Batac
- Title
- Batac
- category
- Philippines -- Places -- Luzon
- isBasedOnUrl
- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32180828
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- Batac
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- 32180828
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- 12
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Vocabulario Visaya de Pedro de San Nicolás y otros. 1700s.

Teñir de rojo de seda, paño etcétera. Talab
Terraplenar. Tambon
Ternillas o hueso entre el cuello y pecho. Balicat
Ternura o delicadez ut de fruta madura, hierba, cogollo etcétera. Lago
Terrón de tierra o de azúcar o de morisqueta pegada. Bual
Término de casa del tejado. Balisbis
Testículos de vivientes. Bayag
Testimonio falso o falsedad. Bintang
Testigo. Sacssi
Tesón de eficacia. Solong
Tentar o provocar a mal. Tucso
Tejado. Bubung
Tejo de oro o plata sin labrar. Sibug
Tes de rostro. Dalopepe
Tía hermana o prima de mi padre o madre. Dara
Tibio ut agua. Vide. Gamgam
Tibio o entibiarse ut agua. Ligamgam
Tibor. Gussi
Tibor mediano como de tres. Gantas. Guguling
Tiburón, pez. Pating
Tiburón, pez. Limpassit
Ticon. Tingposan
Ticon. Vide. Tangpos
Tiempo. Panaun
Tiempo u ocasión de la cosa. Mana
Tiempo largo o edad así. Soco
Tierra. Labicad
Tierra glutinosa buena para ollas. Pila
Tierra alta que no se aneja. Bacolor
Tierras en que se siembra de regadío. Gaua
Tierra pantanosa. Bana
Tijeras. Gunting
Tijeras que forman el tejado. Quilo
Tijeras para partir bongas. Calacati
Timón. Uguit
Tinaja. Tapaian
Tinajuela de china. Angan
Tinte o teñir de prietos. Tira
Tirar de golpe ut caña de pescar cuando pica el pez. Balicuas
Tío paterno o materno. Bapas
Tiranía o ¿ de lo ajeno. Saquim
Tirar hilo de metal por agujero haciendo alambre. Batac
Levantamiento de Ilocos y Pangasinan

mayor de Ilocos que venía en una tropa de Ilocos a sacarnos
de la prisión y se volvió con él hasta Bacnotan donde
me avisó en esta ocasión. Llegó el alcalde mayor Don Alonso
de Peralta a Namacpacan con el padre prior de Batac Fray [Gracalo]
que venía por segundo visitador como dicen los monjes
con toda la autoridad del padre visitador. Y el Padre Fray Joseph
Polanco envió pues orden a su alguacil mayor (a quien había
hecho merced de teniente de alcalde mayor de esta provincia) para
que no pasase de Bacnotan. Tuve yo también aviso [que] venía
una tropa de Zambales y escribí al alguacil mayor lo que
pasaba; y que procurase venirse de presto e ir a tomar
puesto a monacillo que era sitio acomodado para defender
la entrada del zambal a estos dos partidos y provincia de
Ilocos; y que mi carta se la remitiese al mismo alcalde
mayor a quien después escribí en la misma forma pero
siempre a su disposición como [de la pan] experimentado. (Así
de advertir que viendo [llevar] el maese de campo Don
Lorenzo Peding a su prior el padre Fray Pedro Dasmariñas por
nuestra prisión, le pidió licencia para venir a sacarnos y
juntó gente, lo supe y le escribí, advirtiéndole que no tratase
[de virar] porque sólo mil zambales valían más
que todos los Ilocos juntos. Y que asistió con españoles y
arcabucería. Bastante sería bueno venir a buscar los
zambales y que esta carta pasase al alcalde mayor. Y así
se hizo y hoy en día lloran los indios el no haber hecho caso
de esta carta). Pero ahora como vi metido al alguacil
mayor de Ilocos en esta provincia y que para Malong habían ya
pecado los de este partido en haber admitido en Bacnotan
a los españoles e ilocos y juntamente que decían venían
los zambales a buscar lo que había guardado en el

