se proveyese de remedio a aquellos daños.
Oyendo el Señor Don Fray Gregorio en Fòcheû el estado a que había
llegado la persecución, y no hallando aunque lo buscaba, modo
como se le pudiese suplicar al Virrey a mejor informe
ofrecióle Dios un buen cristiano llamado Eleuterio criado
del mismo Virrey, del cual ni aún senos había antes ocu-
rrido el valernos del, por juzgarlo de muy poca su posición
para con persona tan grande , y en negocio de tanto empe-
ño. Viendo Eleuterio afligido al Señor Don Fray Gregorio le o-
freció que el presentaría un memorial y hablaría al
Virrey, el dicho Señor Don Fray Gregorio considerando que no se descubría
otro

el sobre dicho decreto tan a nuestro favor, había después dado
muchas muestras de proseguier en favorecernos y librarnos
de los que ya estaba persuadido que nos perseguían con
dañada intención. Pero dentro de muy pocos días llegó
respuesta de la corte dándole orden para que se partie-
se luego que llegase el sucesor que ya venía camino.
Con esta noticia resucitó a nuevos alientos nuestro ene-
migo el corregidor de Fogān y comenzó a fulminar ame-
nazas diciendo, que han llegando el Virrey nuevos volvi-
ría el a proseguir la persecucíon. Llegó el Virrey con la
brevedad, que la nueva había prometido, y venía encomen-
dado en orden a nuestro pleito de los Padres de la Compañia que
desde el principio se les había escrito para que estuvie-
sen sobre aviso por lo que pudiese suceder, y para que apli-
casen se pudiesen algún efficaz remedio a los daños que
amenazaban. El religioso de la Compañia que al pre-
sente estaba en la ciudad de Fòcheû, no acudió tan pun-
tual como el Virrey quisiera a darle la bien venida, por
lo cual, aunque su Vice Provincial el Reverendo Padre Juan Domingo
Gabiani por allí visitando al dicho
Virrey le admitió la visita con todo agrado, y sela retornó
con puntual urbanidad. No obstante esto el mismo día de
la visita habiendo ya llegado a sus manos el informe
que el corregidor de Fogān había remitido de nuevo
contra nosotros, decreto diciendo que el magistrado
del crimen hiciese observar el mandato regio des-
pachado en el año décimo de este reinado. Conviene a
saber, que no se exigiesen de nuevo templos de la Ley
de Dios, ni entrasen en adelante persona alguna en
dicha Ley, golpe fue este que puso a la persecución en peor
estado que hasta entonces se vió pues bajando este or-
den a todas las ciudades, y lugares, era ya general
la persecución en toda aquella Provincia, y de los casos
que de aqui resultaban había de ser forzoso dar parte
a la corte y consiguintemente amenazaba el que pasase a ser
gen
Casos de cosas que vieron algunos chinos por lo que se bautizaron. 1684

*pencil mark124 102 *pencil mark124
[f-] Han Siunga 84. en casa del Soi chańg sutula de 15 dias [omas]
nacida [ne] aura dormido, y llena de males bautizola el [ y luego ]
sano. Otra [soriña] sana en el mesmo días 19 el [ no lo que via ]
bautizar y la suspension y fue baptizada y luego murio.
04 - En 83 la [en cada] del Ly hoân Ky-e Martin en demonia
da, el demonia la [amenaca caba] no se hicien unas los
otras sus amor haciendo le cruz [cula] [fuese] el dia-
blo [hivia], y asi fue [carhe] qui cada [bautizola] el [ y el diablo ]
no le a vuelvo a aparecer. = Otra criada del mesmo cuatro
meses, [salida] con un [hinchazón] en un [muslo] en la cama
bautizola el [ y aqui el mesmo día se le solvio la ][hincharon]
y que de sana
--Kâo King-e conversión de [ ][ ] y Teresa
05 -- La del rio del Ly Hoân Ky-i con [cancer] en las manos
[ahunase se] después de mucha información de [xo] el al uno y
baptiza cada sano.
el Arbanil.
Casos de cosas que vieron
Algunos chinos por lo que se
Bautizaron
Carta del P. Carlos Turcotti de la Compania de Jesús en Cantón para el comisario de San Francisco

renunciando antes: y allí [quantum est ex me] doy gracias a vuestros padres (a quienes después de Dios juzgue hacer un buen servicio con
tal título de vicario) de serme librado de él. Y [folgaré] mucho que el señor obispo no envíe más otro, o si le enviará [...]
con más prudencia y paciencia que yo, y no sea tan o más valiente (por tener más razón) del señor Basset, cuyo juicio y rep[...]
que tiene dado contra la jurisdicción y autoridad del señor Macaense y también contra el patronato, y decoro del [serenísimo]
rey de Portugal sepa vuestro padre que por hombres píos y doctos han sido juzgadas por descompuestas etc. y también dignas
de [ser en] remetidas al supremo juicio de la inquisición de Roma. Pues algunas de sus proposiciones son directamente [opuestas] a [las]
clausulas de la bulla del papa para el señor obispo macaense, no solo limitándola, mas totalmente frustrando la
misma bulla, y mente de su santidad; con otras cosas, y casos reservados in bulla [cena]. Y aún por esto mucho
más quedó admirado, que misioneros españoles tan prudentes y píos como vuestros padres se remitan a sí mismos, y a [...]
y también al mismo señor obispo, al juicio y respuestas (según dice vuestro padre más acertadas, que las suyas, y muy conformes
a la necesidad de las misiones, y gusto de Dios nuestro señor) de un clérigo francés y [intruso] etc.
Pero me parece que dirá vuestro padre, que no niega su jurisdicción ordinaria al señor obispo, mas solamente remite a los
vicarios apostólicos la respuesta si le toca o no al señor obispo el dispensar los ayunos. Con todo yo digo, que no vale este m[...]
termino, por 20 razones en contrario, que dejo por brevedad y la principal es porque es cierto que el papa dio la
jurisdicción total ordinaria sobre estos neófitos al señor Don Joao de Casal obispo macaense, y no tienen autoridad
los vicarios apostólicos, ni los mismos nuncios y legados del papa sobre los ordinarios sobre lo tocante a la
jurisdicción ordinaria. Y mucho menos la tienen para juzgar, limitar, [irritar] las bullas de su santidad, y lo
que los mismos les dan a los obispos. Y por eso los regulares no pueden ni deben recurrir, o remitirse a los vicarios
apostólicos y por esso para negar a los señores obispos lo que el papa, y los sagrados cánones les dan y no [...]
contra sus privilegios. Pues como escribió el señor obispo en una suya; [os ordinarios en todos seus bispados
tem jus pera mandar les pastrorais, dispensasoés jesuns, impedimentos matrimoniais publicar indulgecias e jubileos
não so em as paroquias mas ainda nos conventos i sentos etc.] cuanto más, que en este caso por vicarios apostólicos
no pueden ser jueces por ser también parte y tan dudosa su jurisdicción. Pues lo más cierto es, que ya acabó, antes
nunca la tuvo aquí el señor Maigrot etc. y por eso dejarlo incierto [por lo] incierto parece voluntariamente ser
amar o peligro, qui amat periculus etc.
Otra razón más breve y clara es del mismo señor obispo, el cual dice así: [O papa no enganou ao serenísimo rey de
Portugal concedendolhe seu jus patronato, eos bispos de China etc.] Ni engañó al señor obispo de Macao dándole tal
jurisdicción ordinaria en este Cantón etc. Luego si el papa revocó a los vicarios apostólicos o al menos no limitó su jurisdicción, mas[...]
la dejó toda entera como antes de enviar los obispos según siente vuestro padre [talmente] que, no pueda el señor obispo ejercitar
su jurisdicción en cosa alguna ni poner aquí vicario para el mismo fin sin ser juzgado, y amenazado el mismo [...]
señor Basset, y el reverendo Padre Fray Bernardino de las Llasas juzgaron, y amenazaron en sus respuestas. Claramente
se sigue que su santidad tendría engañado al serenísimo rey de Portugal y al señor obispo de Macao. Pues según la
opinión de vuestro padre no les concedió in [praxi] cosa alguna, más todo lo dejó como antes a los vicarios apostólicos.
Todo esto muy reverendo padre comisario supuesta la renuncia del oficio, y título de vicario, que dije al principio
de estas, hice. No es más entre nos que disputa, y cuestión [mera] especulación; y así non obstante ser los
de contraria opinión, yo soy como siempre.
De vuestro padre muy amigo y siervo
Carta de Fray Jaime Tarin a Fray Álvaro de Benavente desde Cantón sobre la pérdida de comunicación por el lado español a causa de la pérdida de dos naos

