Capitán Pablo
- Title
- Capitán Pablo
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- People -- Military or Government Figure
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32065648
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- Capitán Pablo
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Relación y otros instrumentos sobre el desacato de los Naturales de Dongalo. 1717.

haciendo su cerca [que] era el sitio que llaman Santa Lucía. Y cuando llegamos, hallamos
que estaba toda la gente de Dongalo viejos, y mozos, y hasta los muchachos,
y todos los baguntaos, y sacristanes, que al parecer había más
de trescientas personas. Y luego que nos vieron llegar a donde estaba el
juez y sus compañeros, los motores del pleito, se acercó la mayor parte de
la gente, y nos fueron cogiendo en medio. Yo [reparé] que todos tenían
en las manos fuera de los bolos muy buenos garrotes y otros tenían
machetes y garrotes y algunos lanzas cortas, y el juez mayor su
alfanje. Y habiéndome yo llegado [donde] estaba el juez mayor le dije
que como hacía lo que hacía de haber echado [bando] para que toda la
gente saliera a hacer la cerca que estaban haciendo, habiéndole yo dicho
lo que le dije el día viernes en la tarde, me respondió que no podía
hacer otra cosa porque bastaba que [si lo] hubieran pedido todos los del común
de su pueblo. Y que bastaba la orden verbal del señor oidor fiscal que les había
dado para hacer la cerca donde la hacían. Y que así que ellos sabían
muy bien lo que se hacía. Yo le dije que nada de lo que había mandado
ni hacían era puesto en razón. Pues si él era [justicia] debía obrar como
Dios manda, y no hacer [una] sin razón como la que estaban haciendo.
Pero que Dios [cuidado] y que se resultare alguna cosa que él lo había
de pagar por fin [por] haber mandado hacer lo que todo el común
de Dongalo estaba haciendo. Y que esperaba en Dios el que no habían
de ganar el pleito, y también le dijimos que como decían que
se lo había mandado el señor oidor fiscal pues al Hermano Fray Diego le había
dicho dicho señor oidor fiscal que él no había mandado tal cosa, y a
eso respondieron ellos que a ellos se lo había dicho verbalmente. Y que
así [se veían] muy bien lo que se hacían, y yo le dije tanto a él como
al Capitán Pablo, y a sus compañeros: "con que vosotros diréis más verdad

que el padre." Y todo esto se le dije con palabras corteses, y sin [descomponer]me
en cosa alguna. Y le dijimos: "mira hijos nosotros no [venimos]
haceros ningún daño o vejación pues las armas que [traemos]
son esta correa de nuestro padre San Agustín" y se la enseñamos. [Y] [viendo]
con el modo que estaba el Capitán Pablo le dije: "[tu]
el peor de todos pues a todos los estás alborotando y todos [hacen]
lo que tú quieres porque te tienen miedo. Y andáis yendo
de ramas, para pleitear y [encogiendo] la plata [sus]
Dios adonde va a parar." Y me respondió: "yo sé muy bien lo que
me hago, y sé cuáles son nuestras tierras, y vosotros no y pues
hacemos la cerca [porque]sabemos que hasta aquí son nuestras [tierras]
y vosotros no sabéis lo que es vuestro. Y así esto que es nuestro [nos]
queréis quitar". A que le respondí, "¿cómo tienes atrevimiento de decir
una cosa como esa pues nosotros antes pecamos de sórdidos
que de avarientos pero solo tu podías decir eso que
eres cristiano. Pues, en todo el tiempo que he estado aquí []
no te he visto acción que huela a cristiano. Pues en todo evento
no has entrado en la iglesia ni una vez siquiera a oír misa. Ni
tampoco has cumplido con la iglesia. Mira si todo eso que haces
es lo que manda Dios. Y si es lo que yo digo, el que no hace acción
que sea de cristiano... Y a mí me toca como tu ministro
averiguar si oyes o no. Mas ya, pues no tengo por donde mecerte
el que la oyes en otra parte." Y me respondió: "es verdad que [no]
oigo en esta iglesia sino donde me parece porque os tengo [miedo]
porque todos me tenéis rencor. Porque decir que yo soy el [caso]
de este pleito de las tierras, y así no quiero ponerme delante []
ninguno de vosotros. Y tocante así oigo o no oigo [misa].
Muy bien, lo que me hago [es] que soy cristiano. Y me dijo [otras]

antes el oír cosas que no quisiera oírlas. Y así todo se lo [o]
a Dios, y el muchacho mi criado por fin le quitó el alfanje
de la mano, y al quitárselo como el indio hacía fuerza [de]
soltarlo, se cortó el mismo con su mismo alfanje de la [mano]
un poco de la banda de adentro. Y, ya viéndose sin alfanje
otro de sus compañeros, le dio otro alfanje, y lo jugaba muy [bien]
no obstante de tener su mano lastimada. Y mi criado [se retiró]
dos pasos atrás defendiéndose de tanto garrote y alfanje [como]
llovían sobre él, y al retirarse para atrás se [enredó]
rodaja de la espuela en la rienda de mi caballo, y [cayó]de bruzas
porque el caballo tiró un [gelon] para atrás, y [entonces]
le rompieron la cabeza de un palo. Y un brazo se lo maltrataron
muy bien cómo se puede ver por esa certificación de
cirujano que le curó. Y si uno no llega y corta la [rienda de]
mi caballo paraque no se hubiera levantado. Y lo hubieran [ acabado]
de matar. Y yo con mi mano derecha cogí la rienda de mi [caballo]
para que no se me fuera porque estaba muy alborotado. Y yo [tuviera que]
pedirles el que se apaciguaran con la mano izquierda [que]
me servía como de broquel cuando les hablaba, cuando se [arrimó]
el hijo del Capitán Pablo, y me tiró un palo a la mano que
la dejó sin poderla menear por entonces. Y cuando yo [volví la cara]
vi que el Hermano Fray Diego, y sus vaqueros, y mi [muchacho]
iban corriendo a caballo, y la mayor parte de la gente iban corriendo
tras ellos. Yo me quedé allí con mi fiscal y mi [chiquillo]
que iba con los cojinillos. Y no pudiéndome yo poner a caballo