[vuestro reverendo] padre nuestro no era para nada, sino es [ya que] el gustillo de
segundo visitador le moviese o de visitador [primero]. Pues él lo gobernaba
todo. Que queriendo el padre Fray Lorenzo pasar a su priorato porque
el Padre Medina le pedía por [comp.o] (como si se pudiera hacer
sin agraviarle) y no queriendo serlo, el padre Fray Lorenzo le
trató de inobediente delante el visitador sin que hablase
palabra. Por cuya causa estuvo Purao cerca de un mes
sin ministro o más. Y al venir aquí encontró entre Bacnotan
y Namacpacan al padre Fray Joseph de Sotomayor y le
puso audiencia para que volviera puesto. Y en fin me mostró
a mí una carta del padre visitador en que le daba toda su autoridad
que ya le tenía dado [esto e] in nomine patris. & Y
todos los padres mozos están [a estos] de esto de padres mozos.
Y hasta yo no me [escapé]. Pues en Santa Catalina cuando
veníamos a Narvacan porque había juntado unos indios
de [Dalangdang] para cargarme, y sólo tenía uno
más que él, dijo que tenía tantos años de hábito, tantos
que el señor obispo me pidió [atenderlo]. Era yo su prelado que le
sufriese y metiese aquella entre las de los zambales.
Y en fin por hablar de paporreta dijo al padre delante
sus capitanes que los padres mozos le habían robado [todos] por
[su si en vez y] que ni vaca les daban cuando estaban en
Batac, cuando andaban huyendo de una parte a otra. En lo de
la guerra, cierto trabajó más que todos porque este
evangelio chiquito no ha de dejar lo bueno &.) Volviendo
a la guerra, supimos venían ya cerca los zambales y en esta
ocasión todos los principales del partido de Agoo enviaron
a Don Marcos Macasiam que murió ya ahorcado,
pidiendo al Alférez Lorenzo Arqueros que estaba en
Bauang con su gente que enviase a prender al padre de
Gumapas Don Miguel Carreño que daba aviso al enemigo.
Envió pues al maese de campo Don Lorenzo
Peding que murió en la batalla y después por ser

más temerario o valiente que prudente. Al llegar a Aringay
con cien soldados halló el pueblo sin gente y sólo los principales
que le siguieron a buscar el enemigo que decían estaba ya cerca. Apenas
pasaron el río cuando dieron con el zambal. Y estando hablando
de entrambas partes por las espaldas del Maese de campo Peding,
le apareció Don Miguel Carreño armado con otros seis o siete
indios. Le prendió y entonces exhibió un tejo del oro del padre Fray Luis y
nuestro que había dejado su hijo a su madre o abuela. Y preso le
remitió el maese de campo Don Lorenzo Peding a Bauang. Y por no haber
peleado con los zambales que, por ser pocos, pues sólo eran 102, se
huyeron. Llegando la noche, fue en su seguimiento hasta Agoo. Esta
retirada de los Zambales nos hizo mucho daño. Avisó el Alférez
Lorenzo Arqueros a su [Capitán Tore] por la provincia de Ilocos. Pudo
haber envidia o emulación de parte del superior o deseos de establecer
más su casa. Y dándole aviso después que venían muchos
enemigos, y que le viniese a socorrer, aunque el padre Fray Gonzalo
dicen le persuadió al alcalde mayor no saliese de su jurisdicción que
es Namacpacan donde estaban. Como le apretaba el alguacil
mayor sin esperar las demás gente que venía de arriba, se vino con
el padre Fray Gonzalo y sus [medios castillos]. Y llegando aquí envió
a Agoo a su teniente o alguacil mayor a socorrer al maese
de campo Peding porque los enemigos se llegaban y eran
muchos. Domingo 2 de enero de este año de 61. Después de comer,
llegó [Nicolás Medrano] a toda carrera, pidiendo socorro. Tenía
yo dos tibores de pólvora y me los pidió el alcalde mayor, asegurándome
el de Batac no me faltaría después. Aunque no la
veré [in die bues vita mea], los dice porque aunque quería quedarme
con el uno, apretaron tanto que me rendí. [No traba] decir yo que bastaba
a mí parecer el segundo visitador pero a la pregunta no
viene [vuestra padre]. Respondí con el ["señor sí"]. Llegamos a Agoo tarde
y hallamos a nuestro Lorenzo Arqueros muy ufano y animoso.
En fin dijo que los zambales estaban en Manacleo y que él

