Hermano Fray Diego
- Title
- Hermano Fray Diego
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- People -- Catholic Church Figures
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32065649
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- Hermano Fray Diego
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Relación y otros instrumentos sobre el desacato de los Naturales de Dongalo. 1717.

El día 28 de mayo me avisó el Hermano Fray Diego
cómo había tenido noticias de que el juez
mayor había mandado que todos los indios
de Dongalo salieran a la sábana para señalarles
adonde habían de hacer la cerca, y
que si que yo le podía hablar para que no hiciera
tal cosa. Aquel mismo día por la tarde
estando sentado en la puerta del campo en
presencia del español que trajo el recado
y del fiscal mayor el Capitán Don Pedro de los
Santos, y de otro principal llamado Don Diego
Bernal llamé al juez mayor y le pregunté
si es verdad había echado bando para
que todos los de Dongalo fueran a la sábana
para señalarles adonde habían de hacer la cerca
y me respondió que era verdad. Porque todo
el común de Dongalo le habían presentado un
escrito pidiéndole lo hiciera así y que tenían
orden verbal del señor oidor fiscal para hacer allí
la cerca. Yo le respondí que pues el pleito estaba

El día 30 de mayo de 1717: Pasé a Manila a la fiesta del
domingo infraoctavo del Corpus y le conté a nuestro muy reverendo padre lector
Fray Joseph López lo que había pasado con el juez mayor y lo que me
había respondido dicho juez mayor. Y también le dije a su reverencia
como había oído decir que el dicho juez, había mandado que toda la
gente de Dongalo saliera el día siguiente lunes a hacer de facto
la cerca adonde él les había señalado, y su reverencia me dijo que
sería bueno el ver si se podía sacar un testimonio del escribano de todo lo
que respondiere el juez acerca de hacer la cerca adonde la hacía, o mandaba
que se hiciera. Y yo respondí a su reverencia que se haría como su reverencia
lo mandaba, y que le acompañaría al Hermano Fray Diego hasta el sitio
adonde los indios habían de estar haciendo la cerca, y que allí en presencia
de todos se le preguntaría al juez la razón que tenía para mandar
que se hiciera la cerca en aquel sitio. Llegado el día siguiente le
avisé al gobernadorcillo que mirara [que] habíamos de ir a la tarde al
sitio donde los indios de Dongalo estaban cercando las sementeras
y que mirara que había de ir junto su escribano y el juez mayor
y que había de ser después de vísperas, y este recado se lo
envié por dos veces con mi criado. Y respondió que sí, que iría,
y también envié a mi fiscal mayor con el mismo recado, y respondió
lo mismo. Y llegada la hora de vísperas o mucho después
de vísperas fue mi criado a decirle que ya era hora, y también envié
al fiscal mayor con el mismo recado, y que le dijera que allá le aguardaba
en la pedrera porque estaba la marca grande, y que yo había
de ir embarcado. Y después de haber llegado yo a la pedrera llegó
el fiscal mayor y el fiscal pasado que eran los que me habían de

acompañar. Y le pregunté por el gobernadorcillo y su escribano, y me dijo que
decía el gobernadorcillo que estaba aguardando su caballo, y que en []
iría, y yo desde allí le envié otros dos recados con [baguntaos]
que le dijeran que allí le estaba aguardando, y que
así que se despachara a ir cuanto antes porque ya era [tarde].
Y estando yo en este sitio aguardando llegó el Hermano Fray [Diego]
y allí estuvimos como cosa de una hora poco más o menos aguardando
al gobernadorcillo y su escribano. Y luego que yo llegué a la pedrera
llegué a un cobillo que estaba allí y desperté a mi criado que [estaba]
durmiendo por estar cansado de componer un pedazo []ca
que había compuesto desde por la mañana con dos [sirvientes de]
cocina, que le ayudaba para poder tener allí mis caballos [].
Y le mandé que me cogiera mi caballo que estaba allí []
y que cogiera otro para él, y otro para el chiquillo que
iba con los cojinillos y le dije que había de ir junto [conmigo].
Y viendo nosotros que no llegaba el gobernadorcillo [dijímonos]
poco a poco hasta ver si llegaba el gobernadorcillo. Y [dejamos un]
bantay en la pedrera para luego que llegara el que fuera al [sitio]
lado. Y por fin nos la pegó y no fue. Y discurro que fue por tener [cuñado]
casado en Dongalo llamado Don Luis Ramos que [fue uno de]
los muy desatentos aquella tarde, o por mejor decir, desvergonzados
sus obras y palabras. Y dicho gobernadorcillo se ha visto el que hace []
las partes de los de Dongalo. Y yo le dije al Hermano Fray Diego
camino en presencia de los dos principales que iban conmigo el que
les había de hacer cosa ninguna a los indios luego que llegáramos
donde ellos estaban. Y habiendo llegado allá, esto es [adonde estaba]