{Al margen izquierdo: mi fiscal pasado}
me ayudó a poner a caballo y juntamente con el teniente pasado que
estaba allí por ser de Dongalo, pero no se metió jamás en
bueno, ni en malo. También el segundo mayor que se hallaba también
allí, y ellos fueron los que me amarraron un paño en
la mano porque no me entraba frío en ella. Y me parece que
si a esos dos los llamaren, y debajo del juramento les preguntaren
lo que pasó, dirán la verdad por ser indios bien intencionados.
Y después que la mayor parte de la gente se había ido tras
del Hermano Fray Diego, y el juez mayor se había quedado allí con
[cha]otra parte de gente que vino se meneaban a cosa alguna.
Y le dije al juez mayor: "mira, Dios [ha] cuidado contigo pues ha sido
la causa de todo esto, y que a mí siendo tu ministro y tu
padre me han lastimado de esta suerte siendo siempre mi ánimo
el no haceros ningún mal, sino antes mucho bien.
Y si yo no fuera sacerdote y tuviera un alfanje en las
manos no había de haber quien a mí se me hace arrimara
porque antes que me llegaran al pelo de la ropa había se de caer
una media docena. Pero soy padre y así no puedo hacer
nada de eso y más cuando mi intención siempre ha sido
buena, y vine solamente porque no hubiera ninguna cosa
por ser vuestro ministro. Porque juzgué estando yo delante ninguno
se había de propasar, a lo que se propasaron." Estando ya
para querernos volver, y mi fiscal y mi chiquillo, llegó
el Capitán Pablo con toda la gente que le acompañaba que habían
ido tras del Hermano Fray Diego. Pegó ael Capitán Pablo lo primero

contra el fiscal mayor que le hizo arrojarse del caballo [pe]
le hizo amago con el alfanje, y dijo: "tú has de morir [ahora]."
Y a mí me comenzó a maltratar de palabras, y viendo [el]
fiscal que le querían matar, el pobre se fue a favorecer [de]
mí. Y yo le eché mi justacor encima pareciéndome que por [haber]
ido a favorecer de mí no le harían mal alguno. No le [valió]
mi sagrado porque fueron los indios con sus [garrotes], y [machetes]
adonde yo estaba a caballo haciendo ademanes de []
con ellos, y gran gritería [por]que parecían diablos del infierno.
Y mi caballo como era arisco luego que vio que se le [acercaban]
aquella turba multa de gente con sus garrotes levantados
para dar con ellos arrancó a correr. Y viendo eso el
Capitán Pablo dijo a gritos: "corran tras de ese padre y [cójanle]
y a él le llevaremos preso a Manila." Y lo hicieron [así]
y lo mismo hicieron otros tras mi chiquillo, y como mi
caballo era ligero, ya iba desbocado, no me pudieron coger.
Y más de dos leguas anduvo corriendo mi caballo [sin]
poderlo sujetar. Milagrosamente, me escapé de que [no se]
hubiera muerto el caballo según por las partes por donde
corría por los muchos árboles que había. Y los muchos [garrotes]
que llevé cuando iba corriendo en la cerca que ellos [habían]
hecho, y en otros palos. Y cuando fue a parar el caballo
de una casilla donde habitaban los negros del señor obispo [de]
Camarines y, allí le pude parar contra una cerca. Y [brevemente]
porque llegó mi criado y se le atravesó por delante [mi]
caballo, y de allí proseguí a Malate, y Manila, y a mi

criado lo dejé en Malate, para que el día siguiente lo fuera
a curar el Capitán Rafael, como lo hizo. Y el alfanje del
Capitán Pablo con que me quería cascar, queda en Malate con
el padre prior por si acaso fuere necesario. Y el pedazo de machete
que los indios de Dongalo cogieron, que es verdad [que] era de mi criado
pero no lo quebraron en su mano sino en la de otro mozo
que estaba allí por no tener cosa alguna en su mano, se lo arrancó
de la cintura. Y le guardaba las espaldas porque no le
mataran. Y en su mano se lo quebraron de un palo. Y todo esto
que está escrito en estas hojas es la pura verdad y muchas
más cosas que pasaron que no es posible el poderme acordar de
ellas y más estando como estoy. Y todo esto se lo leí a los dos
principales que firman abajo para que vieran si todo esto era cierto
por haberse hallado presentes y dijeron ser verdad. Y algo más:
que "ay, no has puesto padre porque se te ha olvidado que dijeron aquel
día los indios e hicieron en la función." Y lo que después ha
pasado el padre prior de Malate podrá dar razón y lo que
vio también aquella noche cuando pasó a Parañaque. Cuando le
leí todo esto fue en presencia de Don Ignacio Pantaleón, y Don
Nicolás de Carabeo el día 16 de julio de 1717 años.
Fray Juan Serrano
Ignacio Pantaleón de Salazar - Miguel Mendes
Don Nicolás Carabeo - Pedro de los Santos