Don Lorenzo Peding
- Title
- Don Lorenzo Peding
- category
- People -- Indio or Mestizo Government or Military Figures
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- Don Lorenzo Peding
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- 7
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Levantamiento de Ilocos y Pangasinan

mayor de Ilocos que venía en una tropa de Ilocos a sacarnos
de la prisión y se volvió con él hasta Bacnotan donde
me avisó en esta ocasión. Llegó el alcalde mayor Don Alonso
de Peralta a Namacpacan con el padre prior de Batac Fray [Gracalo]
que venía por segundo visitador como dicen los monjes
con toda la autoridad del padre visitador. Y el Padre Fray Joseph
Polanco envió pues orden a su alguacil mayor (a quien había
hecho merced de teniente de alcalde mayor de esta provincia) para
que no pasase de Bacnotan. Tuve yo también aviso [que] venía
una tropa de Zambales y escribí al alguacil mayor lo que
pasaba; y que procurase venirse de presto e ir a tomar
puesto a monacillo que era sitio acomodado para defender
la entrada del zambal a estos dos partidos y provincia de
Ilocos; y que mi carta se la remitiese al mismo alcalde
mayor a quien después escribí en la misma forma pero
siempre a su disposición como [de la pan] experimentado. (Así
de advertir que viendo [llevar] el maese de campo Don
Lorenzo Peding a su prior el padre Fray Pedro Dasmariñas por
nuestra prisión, le pidió licencia para venir a sacarnos y
juntó gente, lo supe y le escribí, advirtiéndole que no tratase
[de virar] porque sólo mil zambales valían más
que todos los Ilocos juntos. Y que asistió con españoles y
arcabucería. Bastante sería bueno venir a buscar los
zambales y que esta carta pasase al alcalde mayor. Y así
se hizo y hoy en día lloran los indios el no haber hecho caso
de esta carta). Pero ahora como vi metido al alguacil
mayor de Ilocos en esta provincia y que para Malong habían ya
pecado los de este partido en haber admitido en Bacnotan
a los españoles e ilocos y juntamente que decían venían
los zambales a buscar lo que había guardado en el

[vuestro reverendo] padre nuestro no era para nada, sino es [ya que] el gustillo de
segundo visitador le moviese o de visitador [primero]. Pues él lo gobernaba
todo. Que queriendo el padre Fray Lorenzo pasar a su priorato porque
el Padre Medina le pedía por [comp.o] (como si se pudiera hacer
sin agraviarle) y no queriendo serlo, el padre Fray Lorenzo le
trató de inobediente delante el visitador sin que hablase
palabra. Por cuya causa estuvo Purao cerca de un mes
sin ministro o más. Y al venir aquí encontró entre Bacnotan
y Namacpacan al padre Fray Joseph de Sotomayor y le
puso audiencia para que volviera puesto. Y en fin me mostró
a mí una carta del padre visitador en que le daba toda su autoridad
que ya le tenía dado [esto e] in nomine patris. & Y
todos los padres mozos están [a estos] de esto de padres mozos.
Y hasta yo no me [escapé]. Pues en Santa Catalina cuando
veníamos a Narvacan porque había juntado unos indios
de [Dalangdang] para cargarme, y sólo tenía uno
más que él, dijo que tenía tantos años de hábito, tantos
que el señor obispo me pidió [atenderlo]. Era yo su prelado que le
sufriese y metiese aquella entre las de los zambales.
Y en fin por hablar de paporreta dijo al padre delante
sus capitanes que los padres mozos le habían robado [todos] por
[su si en vez y] que ni vaca les daban cuando estaban en
Batac, cuando andaban huyendo de una parte a otra. En lo de
la guerra, cierto trabajó más que todos porque este
evangelio chiquito no ha de dejar lo bueno &.) Volviendo
a la guerra, supimos venían ya cerca los zambales y en esta
ocasión todos los principales del partido de Agoo enviaron
a Don Marcos Macasiam que murió ya ahorcado,
pidiendo al Alférez Lorenzo Arqueros que estaba en
Bauang con su gente que enviase a prender al padre de
Gumapas Don Miguel Carreño que daba aviso al enemigo.
Envió pues al maese de campo Don Lorenzo
Peding que murió en la batalla y después por ser

más temerario o valiente que prudente. Al llegar a Aringay
con cien soldados halló el pueblo sin gente y sólo los principales
que le siguieron a buscar el enemigo que decían estaba ya cerca. Apenas
pasaron el río cuando dieron con el zambal. Y estando hablando
de entrambas partes por las espaldas del Maese de campo Peding,
le apareció Don Miguel Carreño armado con otros seis o siete
indios. Le prendió y entonces exhibió un tejo del oro del padre Fray Luis y
nuestro que había dejado su hijo a su madre o abuela. Y preso le
remitió el maese de campo Don Lorenzo Peding a Bauang. Y por no haber
peleado con los zambales que, por ser pocos, pues sólo eran 102, se
huyeron. Llegando la noche, fue en su seguimiento hasta Agoo. Esta
retirada de los Zambales nos hizo mucho daño. Avisó el Alférez
Lorenzo Arqueros a su [Capitán Tore] por la provincia de Ilocos. Pudo
haber envidia o emulación de parte del superior o deseos de establecer
más su casa. Y dándole aviso después que venían muchos
enemigos, y que le viniese a socorrer, aunque el padre Fray Gonzalo
dicen le persuadió al alcalde mayor no saliese de su jurisdicción que
es Namacpacan donde estaban. Como le apretaba el alguacil
mayor sin esperar las demás gente que venía de arriba, se vino con
el padre Fray Gonzalo y sus [medios castillos]. Y llegando aquí envió
a Agoo a su teniente o alguacil mayor a socorrer al maese
de campo Peding porque los enemigos se llegaban y eran
muchos. Domingo 2 de enero de este año de 61. Después de comer,
llegó [Nicolás Medrano] a toda carrera, pidiendo socorro. Tenía
yo dos tibores de pólvora y me los pidió el alcalde mayor, asegurándome
el de Batac no me faltaría después. Aunque no la
veré [in die bues vita mea], los dice porque aunque quería quedarme
con el uno, apretaron tanto que me rendí. [No traba] decir yo que bastaba
a mí parecer el segundo visitador pero a la pregunta no
viene [vuestra padre]. Respondí con el ["señor sí"]. Llegamos a Agoo tarde
y hallamos a nuestro Lorenzo Arqueros muy ufano y animoso.
En fin dijo que los zambales estaban en Manacleo y que él