daría cuenta de ellos. Dormimos hartos sin comer ni almohadas.
Y por la mañana vino el dicho y aseguró la presa.
Pero volviéndose al ejército, vio muchos zambales y que
remolineaban los ilocos y en fin temió—y con razón porque
habiendo el Maese de campo Peding dejado el buen
sitio para pelear. Como era tan valiente, se fue a meter
con la gente a un carrizal donde tenía dispuesta su gente
sin orden ni concierto. Puestos los valientes en un puesto, sólo
que era un alto, y los demás en hilera, o en [ola] de
uno en uno y envió otra vez a Nicolás Medrano. Se trató
de retirada. Dijimos algunos que no sería bueno pues
teníamos tantas armas de fuego y ellos ni una. Y trató
el alcalde mayor de ir a ver la disposición del ejército,
a quien siguió el padre prior de Batac. Y yo dije iría también.
Y después se ordenó fuese la gente que había con toda la pólvora
y arcabucería, que fue gran yerro en parte a la pólvora
por lo menos. El padre Fray Gonzalo dijo se quería disfrazar
porque, conociéndonos, [no] hiciesen daño a los padres de Pangasinan
de rabia. Se vistió un vestido de un indio sobre el escapulario
y con la panza, parecía capitán muy alentado
de carnes. Yo con mi escapulario y [hebilla] y encima
un capote de color. Estaban los nuestros después de
un estero o arroyo que [se lo] halla lejos por el oriente.
Había peso para los caballos. Y por el poniente pasaba
la gente de a pie. Apenas pues vieron los zambales llegar
la [marcha] de a pie que eran hasta cincuenta arcabuceros con [sus] banderas
y clarín, cuando dieron por aquella parte el "Santiago"
con tanta prisa que apenas nosotros pudimos llegar a los
nuestros. Respondieron los arcabuceros disparando, pero
fue dos veces no más. Que si no huyen de la [multitud]

Respondió [que] no sentía tal y que solo había traído a la memoria
las mismas razones para que no debía dejar su
obispado. Vino el padre visitador de Vigan y trató de
[embarcarse] con el padre Fray Antonio y Fray Luis, si bien ningún
gustaba de ir con él, que antes querían pasar a Cagayan,
o arriba como después lo hizo el padre Fray Antonio que a Fray Luis
no se lo consentiría por no ir solo en el sampán. Y me
dijo, «¿Cuándo se embarcó vuestra reverencia?». Le respondí que, «nunca si la
obediencia no me obligaba, pues yo se lo mando a vuestra reverencia en
virtud de santa obediencia». Dijo el padre visitador a que baje
la cabeza y dije «ahora sí». Estaba allí el padre Fray Gonzalo (que
si va a decir verdad, él [solo], el padre difunto Fray Joseph Arias
y yo éramos los más fijos en esta opinión, aunque él fue
más dichoso, que lo cumplió mejor muriendo por esta causa). Y
dije al padre visitador, «Mira vuestra reverencia lo que hace». Tomé entonces la
mano y le dije que era de gran inconveniente el desamparar
todos la [provincia], y que pues el padre prior de Batac, padre Fray Cosme
y yo nos queríamos quedar, [que] nos dejase. En fin, dijo que sí, pero
que si el señor obispo se embarcase, no nos quedásemos. Dijimos
que sí y añadió [que] le persuadiésemos a embarcarnos como
él lo hacía. Cierto que esta diligencia del padre visitador que fuera
muy acepta a Dios si en un sampán [que] mandara, se embarcaran
todas las españolas, y que el otro sampán estuviera
prevenido para los españoles cuando no pudieran
resistir en Agayayos. Pero no había de haber sacado de allí
el alcalde hasta la forzosa, pues había caballos y [modo]
o que en la fuerza que decía [que] se defendiesen como se lo dije y
a él que solo en esto había faltado o errado tocarse a la guerra.
Dejó los religiosos aparte y me respondió [que] era ese su
intento, pero que los indios no acabaron la fuerza y que dejaron
luego a Agayayos. [Dígalo] por qué él les [mucho] matalotaje.
Él lo dispuso todo y lo trabajó todo, aunque al
alcalde le ha salido muy caro, pues perdió su reputación.