y [zaguate] del Papa, y lo trajeran a la corte. Todo se ejecutó puntualmente,
y la carta y [zaguate] va caminando hacia la corte, sucediendo
más bien de lo que se pensaba, aunque no sabemos de qué cosa
hará más estimación el emperador: o del [zaguate], o de la carta
del pontífice.
Las historias de padres de la Compañía en la corte entre franceses
y portugueses ya vuestra reverencia juzgo que tiene noticia por el padre Fray Agustín.
Pasó el negocio bien adelante con notable escándalo público por las
descomuniones que echó el Padre Pereira a todos los cristianos que iban
a comunicar con los franceses, diciendo que si morían en tal mal estado
serían privados de eclesiástica sepultura. Fue la cosa tan
pública que dicen que el emperador y los [muon chens] ya saben hoy la
materia de descomunión. Mucho se ha temido alguna destrucción
de esta misión originada de ellos mismos. Si el emperador no fuera
tan político y prudente tratando de aprovecharse de unos y otros
en su servicio, el Min Lao Ye dicen que traía autoridad de su
general para componerlo todo, ello dirá. Lo que sabemos es que los padres
franceses son los que más reinan en la gracia del emperador, de quien nuevamente
han conseguido un grande territorio, cerca de la casa
que tienen, para en el fabricar una iglesia grande.
El socorro nuestro y de vuestra reverencia que vino por Fo kien
está ya, gracias a Dios, en casa. Que fue muy acertado el enviarnos
algo por allá, pues faltando el barco de Cantón, todo falta, y
así paciencia y aguantar esperando el mejor tiempo. El señor
obispo de Argolís, sin bullas y sin sustento, ni juzgo que lo tendrá
mientras quiera ser obispo de Portugal, pues el de Macao se lo
dan los nobles hidalgos de la ciudad, amenazándoles con descomuniones.
Harto me he alargado en esta carta, y porque podrá ser [que] no
escriba tanto a otros. Suplico a vuestra reverencia [que] la comunique a los amigos
y deseosos de saber algunas cosas de China, no olvidándose
de nosotros en sus santos sacrificios y oraciones, recibiendo las
saludes que todos le mandan. Y a Dios que a vuestra reverencia guarde. Cantón. 20
de noviembre de 1694.
De vuestra reverencia
humilde siervo y más afecto
Fray Jaime Tarin
Vocabulario Visaya de Pedro de San Nicolás y otros. 1700s.

Acabalamiento. Sia
Acabar obra o fenecer negocio. Langpus
Acabar o llevar hasta el cabo obrando por su caletre. Nonos
Acabar o conclusa negocio o pleito. Vide. Lapas
Acabar o concluir. Nung
Acabar consumar o apurar. Guisan
Acabada o perfeccionada alguna cosa. Yari
Acabar o consumar obra. Lud
Acador. Sarol
Acariciar o enlabiar en buena o mala parte. Samio
Acaso o quizá. Pog. Yata
Acechar emboscándose. Bacay
Acechar para resquicios o cerradura. Silip
Acedarse el estómago. Culapad
Aceite. Laro
Aceite de ajonjolí. Lana
Aceite de coco recién sacado. Latic
Acedo. Bangnas
Aceleradamente. Luguslugus
Acercarse alguna parte. Lapit
Acercarse o partarse. Dasig
Acero. Tarahi
Acertar ut negocio o tiro. Tud
Acertarse medio o medio o flecha etcera. Tamac
Acertado con piedra o golpe que se hieran. Bingdong
Acha que heredado. Puli
Acometer ut caimán o perro. Sabyang
Acometer más de bulla acercar. Bonbon
Acometer en pelea con veje menaza. Lumpong
Acometerse, tirarse. Undol
Acompañar a otro sansay en soledad. Lucup
Acompañar a otro. Sansay
Acompañar ut difunto o por cortesía. Patnogot
Acompañar a otro en el trabajo. Amon
Acordarse a traer a la memoria. Ganaca
Acorar. Vide. Batbat
Acosar más a uno ut para prenderle. Lomlom

Amagar. Angsi
Amancebado. Lugud
Amañarse a obrar como con tal instrumento. Gaui. Gamat
Amanecer. Sola
Amar con ternura. Matcal
Amor querer a voluntad. Buri
Amor de dolor hasta las medulas. Antac
Amar con afición tierra o dolerse de la ausencia del amado. Lasa
Amor o don. Lugud
Amarse mucho. Gamit
Amarse mucho. Vide. Gamit
Amor de un dolor de ausencia de amantes. Sinta
Amar pura salubre. Alat
Amargo. Pait
Amarradura. Oligocon. Gapus
Amarrarse las manos a otras. Sampilong
Amarrar ut cuchillo a su vaina para que no se caiga. Sulacbit
Amarrar las cañas del suelo de casa con otras que están debajo. Vide. Guilaguid
Amarrar bestia a barco etcétera. Tubung
Amarrar o atar. Tali
Amarrar fuerte ut con muchos nudos. Calut
Amarrar mucho y embujacamiento. Calua
Amarradura entre varas o parteándolas ut las cañas del suelo de la casa. Pangcul
Amarrar entre las manos. Amas
Amarillo ut ¿. Papas
Amenazar de palabra o de obra. Bala
Amenazar. Ymbala
Amenaza o promesa. Tanto
Amigo falso que engaña a traición. Lingo
Amigo de quien se tiene confianza. Calilip
Amigo o camarada. Cuyug
Amigo de confianza. Vide. Baca
Amigos cuyo amistad se contrató bebiendo uno de la sangre del otro. Sandugo
A mi fe, interacción de jurar. Tabang