daría cuenta de ellos. Dormimos hartos sin comer ni almohadas.
Y por la mañana vino el dicho y aseguró la presa.
Pero volviéndose al ejército, vio muchos zambales y que
remolineaban los ilocos y en fin temió—y con razón porque
habiendo el Maese de campo Peding dejado el buen
sitio para pelear. Como era tan valiente, se fue a meter
con la gente a un carrizal donde tenía dispuesta su gente
sin orden ni concierto. Puestos los valientes en un puesto, sólo
que era un alto, y los demás en hilera, o en [ola] de
uno en uno y envió otra vez a Nicolás Medrano. Se trató
de retirada. Dijimos algunos que no sería bueno pues
teníamos tantas armas de fuego y ellos ni una. Y trató
el alcalde mayor de ir a ver la disposición del ejército,
a quien siguió el padre prior de Batac. Y yo dije iría también.
Y después se ordenó fuese la gente que había con toda la pólvora
y arcabucería, que fue gran yerro en parte a la pólvora
por lo menos. El padre Fray Gonzalo dijo se quería disfrazar
porque, conociéndonos, [no] hiciesen daño a los padres de Pangasinan
de rabia. Se vistió un vestido de un indio sobre el escapulario
y con la panza, parecía capitán muy alentado
de carnes. Yo con mi escapulario y [hebilla] y encima
un capote de color. Estaban los nuestros después de
un estero o arroyo que [se lo] halla lejos por el oriente.
Había peso para los caballos. Y por el poniente pasaba
la gente de a pie. Apenas pues vieron los zambales llegar
la [marcha] de a pie que eran hasta cincuenta arcabuceros con [sus] banderas
y clarín, cuando dieron por aquella parte el "Santiago"
con tanta prisa que apenas nosotros pudimos llegar a los
nuestros. Respondieron los arcabuceros disparando, pero
fue dos veces no más. Que si no huyen de la [multitud]

de las flechas, vencemos así como se dio el Santiago el padre Fray
Gonzalo [como] más [cinco pico] hacia a aquella parte. Pero como vio que los ilocos
se huían, fue el primero también que [volvió] las riendas, y luego todos,
dejando la polvera al enemigo. Y al pasar el mal paso por no acertar
el padre Fray Gonzalo el camino, se pudo perder. El alcalde corrió
también riesgo y en particular el maese de campo Don Alonso Solibuen
porque se le huyó el caballo y milagrosamente se le detuvieron y se
libró. En el [pasado] el paso malo que era buena campiña, vimos estaban
peleando allá arriba el maese de campo Don Lorenzo Peding y procuramos
detener los indios pero fue imposible. En fin este valiente
iloco murió en la batalla y por sumamente se le cayeron a todos los
ilocos las alas del corazón y no quisieron resistir al zambal.
Murió otro maese de campo por su [parte] porque era viejo y sin
provecho. Y queriéndole dejar el alcalde en Vigan, no quiso, y
después en Agoo le mandó no fuese al campo y se fue [a la] camarín.
Llamaban Don Pedro López de Vigan. No se puede contar las lástimas
de las mujeres, viejos y niños. Procuré no detuviésemos en
Aringay y no hubo modo. Luego en Bauang tampoco porque al
llegar aquí, ya los indios estaban por delante. Sólo los principales
aparecieron. Le rogué al alcalde mayor le detuviese. Y como
los indios pasaban todos seguidos, yo doloroso de mis iglesias estaba
dudoso y no trataba de ponerme a caballo tan a prisa, aunque
juzgo había ya entrado en mí el miedo por haber ido a la batalla.
En fin el Padre Polanco que estaba achacoso se halló bueno para
subir a caballo. Y el padre prior de [Basne] se apeó y vino a mí y
me dijo, «¿Qué hace vuestra reverencia? ¿Trata de tentar a Dios? Vámonos a Namacpacan
que allí se hará defensa contra los zambales». Obedecí
de suerte que no subí arriba y sin más que lo tenía a cuestas. Y
saliendo de aquí a la oración, llegamos a Namacpacan el otro
día, que fue martes 7 del mes, sabe Dios cuán cansados y afligidos.
Y todos los pueblos desde Agoo se conmovieron pero algunos
indios se detuvieron, otros pasaron hasta Laoag y en todas
las fugas hubo [paridas] en el camino. ¡Qué desdicha!