algún espíritu y gusto del señor obispo, advirtiéndoles que no venía bien
el decir [que] no dejaban la fe con lo que [se] obraban, y que ya no era en
odio de los españoles como decían, sino en odio de la fe y [ofensa]
de Dios, etcétera. Y cierto que estaba por lo menos todos los principales y
aún casi todo el ejército allí, y que nos oyeron con atención y se habrán
acordado bastantemente de nosotros. Cuando había algo de nuevo,
siempre se valía el señor obispo de nosotros y para todo y en primer lugar
del padre Fray Gonzalo, y faltando él, nosotros. Porque los señores clérigos
hubieron perecido con su pastor a no habernos quedado los religiosos
en su compañía. Se me quedaba el decir que cuando el alcalde
mayor se retiró de Agayayos, fue a Vigan y trató, por parecer de los
españoles e indios principales, de quitar las cabezas a todos los
zambales que había presos allí. Pero acudió el señor obispo con una
descomunión con que se libraron e impartió mucho para sosegar algo
a los enemigos, porque luego preguntaron por sus zambales. Y como
los habíamos remitido allá arriba cuando quería entrar el enemigo
el pueblo, enviamos luego por ellos. Nuestro alcalde
mayor y padre visitador tiraron de la barra de Vigan hacia Batac +
{Al margen izquierda: a esperar el socorro de Cagayan (que esperando tiempo para que viniese por mar, no quiso el alcalde mayor enviar los cagayanes por tierra sino después que supo había llegado Magsanop a [Pata]. En fin era castigo del cielo esta que había de venir a esta provincia con que todo [se obró], porque no faltase lo decretado allá arriba, que con poco socorro había bastante y aún si Don Felipe Ugalde hubiera enviado un sampán luego, etcétera.)}
y los vientos no les dieron lugar. Y así trataron de irse a Manila
como a la fuente del socorro necesario para la provincia. Supieron en
Bolinao [que] había fuerzas en Lingayen [y] fueron allá. Y importó cierto
mucho porque los padres de Santo Domingo aseguraban a los generales [que]
no había zambales en Ilocos. El padre visitador y el alcalde
mayor les aseguraron lo contrario con que al otro día marchó la gente,
de que doy gracias al señor porque esta fue la causa de librar
los pueblos e iglesias desde Santa Cruz. Y en particular [hasta] que
fuera mi muerte si la quemaran. Después el alcalde
mayor fue en sampán a Vigan con el padre prior Fray Luis de la
Fuente y el padre visitador por tierra con el ejército, de que ha
resultado levantarse los testimonios a que se satisfará después.
Volvámonos a Vigan adonde iba faltando todo, pues después
de haber comido los gallos, solo vaca era nuestro regalo. Cuando
yo fui a la casa del señor obispo, iba malo y lo estuve hasta que llegaron los zambales.
Se trató de enterrar la plata, así de la iglesia como las demás.
Don Gerónimo aseguró no darían con su entierro, siendo así que el

de Vigan, donde estaba ya el sampán del alcalde.
Y había llegado también el padre visitador, y luego fue Fray Gonzalo con
intento de ir [a] hablar a su hijo Magsanop. Y encontrándose con
los padres Fray Joseph Polanco, Fray Joseph de Mendoza, Fray Domingo de
San Miguel [y] Fray Lorenzo de Herrera en Agayayos les dio una fraterna,
diciéndoles que los frailes mozos habían perdido [en] Amianan.
Y era por el informe de los de Batac que nos aseguraron [que]
no habían tenido un día de descanso desde la entrada
del zambal en Vigan. Lo primero fueron todos a Bacarrá
con los dichos criados del señor obispo. Y algunos pasaron a Pasuquin
para irse a Cagayán. Y Don Juan [Matan], que sabía lo que [habérselo
impedido]. Luego se volvieron a Bacarrá donde se hallaron
nueve religiosos, que todos pudieron perecer allí. Después a Laoag,
Batac, Paoay. Aquí dicen [que] hubo mucho que ver porque había quien
andaba todo el día con el freno en la mano el difunto en todas
consultas que hacían, habiendo elegido en una por prelado al padre
prior de Laoag, Fray Luis de Medina. Siempre sentía el dejar sus
ovejas por cuyo amor murió de esta manera. Según pude averiguar,
se volvió de Laoag a su pueblo donde asistió a los
indios. Y el Día de la Candelaria, les dijo misa y predicó (en este tiempo
ya nosotros estábamos libres en Narvacan). Y sabiendo [que] venían
los enemigos, tuvo su caballo ensillado. Y le detuvieron, diciéndole [que]
le guardarían. Le llevaron a una casa de un cantor que me
dijo le había hallado allí cuando llegó de Laoag, que había ido allí
a no se qué. Trataba el padre Fray Joseph de esconderse o huirse si
{Al margen izquierdo: El padre Fray Joseph Arias, prior de Bacarrá, murió a lanzadas por los zambales, Día de la Candelaria, año de 1660.}
pudiera, diciendo no temía morir pero que hay muchos pecados [que] le
afligían. El cantor le dijo que a ser de noche pudiera librarle,
pero que ¿cómo lo había de hacer si los enemigos estaban ya en [el]
pueblo? Estando en esto, dice [que] vino un [indio] a avisarle que si no
echaba al padre de casa perecería él también. Con que llevó este
cantor al padre Fray Joseph a la casa de su madre, que era pequeña
y estaba vacía. Allí envió Don Tomás Bisaya orden que le metiesen
en la petaca. Dicen [que] fue allí el mulato que sirvió