Carga cargar o llevar. Dala
Carga en las espaldas o en los hombros. Baba
Cargar niño sobre el cuadril. Quilic
Cargar en palmas ut anino. Sapno
Cargar algo sobre la cabeza. Suntuc
Carrillo o mejillas. Paling
Carmenar el algodón para quitar las pepitas. Lirat
Carne no pescado. Laman
Carpintero. Anloagui
Carta o escrito. Sulat
Cartucho para poner buyo o caso así. Balisongsong
Capitán de guerra. Punsanang
Casa. Balay
Casa de mucha gente. Gatdula
Casas cuyas ventanas se miran una y otra. Dungao
Casa la parte más honrada contraria- Diquingsiduan
Casados. Balay
Casamentero. Balayo
Cascabel. Baimbinan
Cascara del arroz. Apa
Cascara o estopa del coco. Bonot
Cascara o paja de algodón. Bangcala
Casco de la olla o tinaja en que se tuesta. Yangas
Casco o cuenca para achicar el agua en los barcos. Limas
Caspa o flema salada que sale por el cuerpo. Lurap
Castigar en uno el pecado del otro. Tangan
Castigo o pena. Dusa
Castigo o corrección. Pangusap
Castidad. Paniti
Caterva ut de amigos o de gente en fiestas. Cumpol
Caudal o capital. Puhunan
Cauterio o botón de fuego. Paso

Preservativo para no ser picado de culebra o herido de animal por parecer supersticioso. Cabal
Prestigio ut de bruto o de titiritero. Taguibulag
Presto en breve. Sagulo
Pretender dos o más a una o a una. Maro
Primero en algo. Oua
Principio u origen o principiar obra, Mola
Primogénito. Panganay
Primorosa como en tal oficio o insigne en vicio. Pantas
Primorosa fino. Sacdal
Prisa, dásela ración ut venir y volver. Situd
Prisa en alguna cosa. Dpal
Proa de barco. Sumanga
Probar o experimentar ut a ver si puede. Subuc
Probar o gustar ut cocinero la olla. Tacma
Probar gustando el sabor de la cosa. Yamiam
Probar gallo con otro. Toloc
Probecho o utilidad. Capapacanan
Probecho o utilidad. Pala
Profundidad. Lalam
Profundidad ut de agua en poco. Lang
Prohibir obedecerse haga mal. Tangol
Promesa o amenaza. Tanto
Prontitud y prisa y repetidas buenas obras o algo. Sangasag
Prometer por sí o por otro fiándole. Aco
Pronto ovejamente. Bulasoc
Propiedad u oficio. Bagui
Pronunciar mal. Utak
Proseguir hasta el fin ut obra camino etcétera. Vide. Balaur

Rehuir el cuerpo. Ylag
Relamerse los labios. Taguisipsip
Relamer cosa que se paga a los labios. Alua
Relámpago. Quildap. Quilim
Rellenar o embutir. Sacsac. Salacsac
Remangado de narices. Lipia
Remachar ut clavos. Paltac
Rematar precio. Pintas
Remate de cosa larga. Tondong
Remate algo ut punta de tierra, mar, río o punta de rama etcétera. Tangay
Remedar o imitar los acciones de otro. Tulad
Remediar mal para amenaza ut dando contra veneno o deshaciendo hechizo en canta eregia etcétera. Sunga
Remiendo. Tagpi
Renuevo de los grandes. Buti
Remendar o tomar puntos a redes. Ayoma
Rebentarse el huevo cuando sale el pollo o fresco por sí mismo. Apia
Remo que no estriba en el barco. Bagsay
Remo de palo conocido. Gaud
Rebolber o trabucar ut arca o cosa en remojo. Alucay
Remojar el algodón para teñirlo de azul. Vide. Sapac
Remojado ut pez en agua. Pala
Recostarse o reclinarse en algo. Alig
Remolino del agua. Alimpuiut
Remolino de viento. Alisus
Remolino de la corriente que vuelve para atrás de durmiendo. Alacac
Remolino de río fuerte que traga la cosa. Vide. Aldua
Rempujar en gran concurso o aprieto de gente. Ambul
Inventarium Generale Omnium Librorum huius Bibliothecae Conventus Divi Pauli Manilensis Ord. Ermitarum S.P.S. August. in hac Provintia SS Nominis JESU Philipinarume.

Pierio, Valeriano, Op.: 1
Demsptero, Antiquit. Roma: 1
Adamo, Politica: 1
Mics, Ant. bibliotheca hisp. vetus: 1
Ganibay, Geneologs de Hesp: 1
Leopoldo, Historia: 3
Fajardo, Corona gotica: 1
Nuñez, Corona gotica: 2
Novax, de Casas de las [gerr]s de Flandes: 3
Eustaquio, en Griego: 2
Trelles, Asturias ilustrada: 2
Estante 3
Raderio, Historia de Alexandro Magno: 1 tomo
Carnero, Compendio de las guerras de Flandes: 1
Hugo, Obsidio bedana: 1
Alicarnasón, Antiquizm romanm: 1
Procopius, de Bello gotorm: 1
Caterino, Guerras civiles de Francia: 1
Mancinello, Satiras de Inberral: 1
Maffey, Historia indica: 1
Combes, Historia de Mindanao y Jolo: 1
Remesal, Historia de Chiapa:
Zurita, Anales de Aragon: 7
Colmenares, Historia de Segovia: 1
Quintana, Grandeza de Madrid: 1

Gavarri, Instrucciones de predicadores y sermones:
Leitan, Sermones vespertinos:
Estante 4
Consideraciones cuaresmales: 1 tomo
Sermones varios, de varios autores: 5
Galvan, Sermones Christi et Santis: 2
Castañeda, Adviento: 1
Perez, Marial: 1
Perez, Santoral: 1
Ramón, Sermones varios: 1
Porres, Predicables: 2
Peraza, Cuaresma y adviento: 3
Carrión, Sanctoral: 1
Laynes, Cuaresma: 1
Ángel, Santoral y laurea evangélica: 2
Sanzales, Epitome conceptuum: 1
Almenara, Dominicas: 1
Castro, Adviento: 5
Nájera, Sermones varios: 1
Guijón, Sermones varios: 1
Natividad, Minerva eucarística: 1
Salmerón, Sermones varios: 3
Cuaresma, Santoral y octavario sin autor: 1
Continenti, Predicación frustuosa: 1