haciendo su cerca [que] era el sitio que llaman Santa Lucía. Y cuando llegamos, hallamos
que estaba toda la gente de Dongalo viejos, y mozos, y hasta los muchachos,
y todos los baguntaos, y sacristanes, que al parecer había más
de trescientas personas. Y luego que nos vieron llegar a donde estaba el
juez y sus compañeros, los motores del pleito, se acercó la mayor parte de
la gente, y nos fueron cogiendo en medio. Yo [reparé] que todos tenían
en las manos fuera de los bolos muy buenos garrotes y otros tenían
machetes y garrotes y algunos lanzas cortas, y el juez mayor su
alfanje. Y habiéndome yo llegado [donde] estaba el juez mayor le dije
que como hacía lo que hacía de haber echado [bando] para que toda la
gente saliera a hacer la cerca que estaban haciendo, habiéndole yo dicho
lo que le dije el día viernes en la tarde, me respondió que no podía
hacer otra cosa porque bastaba que [si lo] hubieran pedido todos los del común
de su pueblo. Y que bastaba la orden verbal del señor oidor fiscal que les había
dado para hacer la cerca donde la hacían. Y que así que ellos sabían
muy bien lo que se hacía. Yo le dije que nada de lo que había mandado
ni hacían era puesto en razón. Pues si él era [justicia] debía obrar como
Dios manda, y no hacer [una] sin razón como la que estaban haciendo.
Pero que Dios [cuidado] y que se resultare alguna cosa que él lo había
de pagar por fin [por] haber mandado hacer lo que todo el común
de Dongalo estaba haciendo. Y que esperaba en Dios el que no habían
de ganar el pleito, y también le dijimos que como decían que
se lo había mandado el señor oidor fiscal pues al Hermano Fray Diego le había
dicho dicho señor oidor fiscal que él no había mandado tal cosa, y a
eso respondieron ellos que a ellos se lo había dicho verbalmente. Y que
así [se veían] muy bien lo que se hacían, y yo le dije tanto a él como
al Capitán Pablo, y a sus compañeros: "con que vosotros diréis más verdad

antes el oír cosas que no quisiera oírlas. Y así todo se lo [o]
a Dios, y el muchacho mi criado por fin le quitó el alfanje
de la mano, y al quitárselo como el indio hacía fuerza [de]
soltarlo, se cortó el mismo con su mismo alfanje de la [mano]
un poco de la banda de adentro. Y, ya viéndose sin alfanje
otro de sus compañeros, le dio otro alfanje, y lo jugaba muy [bien]
no obstante de tener su mano lastimada. Y mi criado [se retiró]
dos pasos atrás defendiéndose de tanto garrote y alfanje [como]
llovían sobre él, y al retirarse para atrás se [enredó]
rodaja de la espuela en la rienda de mi caballo, y [cayó]de bruzas
porque el caballo tiró un [gelon] para atrás, y [entonces]
le rompieron la cabeza de un palo. Y un brazo se lo maltrataron
muy bien cómo se puede ver por esa certificación de
cirujano que le curó. Y si uno no llega y corta la [rienda de]
mi caballo paraque no se hubiera levantado. Y lo hubieran [ acabado]
de matar. Y yo con mi mano derecha cogí la rienda de mi [caballo]
para que no se me fuera porque estaba muy alborotado. Y yo [tuviera que]
pedirles el que se apaciguaran con la mano izquierda [que]
me servía como de broquel cuando les hablaba, cuando se [arrimó]
el hijo del Capitán Pablo, y me tiró un palo a la mano que
la dejó sin poderla menear por entonces. Y cuando yo [volví la cara]
vi que el Hermano Fray Diego, y sus vaqueros, y mi [muchacho]
iban corriendo a caballo, y la mayor parte de la gente iban corriendo
tras ellos. Yo me quedé allí con mi fiscal y mi [chiquillo]
que iba con los cojinillos. Y no pudiéndome yo poner a caballo

{Al margen izquierdo: mi fiscal pasado}
me ayudó a poner a caballo y juntamente con el teniente pasado que
estaba allí por ser de Dongalo, pero no se metió jamás en
bueno, ni en malo. También el segundo mayor que se hallaba también
allí, y ellos fueron los que me amarraron un paño en
la mano porque no me entraba frío en ella. Y me parece que
si a esos dos los llamaren, y debajo del juramento les preguntaren
lo que pasó, dirán la verdad por ser indios bien intencionados.
Y después que la mayor parte de la gente se había ido tras
del Hermano Fray Diego, y el juez mayor se había quedado allí con
[cha]otra parte de gente que vino se meneaban a cosa alguna.
Y le dije al juez mayor: "mira, Dios [ha] cuidado contigo pues ha sido
la causa de todo esto, y que a mí siendo tu ministro y tu
padre me han lastimado de esta suerte siendo siempre mi ánimo
el no haceros ningún mal, sino antes mucho bien.
Y si yo no fuera sacerdote y tuviera un alfanje en las
manos no había de haber quien a mí se me hace arrimara
porque antes que me llegaran al pelo de la ropa había se de caer
una media docena. Pero soy padre y así no puedo hacer
nada de eso y más cuando mi intención siempre ha sido
buena, y vine solamente porque no hubiera ninguna cosa
por ser vuestro ministro. Porque juzgué estando yo delante ninguno
se había de propasar, a lo que se propasaron." Estando ya
para querernos volver, y mi fiscal y mi chiquillo, llegó
el Capitán Pablo con toda la gente que le acompañaba que habían
ido tras del Hermano Fray Diego. Pegó ael Capitán Pablo lo primero