Un candelero pequeño, una cruz del pendón. De un cirial falta
la cuarta parte, y el otro cirial la una parte. Un cáliz con su patena
más dos patenas. Una campanilla del cáliz de la custodia. Una
lámpara más las cadenas y remate abajo, que era como piña de
otra lámpara. Las cadenas del incensario y cuchara. El acetre
e hisopo. Unas vinajeras. Una salvilla esmaltada. Un [sahumerio]
que es más cantidad de la que dice el padre prior que falta, que es conforme
a la memoria de los sacristanes [que] me han entregado.
Oro
Una gargantilla de La Virgen con [ciriales] y esmaltada curiosa y
costosa. Una poma con su filigrana y cadenilla de que pendía.
Unas pulseras de oro grandes con [sobretoca]. Unos zarcillos esmaltados
con sus aljófares. Un rosario esmaltado ^ encadenado
en plata. Cuatro anillos con sus piedras.
{Al margen izquierdo: ^ engazado}
Ornamentos
Frontales, 15. Casullas, 9. Capa, 1. Paño de hombro,
1. Paños de cálices, 7. Albas, 2. Amitos, 17. Manteles
de [Kalinga], 7. Quebraron dos aras. Faltan casi todos los
doseles y adorno de la iglesia, que se quemó, que era el mejor de la
provincia. El pueblo está bueno y todas las visitas con sus iglesias en pie.
Se salvó el retablo del altar mayor y los [caraterales] por estar fuera
y quitados por la obra.
Aquí no se ha perdido nada ni quemado, que fue el pueblo más
dichoso de todo con su visita. Pues no vio enemigos ninguno.
[Sinect]
Aquí sólo Cabugao sé quemó, pero la iglesia no. Y de esta
visita falta algo con un ornamento más blanco de raso
nuevo que no aparece. Lo demás está bueno.
Frontales, 12. Casullas, 13. Paños de cálices, 16.
Paño de atril, 7. Una copa. Bolsas de corporales, 5. Todos
los doseles. Un palio, una bandera, un pendón bordado.

tan buen religioso como mercader valiera mucho. Él
vino al convento y se acabó todo, [si diera], porque entrambos
tienen [su piedra] allá, etcétera. Si bien el clérigo tuvo la culpa
y dio la ocasión, traté al padre comisario de lo del padre prior de Laoag.
Y le aseguré [que] deseaba [que] restituyese la honra a la provincia, pues
todos entrábamos, y que lo [que] pretendía era [que] dijese algunas palabras
generales delante Esteyvar. Y luego iríamos a
Batac, donde le llamaría. Y todos juntos pasaríamos a Laoag.
No se pudo componer así por las fiestas de la cruz. En fin, hice
con el padre prior de Laoag [que] me pidiese delante del general, [que] enviase
a llamar a los dos padres de Bantay y Batac para que
las fiestas fuesen más regocijadas. Lo hizo así y al llegar
el de Bantay a Batac me [recuestaron] del concierto. En
fin, les repliqué [que] si llegasen a Laoag, fuesen tan buenos
religiosos que obedecieran. Fueron recibidos del padre Fray
Luis y tratados con toda cortesía. Y se hacían las fiestas.
Y aunque dieron sus quejas le [desmenticuló] en lo que había
escrito. [Calló] tanto que lo notaron los dos padres. Y yo tomé +
{Al margen izquierdo: perdone vuestra reverencia este modo tan repetido en este proceso}
la mano y les advertí o insinué lo que vuestro reverendo padre nuestro mandaba, lo
que importaba la paz. Y en fin el padre comisario y el padre
Fray Gonzalo pidieron perdón enseñando al padre Fray Luis que
respondió que fuesen todos hermanos y que nadie se metiese
en los partidos ajenos. Todo el pleito es por Bacarrá, dije
entonces, como quien sabía en lo que tocaba el Padre Medina
que había de poner mandato al padre prior de aquel convento, que me
avisase si algún religioso mandaba allí hacer algo sin
su consentimiento. Por la [maña] me dieron los dos la queja.
Y Fray Gonzalo dio a entender [que] le importaba mucho a su [vecino] de
vuestro reverendo padre nuestro tenerle para la paz de la provincia, etcétera. Por el mismo
caso puse una audiencia para lo dicho al padre prior de
Bacarrá en la carta que escribí de aquí el otro día cumpliendo
con mi obligación y exhortando a todos a la paz.