Christianus Lupus. {4 Tomos. Cajón 8 (10). Estante 1.}
Chritana Silva Comparat. {1 Tomo. Cajón 3. Estante 5 (4).}
Crónicas de Santo Domingo de Filipinas. {2 Tomos. Cajón 12 (4). Estante 2 (1).}
Crónicas de la Compañía de Jesus de Filipinas. {2 Tomos. Cajón 12 (4). Estante 2 (1).}
Crónicas de NN Descalzos y Provent mesis. {4 Tomos. Cajón 13 (12). Estante 2 (1).}
Ciceronis Opera. {4 Tomos. Cajón 7 (5). Estante 1.}
Clain Medicina. {1 Tomos. Cajón 6 (14). Estante 6 3 (4).}
Claudiani Opera. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 6 (5).}
Claudiani Opera Politica. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 6 (5).}
Claudio euclides Posteriores. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 5 (4).}
Clavis de Clementis. {1 Tomo. Cajón 6 (13). Estante 2 (3).}
Clavasio Summa Moral. {1 Tomo. Cajón 5 (8). Estante 6 (4).}
Clavio de Diversis. {4 Tomos. Cajón 14. Estante 2 (3).}
Don Clemens Alexandrinus. {2 Tomos. Cajón 12. Estante 4 (2).}
Don Cirilus Alexandrinus.{ 2 Tomos. Cajón 1 (2). Estante 5 (4).}
Clementis undecim vita, et epistola. {3 Tomos. Cajón 8 (10). Estante 1.}
Clericatus Decisiones. {3 Tomos. Cajón 10 7. Estante 2 4.}
Cliguet Flor de Moral con Compendio. {3 Tomos. Cajón 5 (8). Estante 5.}
Collect. Auton.on in Caus. patres nostri Augustiniani. {1 Tomo. Cajón 13. Estante 3.}
Coccejo Hiponemata juris. {1 Tomo. Cajón 11 (6). Estante 6 (5).}
Coimbrenses Cursos Philosophias. {7 Tomos. Cajón 6 (13). Estante 3.}
Colin Vida del Padre Alonso Rodriguez. {1 Tomo. Cajón 12 (4). Estante 6 (4).}
Colinus India Saera. {1 Tomo. Cajón 2 (1). Estante 6 (4).}
Collegio Salmanticensse. {2 Tomos. Cajón 4 (9). Estante 2 (1).}
Collegio Santo Thomas Complut. {1 Tomo. Cajón 6 (13). Estante 3 (2).}
Colmenares Historia de Segovia. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 3.}
Combes Historia de Mindanao y Jolo. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 3.}
Combis Teología. {1 Tomo. Cajón 4 (7). Estante 6 (5).}
Comentaría in Aristotele. {1 Tomo. Cajón 6 (13). Estante 3.}
[Commitol] respuestas Morales. {1 Tomo. Cajón 5 (8). Estante 4.}
Comenssis Lucerna Inquisitorum. {1 Tomo. Cajón 10 (7). Estante 5.}
Concepcion de Potest. Regular. {1 Tomo. Cajón 5 (8). Estante 4 (3).}
Concepcion Sermones varios. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 2 (3).}
Concepcion Sermones de Pasión. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 5 (4).}
Concilia Generalia. {4 Tomos. Cajón 8 (10). Estante 1.}
Sobre las mentiras de Don Juan de Rosales, escrito por el General Don Franco de Figueroa

y fiscal, no está puesto con poca traza él ya como
si de día. Se hubiera comenzado a notificar
al Señor Coloma y no a las nueve de la noche
sino para dejar a buenas noches al Señor Mansilla.
Pasó esto, pero no puedo llevar en paciencia
que diga vuestra merced que el señor fiscal asintió y tuvo
por acertado lo resuelto en el auto cuando nos
consta con evidencia de lo contrario. Pero ya que
vuestra merced levanta este testimonio al señor fiscal,
porque está muerto, por qué le levanta otro, no
menos al Señor Mansilla, diciendo que no
replicó. Yo no hallo otra respuesta sino que pensó
vuestra merced que el Señor Mansilla había de correr
la misma fortuna que el señor fiscal mediante
las buenas diligencias que para ello hemos puesto
Don Juan Manuel, y yo sabe Dios que estoy
arrepentido y quede procurar soldarlo valga
lo que valiere.
Lo del número 14 de la vista de los alcaldes,
la noche buena y el pleito amenacé
y todo lo restante es graciosísimo. Yo no sé qué
me hiciera si fuera alcalde y tal testimonio
contra mí se imprimiera, aunque fuese alcalde
de palo. Pero gracias a Dios que si el un alcalde
no es de palo, es de rayo. No hay sino prevenir
cruces de Caravaca que bien son
menester.
Guía para el Padre Comisario que fuere a procurar agustinos para las misiones en Filipinas

el juicio bueno que tengo hecho de su persona.”
En esto pararen los ruegos y porfías, y aun muestras
de enfado, porque la traición, aunque agrada,
nunca agrada el traidor. Y traidor es a Dios,
al rey y su provincia el comisario que a sabiendos
admite un sujeto ruin.
No tema las amenazas, que le harán de que
escribirán contra él a Filipinas. Porque obrando
bien y con celo, luego se conoce, y antes acredita al
comisario. Contra Fray Álvaro escribió un padre muy
grave, así: “Si el padre comisario no fuese tan entero,
hubiera llevado de esta provincia muy buenos religiosos.”
Véase si el disparate puede ser mayor: de la entereza
se espantan los malos, no los buenos, y [escribirlo]
porque se empeñó que había de venir a Filipinas
un sujeto que estaba condenado a cárcel perpetua,
porque en más de 20 años había hecho muchas fugas
y otros peores desafueros.
No dé hábito a quien no supiere medianamente
Latín, que es contra actas de la provincia, y la
razón lo dicta porque jamás lo aprenden, sino
es que sea para lego.
Siendo ya tiempo de caminar a Sevilla, reconoce
el comisario las firmas que tiene, y presenta
al consejo el memorial que se sigue: “Señor

{Al margen izquierdo: 8. piezas de paño para vestuario}
Es menester advertir que todos los que vienen de fuera
de España no traen manteos ni ropas pardas, y las sotanas
de estameña y es necesario hacerles de vestir en Sevilla donde
vale los ojos de la cara el paño. Y así es lo mejor comprar desde
Madrid dos o tres piezas de Segovia y enviarlas a Sevilla,
con testimonio de que es para nuestro gasto, con lo cual
no se pagan de derechos en Sevilla y sale muy barato.
{Al margen izquierdo: 9 comprar con [tiento] en Roma}
Gran tiento es menester en Roma para comprar cosas
y no se puede uno fiar de todos los nuestros, que a veces son
parte para que seamos engañados en la compra haciéndose
de parte de los vendedores. Y así lo mejor es informarse poco
a poco del valor de las cosas, y después comprarlas a gusto
y lo demás barato que se pudiere, del más extraño que es lo
mejor.
{Al margen izquierdo: 10 Papel en Génova}
En Génova yo compré papel, que me trajeron a Cádiz y a
Sevilla. Con que en Sevilla y en la navegación y en México
he tenido lo necesario, y aún me ha sobrado, ahorrando mucho
en esto. Y con más razón lo deberá vuestra reverencia hacer advirtiendo
que para nuestros estudiantes ha de ser papel batido
mas no cortado, para que puedan hacer cuadernos. Pero para
el gasto de cartas es bueno batirlo, y contarlo.
{Al margen izquierdo: 11. No llevar nada consigo}
Así al desembarcar en Cádiz, como al caminar por
los puertos secos de Aragón, Valencia, y Cataluña, nunca
llevé ningún oro en mi persona, por no exponerme a algún
desaire de los muchos, que a los nuestros han sucedido,
porque son las guardas tan satíricas, que parece, que en el rostro
Carta del Padre Marcelo Francisco Mastrilli, sobre la conquista de Mindanao. Taytay, 1637

en frente de la Mesquita y sirvió de cuerpo de guardia para los
Pampangos.
El día siguiente comenzaron a llegar los demás champanes y ca-
racoas de nuestra Armada en que declaró luego el señor gover-
nador cabo de la el capitán Mena por todo el tiempo que estuviése-
mos en Mindanao: y por castellano de la fuerza San Francisco Javier
nombro al Sargento Mayor Palomino el cual luego la fortifico
y puso en order cerrando La de todos las lados con sus puertas y [reparos-
ariadiendole] al veedor una baranda encubierta de la parte
de dentro con sus troneras para que tuviese dos ordenes de
artillería, mosqueteria. En esta obra trabajaron muy bien
todos los soldados, en partirlas el Mayor Don Pedro
Hurtado de Corcuera como muy platico en las fortificaciones
de Flandes; el mismo Señor Gobernador dando junta-
mente la traza, y las manos con pegar el primero con [la a cada].
Otro dos días que fueron Domingo y lunes se emplearon en
hacer muchas fortidas y quemar muchos pueblos alrededor mar-
chando el capitan Rodrigo con su gente por tierra, y el
capitan Ugalde con la suya por la mar hasta llegar al pueblo
y casa antigua de corralat que llaman de las savanillas,
y quemar las todas, con otros muchos pueblos y embarcaciones
grandes que hallaron en otro rio escondidas. Los demás sol-
dados que quedaron en el Real se emplearon en echar al
agua todos las Caracoas baradas con que salían a robar que
eran muchas y muy lindas: y en buscar lo que estaba enterrado,
que fueron muchas cámaras de versos, hierros, cera, y tres campanas, demas de grande que estaba a la puerta de la
Mesquita boca arriba llena de agua para lavarse los pies antes de entrar en ella.
Despacho también su señoria este Domingo una caracoa
de los moros a Zambaonga llena dentros cautivos Cristianos
y san
Alonso de Carvajal. Sobre el alzamiento de los Sangleyes del año de 1639 y 1640.

y que él le disuadió. Viendo la multitud y los pocos nuestros, que no
serían treinta y que no tenía orden, él dijo: “Ea, españoles, logremos
el buen día.” Y empeñó se [había embarcando atollo] en caballo
y allí le mataron [y a] dichos tres, e hicieron dos, con que
el padre hizo [acto] en escaparse y venir a dar nueva. Juntaron consejo
de guerra, y dicen [que] había en palacio brava confusión.
Previnieron los soldados de Tondo, iba Ermita y Malate, y de
la bóveda de la compañía llevaban plomo para balas a pieza. A las cinco
de la tarde salió el sargento mayor Don Juan de Arceo con tres
piezas de campaña, más de ciento y cincuenta españoles de las compañías
de Domingo Ruiz, Don Martín de Ocáriz, dos capitanes bagos y
más de otros tantos pampangos con armas de fuego, doscientos
tagalos piqueros y algunos joloes y japones. Iban le acompañando
el señor gobernador y maese de campo a caballo, iba Don Rodrigo
de Guillestigui, Mena, Balderrama y algunos soldados viejos
aventureros. Decían [que] iban a San Pedro de [Minian] pero
no fue así. Llegaron a Pasay a donde hicieron noche aguardándolos
para el amanecer por ser el camino forzoso.
Acá hubo prevención. El parián estaba quieto. No quiso
el gobernador entrar por las calles de él, ni que nadie entrase.
Estuvieron en la calzada el gobernador, la compañía de Don Pedro Jara,
que él estaba en la huerta y llegó a las oraciones, y
Enríquez con gente debajo de la horca. Y él y el vicario
visitaban el parián, que todos estaban quietos y temerosos.
A las cinco de la tarde se supo [que] habían pasado por
nuestra estancia y la quemaron, y veíamos fuegos en
San Pedro, junto a Guadalupe que la Virgen defendía.
Había despachado yo aviso al [pelovos] por la mañana con
embarcación de lo que pasaba hasta entonces, y que estuviese
con cuidado, y en caso consumiese el Santísimo y tuviese
prevenida embarcación, y cogiese la Virgen y la plata
y se bajase, pues el río estaba seguro, antes que llegase
mi carta el lunes tuvo nueva consumió el señor y por la
tarde con los criados porque toda la gente sino es cuatro
Carta apologética, probablemente de Francisco Combés sobre la controversia sobre el sermón de Francisco Solier en el que acusa a los frailes de maltratar de los indígenas

con los pareceres de los tales les parece que se van sin tropezar
al cielo. Consultó un alcalde mayor a un buen
teólogo, que le dijo lo que debía hacer. Pero como él no buscaba
lo que le convenía, sino lo que quería, se fue a otra tienda y topó
un eclesiástico, que luego, sin dificultad, aprobó lo que deseaba.
Con que triunfaba el alcalde. Y decía [piezan] los
padres, que sólo ellos saben lástimas, que cada día se ven porque
como la presunción está igualmente para los ignorantes y los
doctos, no han de ser tan descorteses que descubran su ignorancia.
Se queda con avilantez para dar semejantes sentencias.
Y si proponer a un estado en general lo que debe hacer y lo que
debe evitar es infamar el estado, serán papeles infamatorios
todos los doctores morales, que escriben de regularibus, porque
les proponen lo lícito y lo ilícito. Y así, serán libros infamatorios
los tomos de Suárez, de [religione lozana de statu regulari]
y otros muchos.
Dirán que eso se ha de tratar con quien lo puede castigar.
Y que, siendo tres o cuatro los que eso hacen o han hecho, no se
ha de hablar con esa generalidad. A lo 1.º digo que tendría mucha
razón si se tratara en aquel papel del castigo, que entonces
se debía acudir al juez privativo de la causa. Y el
tenor del papel bastantemente declara el intento, pues habla
en general sin individuación de personas ni del hecho,
que no es lenguaje proporcionado al intento del castigo. No
trata el señor Don Salvador sino de prevenir los accidentes que
pueden agravar la miseria de los naturales. Y para ese
fin es lícito proponer los medios o pedirlos a quien, como
protector de la fe, ejecutor del Concilio tridentino y
cánones padre extraordinario de la república, le compete
el dictarlos. Que es al rey nuestro señor a quien, además de esos
títulos, en primer lugar le toca la corrección fraterna (común a
todos los fieles), el ubicar los escándalos y la defensa de los vasallos
injustamente vejados. Y más en materias que están in fieri, en que
se trata de impedir el mal y no de castigar el hecho. Y todo lo que
a este fin puede obrar su majestad [solicitando] sus ministros. Y que «el
señor Don Salvador Gómez de Espinosa no trate de cosas pasadas sino de
obviar males venideros»: se saca de la conclusión que cierra
todos sus discursos, que no remata pidiendo satisfacción de
excesos determinados, sino remedio para otros, que amenazan
venideros si los malos ejemplares —con la tolerancia—
cobrasen fuerza. Y si cita ejemplares de lo pasado en general,
es para que se entienda que se pueden temer en lo venidero.
Que de lo una vez sucedido, prudente se infiere un recelo
para lo venidero. Pues el mundo siempre es el mismo, y lo
que sucede hoy es lo que sucedió ayer. Y unos tiempos son
retratos de los otros, sin que las crónicas —después de prolijas
narraciones— nos den otra cosa de nuevo. Que los hombres,
y en orden confundidos, solamente al cabo nos demuestran
unos mismos sucesos. Vitia erunt donec homines, escribió
el gran Tácito.
Que a su majestad le pertenezca el título y derecho
de protector de la iglesia y sacros cánones

fuero judicial, transfiriéndolo en eclesiástico— no lo libro
del paternal); y así, reconociendo su fea inclinación a
mujeres y la destemplanza en el vino, le puede corregir
en su casa de la misma manera el rey al
eclesiástico y prelado. Lo podrá corregir de cualesquiera
desordenes, sin que por eso se entienda que usa del poder
judicial sino del paternal, en que a todos los iguala.
Pues ¿en qué ofende quien, como a padre, recurre con sus
quejas para que consuele a sus menores hijos? ¿Qué derecho atropella,
qué justicia pervierte? No hallo yo sino un puro ejercicio
de caridad, ardor de un santo celo templado de mucha prudencia.
Y si no, en qué sentido pudo hablar San Crisóstomo cuando,
interpretando a San Pablo, ad Romanos 13 dijo [hom 23 in]
13 ad Romanos: Omnis anima potestatibus supereminentibus
subjecta sit. [Etiq. si apostolus sid etiq. si evangelista
etiq. si propheta etiq. siquisquis tan dein fueris.] Y San
Bernardo, epístola 41, escribiendo a Enrico, arzobispo senonense,
le dice: [Omnis omina potestatibo] sublimioribus subdita
sit, [si omnis et]. Quis vos excipit ab universitate? Si
quis tentat excipere, conatur decipere. Y qué más blando
sujeción podemos reconocer que esta paternal? Bien nos está,
pues, su uso. Y nadie podrá condenar su recurso.
También le toca el corregir fraternalmente
los yerros. Y de los que están in fieri y amenazan con la
ejecución, le corre obligación de librar de su prójimo del
mal que le amenaza, la cual funda su derecho en la razón
natural promulgada por Dios a nuestros primeros padres. Según
el Eclesiástico en el capítulo 17: Testamentum eternum constituit
cum illis. Et honorem vocis audierunt aures illorum.
Et dixit illis: Attendite ab omni iniquo. Et mandavit illis
unicuique de proximo suo. A cada uno le fue hecho cargo de su
prójimo y encargado el celo contra la maldad. Y en esto no
hay distinción de eclesiásticos ni seglares ni de inferiores
a superiores. Porque como dice Santo Tomás [in. 4 dist. 19, artículo 2, questiunc]
3, el prelado —por lo que tiene de persona pública— no pierde
el derecho de persona particular. Y así, todo lo que el afecto paterno
hace deuda de los demás, se le debe al prelado, por donde se le
debe el beneficio de la corrección fraterna. [Et ideo secundum alias
preceptum de fraterna correptione, etiq. ad prelatos se extendit.]
Y de esta razón infiere Juan Mayor [disp. an papa subditus
sit fraterne correptione] que al mismo pontífice sumo se le
debe este afecto. Porque es, dice nuestro hermano, que tiene un mismo
padre con nosotros en el cielo. Y si por su dignidad perdiera
ese beneficio, sería de peor condición. Que los demás hombres
y casi el más infeliz en sus males, pues, no tendría qué en
le diese la mano en los peligros. Concluye, pues, [ergo possumus
cum corripere et incasit tenemur aliter papa esset
deterioris conditionis qua alii christiani]. Pero no se ha de entender
de la corrección evangélica, que esa sería errónea
consecuencia y principio para otras peores que sacan Gerson,

de los eclesiásticos, cuya voz siguen. Salgado, [De protect regi,
t. 1,] parte 1, capítulo 1, preludio 3. Simancas, [De catholicis instit],
título 45, número 35. No necesario valerse de esas razones cuando
el derecho natural es tan notorio y en la escritura tan
favorecido, como se saca de Jeremías 21: Eruite vi oppressum de
manu calumniantis ne forte egrediatur ut ignis indignatio
mea et succendatur. Salmos 81: Eripite pauperem et egenum
de manu peccatoris liberate. Eclesiastés 4: Libera eum
qui injuriam patitur de manu superbi. [Llare c.] subvenite
oppresso. De todo lo cual saca una legítima consecuencia
el angélico doctor [opuse 19], capítulo 15, que es de varones
perfectos y oficio de la caridad el librar de la opresión
a los afligidos y deshacer o resistir a los agravios
que les amenazan. Ex quo patet quod perfecti viri
debeant se ultro ingerere ad aliorum injurias repellendas,
etiam non provocati. Ad officium caritatis
pertinet quod aliquis oppressos ab opprimentibus
liberet. Esto, pues, pretende el papel, pues casi todos
los puntos que contiene son manifiestas injusticias
y se funda la inmunidad de los indios de las tales
cosas. En principios [per se nota] de la ley natural esto
en rigor a todos compete cum moderamine
inculpate tutelae; y en los príncipes con especial
obligación por su poder, al cual es tan fácil y suave la ejecución;
y por ser parte legítima en las causas de sus vasallos como cabeza del
cuerpo de la república, y por la misma razón a sus ministros, y más
en partes tan remotas, donde son sus ojos para el cuidado y sus
manos para la ejecución. Esto ostenta su celo, y esto conseguirá en
los malos la vergüenza, y en los buenos la doctrina. Con que o no se
afectará la ignorancia, o no se atreverá a tanto la insolencia. No
importa que allí muerdan los dientes y aun la presa. Y como se
{Al margen izquierdo: que allí dejaran}
consiga esto, no hay que hacer caso del estrago que les promete la
indignación a los otros. Satisfaga el señor Don Salvador Gómez de Espinosa
a la injusticia y a su celo con Job, que decía capítulo 29: Conterebam
molas iniqui, et dentibus illius auferebam predam. Que esos bocados
los sufrirá el papel, y dolerán en las manos del que rabioso
se arroja. No importa que ladren, que a la verdad nadie
la puede morder. Aunque todos se cieguen contra se entereza,
son saetas de niños que no pasan el sayo.
A lo 2.º digo que quisiera saber a quién se ha de recurrir.
Dirán que «a los prelados y superiores». A eso digo yo: Lo
1.º, que los prelados y superiores no pueden estar en todas
partes. Y que por más celoso que sea, conseguirá la observancia
en los puestos vecinos a su asistencia, pero en los remotos
será lo que los ministros quisieren. Porque no les alcanza

privativo de ellas en este sermón. Pero yo digo que la halló en los senos
de su malicia. Que él de cándidos ojos no se adelante un paso hacia
ella. Antes, topando los ojos con ellas, hace reparo la sanidad de la
intención. Sepa, pues, que no es imperfección permitir la propia alabanza
cuando es en recomendación de la doctrina. Porque entonces el fin principal
es juntarla con los buenos efectos en ellas pretendidos. Y
todo viene a parar en el provecho ajeno que a ese intento desea
Dios las suyas. Y hasta el imperfecto y balbuciente lenguaje
de los niños lo perfecciona para sus elogios. Dijo San Agustín in Salmos 102:
Laudari se vult Deus; et hoc, ut proficias, non ut ille sublimetur.
A ese fin permitió sus alabanzas el señor Don Salvador Gómez de Espinosa porque
a veces sirven de dar eficacia a la doctrina, y con el vulgo puede
mucho la aprobación del que la enseña. Y si es lícito en este caso
desearla, será muy justo el rendirla. Pues lo que añadiere la aprobación
de eficacia a la doctrina tendrá de parte el encomista
en su buen logro. Esto supuesto, porque no había de alabar
el reverendo Padre Francisco Combés la obra y el intento por temor de los
hazañerías de los padres regulares. Pues quien había de pensar que
habían de proceder tan imprudentes, que lleguen con la pasión a manifestar
el delito. Que poniendo el señor Don Salvador Gómez de Espinosa
las causas todas de la ruina de los indios, atribuyendo unos
a la mala disposición. Conque se ejecutan las órdenes del
gobierno en sus forzosas necesidades de fábricas y bandalas, otras
de la codicia de los ministros de justicia, otras de la ignorancia de
algunos eclesiásticos, hayan querido tomar todo el daño por su cuenta
la ruina de los indios, su cautiverio y todo lo demás que deplora
el reverendo padre predicador. No pudo prevenirlo porque, como en su orden
se ignoran esas cosas, no pudo pensar que era tecla, que haría hablar
tantas flautas. Y ¿quién había de franquear las prensas y solicitar
su aprobación sino una religión que tan rendida se muestra
a las cédulas de su majestad tan desinteresada con sus vasallos,
tan prudente con sus ministros, y donde apenas le toca sino lo
que los demás para consuelo de sus excesos le aplican? Enfrene,
pues, su destemplado ardimiento. Que ya declarado el ánimo,
acudiremos con el agua como a incendio que amenaza
con su ruina a la república. Pues, como sintió agudamente
Eusebio, el que persigue envidioso al bueno no tanto envidia
su dicha como la propia y la común de la república. Y todos
son interesados en el bien del que estudia en su felicidad.
[Si quis in videt viro fortunato is etiam patrie ac toti res
publica deniq sebi ipsi invidet nam virbonus feliciter agens
communis est prosperitas et civitatis et unius cuius que qui
felicitatis eun particeps fers potest]. Muerda, pues, que en
sangre de indios sacara teñidos los dientes muerte que en
su reputación hallará manchados los colmillos. Muerda que
el bien de todo el reino despedaza que consiste en la paz
y en la justicia.
Ya que le faltaron exclamaciones, dio en afectar
desprecios recreando la plebe con irrisiones. Y muy satisfecho
de su discurso, ¿dijo qué más? Dice que nos ha venido a la
tierra otro Joseph, otro salvador de las islas. Y hace mofa

todos cargan sobre el gobernador. Es que aquellos eran clamores
contra el hombre y estos son quejas descorteses
contra Dios. Y siempre obra entre nosotros más el temor
de los hombres, que vemos que el de Dios escondido
a nuestra ciega inconsideración. Salvador, pues, es padre
el príncipe que bien provee y ejecuta. Y salvador el ministro,
que bien aconseja. Y con mucha razón el señor Don Salvador Gómez
de Espinosa, que todos sus estudios los ha dedicado a la justicia
y a la conveniencia ajena. Y más este, en que más prácticamente
enseña a guardar justicia en lo más riguroso de su obligación.
Que por sólo ese le compete la propiedad del nombre de
salvador. Y por sólo ese les atribuye a los particulares tal vez
de la iglesia. Agustino, el nombre de ángeles, [hom] 2. [Apoc]
quia angelus nuncius interpretatur quicunque Episcopus
aut Presbiter autetiam. Laicus quomodo advitam eternam
perveniatur nunciat merito angelus dicitur. No
sólo merece la honra del nombre que tiene, sino la de ángel.
Pues enseña a los ignorantes la luz para caminar a la
rectitud. Les propone los medios para desterrar las tinieblas de la
ambición y codicia que la estorban. Y propone otros para enmendar
a los que porfiadamente se quieren perder, pidiendo
que su escrito sea instrucción para las justicias y pueblos, que es
lo que le pica. No que vaya a Madrid, que es risa eso que ya
se sabe que de allá. A lo sumo podrá venir una cédula —de
que hay tantas— a docenadas en la secretaria, sin que haya
tenido ejecución. El que se dé a los alcaldes mayores es lo que
temen. Eso les parece que es dar a un secular jurisdicción. Pues
dígame padre, si en España intentase un cura a lo menos
que contiene el papel, fuera menester cédula para que
lo estorbaba un corregidor, ¿escandalizaría la resistencia
justa de lo ilícito? ¿Debía aguardar para estorbarlo a su
prelado? ¿Hiciera mal que para impedir el mal que amenaza
todos tienen poder y aun obligación según la doctrina
que propuse al principio estorbarlo para el castigo solamente
recurriera a su superior pues aquí de Dios como quieren porque
estamos en Indias que sea más la autoridad de los curas
y menos la de la justicia? Vayan consecuentes. Y ya que quieren
tenerla mayor en todo, concedan les a las justicias siquiera
la que se tiene allá, ya que con la suya no guarden la proporción.
No importa que el remedio cause algún dolor y que tenga algunos
inconvenientes cuando de la omisión se siguen otros mayores.
Que aun los medicamentos para la vida llevan consigo ese inconveniente
inseparable a su condición. Nullum medicamentis
est quid adio provit quid ali quantulum non obsit, dijo Hipócrates
en sus aforismos. «No hay medicamento de tanto provecho
que no cause algún daño». Pero como sería necesidad en un
médico por ese pequeño daño dejar correr al último la vida,
así en los males de la república rehusar el remedio
de un grave accidente por la resultancia de otro menor,
hace de cerrar con el más nocivo, que este vencido presto.
Se rendirán los que no son de tanta consideración.
Levantamiento de Ilocos y Pangasinan

acabar con las costillas, no podría llegar a Dios que nos había
de juzgar a todos, mandó al gobernador nos guardasen y no nos dejasen
salir ni al pueblo. Luego que pude, di aviso al padre Fray Juan
de Isla como [a visitador]. Y le pedí procurase con el alcalde mayor de
Ilocos enviar socorro a estos dos partidos porque estaban de buen
talante; y en la audiencia del rey nuestro señor si los socorrían. El padre
visitador lo hizo muy bien como se verá hasta lo último. El
domingo que Gumapos estuvo aquí y se fue no hubo a mediodía gallina
que comer. Pero después mientras estuvimos encerrados, hubo
sobra de gallinas y huevos todo de limosna. Y casi todo el pueblo,
en particular las mujeres, confesó y comulgó, y hasta los que fueron
cómplices o en compañía de los que mataron al español en Balanac
confesaron, o todos por mejor decir. Y algunos hicieron
penitencia pública arrepentidos de no haber [descorrido] y haberse
huido a la provincia de Ilocos. Y pero como Gumapos amenazó el gobernadorcillo
de muerte (y que nuestras cabezas y pueblos e iglesia
había todo de perecer) se ofuscó tanto juntamente con el miedo de que
no la matase Gumapos a su mujer que fue a ejecutar la muerte
siendo así que él solo, y por [ser] natural, no hará mal a una mujer.
Grande confusión teníamos el padre Fray Luis y yo en
no saber lo que pasaba con los padres en Pangasinan ni en Ilocos y Cagayan.
Porque de los de Pangasinan, sólo nos decían que estaban ya
todos en Lingayen, ya en sus conventos. De las dos provincias no teníamos
noticia de cosa ninguna. El padre Fray Luis trató de ir a ver lo que pasaba
por allá arriba, dejando el riesgo más cercano y me persuadió a
mí lo mismo,
{Al margen izquierdo: La víspera de
pascua en respuesta
[di] unas candelas que
me envió el señor
obispo, le avisé
de lo que pasaba y
al padre visitador y
alcalde mayor, la
cual carta remitió
su señoría al
gobierno.}
le deje salir la noche después que le llevó el
principal de Aringay Don Dionisio [Maricdem], que cierto se puso
a gran riesgo y fue gran fineza, y la mayor que a este indio en este
alzamiento, porque obrar contra orden expresa de Malong y
en favor de padre [ya se verá]. Al llegar a la barra de
Purao, encontró con el Alférez Lorenzo Arqueros alguacil

en el pueblo, estando los demás en Narvacan. Llegó el padre Fray Benito
de [Mena] muy arrestado y con carta del padre visitador en que nos mandaba
a todos los religiosos no fuese nos a Bantay, pena de
mal [caso]. Y a los de la Amianan, que es a la parte del norte, envió al padre prior de Sinait
(aunque solo diga si yo gobernara muy diferente, mandara yo). Dijo
el padre Fray Benito era para hacer consulta para embarcarnos
todos. Entonces, hablé a los padres y les dije que el primer vos
era el mío por vuestro [p.l] y que [a] mi parecer, había [de ser] que cumpliésemos
con nuestra obligación. Pues sería gran desdoro de la
religión que se dijese que sólo para el oro queríamos ser ministros,
dejando nuestras ovejas en tiempo de la tribulación. Todos son
testigos y aun dijeron [que] me seguirían. Y en [día] dije al padre Fray
Benito que me refirió una fuerza de que trataba el padre visitador
para defendernos o para por tales como fue, que íbamos
perdidos. Y más cuando le oí decir había escrito también llamando
al alcalde y Don Alonso [Solibuen] que estaban en
Agayayos, adonde [paró] de la fuga y en donde le advirtió
el padre Fray Gonzalo [que] importaba toda su reputación [que] asistiese, y que
entre los dos, había habido voces sobre esta retirada o fuga que
se intentaba. Y que el padre visitador le había dicho al padre Fray Gonzalo
que aquello importaba y que él sabía bien lo que hacía. Llegamos
todos a Bantay y [Somalo]. En esto hubo nuevas del
socorro de Cagayan con que fue todo alegría. Y [ser lejo] la llamada de los
padres de la Amianan, y os [onlose] blasonar a algunos desde la cama.
Dije a mí sé yo, a fe que si hay nuevas del zambal que será otra
cosa, como sucedió que todos se [herbaron] y fueron llamados
a Vigan del [y] obispo. Yo no pude ir adonde no se trató cosa
de importancia. Y en cuya ocasión, dio el padre visitador licencia
a los padres para irse adonde quisieren, y en fin, [decía]
era de parecer el señor obispo podíamos en esta ocasión dejar
nuestras ovejas. No lo pude sufrir. Y desde la cama le escribí dos
letras [holgarame], viviera y refiera la carta, solo digo.

[que] no pudo esta carta alcanzar al enemigo, aunque digan. Respondió al padre Fray
Gonzalo que se guardase porque no le podía asegurar de los [calanasas] +. En lo de
{Al margen izquierdo: Tuve hecho memorial para pedir estas cartas que decían [que] las habían cogido. Pero [por] asegurarme el General Esteyvar no las había visto. Y los intérpretes lo dejé.}
ayudar a las viejas de Bacarrá fuera obra de caridad, mas sólo un poco de
oro que le trajeron o enviaron les tiene. Y desde principio las desengañó como
lo confesaron delante mí, además que para ayudarlas o había de ser por escrito
o de palabra. No ha pedido por ellas al general ni le han metido petición [g.o].
Tocante a la escribanía del difunto, el mismo padre Fray Luis, preguntando
yo a la india delante de él por [la] escribanía que le había entregado el difunto,
dijo [que] la había llevado el enemigo. En este punto, padre nuestro, me dijo esta india
[en andarse] que este oro del difunto, por concierto y gusto de los principales,
se lo habían dado al enemigo. No sé si le movió a decir esto el asegurarle
yo [que] lo había de pagar o si es verdad. Desde entonces propuse el dar parte a vuestro reverendo
padre nuestro para que avise lo que se ha de hacer. Y ahora pido a vuestra reverencia [que] esta comisión vaya
al padre prior de aquel convento, Fray Joseph Polanco, porque puede ser ocasión de
disgustos siendo otro de él que haga la diligencia. Y [que] le encargue vuestra reverencia [que] cobre y
busque lo restante del difunto para el Convento de Manila. Porque cuando [fui]
allá arriba, me dijo el padre comisario [que] tenía ya remitido todo lo que se había
a Manila. Y [que] no trate más que del oro. Y desde aquí no puedo negociar
y volver allá es muy trabajoso. Yo escribiré en estando desocupado [que] al
padre Fray Joseph Polanco vaya descubriendo campo mientras le llega la orden
de vuestro reverendo padre nuestro. Repartí la pimienta, libros y ornamentos por la provincia.
Y desde Narvacán y Bantay remití al padre prior de Tagudin todo lo que vuestro reverendo
padre nuestro le hizo merced, que ahora me ha socorrido a mí de ello mismo. Está ya
bueno, si bien no puede dormir, que es su mal antiguo. En lo del Padre
Polanco, que se queda en Bacarrá, vuestro reverendo padre nuestro lo habrá [mirado] bien. Pero
si yo pudiera hablar a vuestro reverendo, pienso [que] había de ir el padre Fray Lorenzo, aunque
se ha holgado mucho, porque por los españoles que están allí estaba ya
arrepentido. Y por mi parte me huelgo tenerle cerca, que es buen [colateral],
el padre Fray Cosme mudó de parecer y se queda en Candon. Conque al padre
Fray Luis de la Fuente di patente de [vicario] prior de Purao. Y para [Mariñas]
es mejor, que en fin es mozo y se pueden ayudar. A Laoag envié
al padre Fray Benito de Mena porque fue él que pidió el padre prior de aquel convento.
Juzgo [que] lo hará bien ahora con él. Al padre prior de Bantay escribí que si
gustaba del padre Fray Joseph de Sotomayor se lo enviaría, aunque me quedase
solo, que algún interés ha de tener su vicario de vuestro reverendo padre nuestro.
La verdad, sea que yo enviando vuestra reverencia religiosos a la provincia que se pasará muy mal
Carta dirigida al provincial de Manila sobre el patriarca de Antioquía, 1709

y que se verán probados por dichos de todos estos misionarios
extranjeros que en todos ellos tiene su excelencia tantos testigos
como hombres. Mas todo importará poco si su señoría pudiera
responder. Mas no pudiendo por estar muerto [temotrabajo.]
Por esto digo que no hay que atribuir a pasión lo que el
señor patriarca hizo. Porque puede ser que el no haber hecho
más sea favor. Bien que como nunca le descomulgó ni
le amenazó ni sabemos que fuesen las cosas notorias, extraña
más lo público del castigo (si lo fue, que yo no lo sé, aunque
lo sospecho). Por último, padre nuestro siendo forzosa la defensa,
yo, aunque cargado de escrúpulos, dijera todo lo que tengo
dicha y, no siendo, procura saber de su excelencia qué fue lo que
le movió a mandar lo que mandó. Mas nunca me atreviera
a levantar los ánimos contra él ni deseo que alguno [los]
[mucha]. A dios dará la cuenta como todos la hemos de dar.