Sevilla
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- Sevilla
- category
- Places -- Spain -- Places
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32077432
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- Sevilla
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- description
- Seville was founded as the Roman city of Hispalis. Known as Ishbiliyah after the Islamic conquest in 711, Seville became the centre of the independent Taifa of Seville following the collapse of the Caliphate of Córdoba in the early 11th century; later it was ruled by Almoravids and Almohads until being incorporated to the Crown of Castile in 1248.[3] Owing to its role as gateway of the Spanish Empire's trans-atlantic trade, managed from the Casa de Contratación, Seville became one of the largest cities in Western Europe in the 16th century. Coinciding with the Baroque period, the 17th century in Seville represented the most brilliant flowering of the city's culture; then began a gradual economic and demographic decline as silting in the Guadalquivir forced the trade monopoly to relocate to the nearby port of Cádiz. https://en.wikipedia.org/wiki/Seville
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- 87
Location of Sevilla
Found 172 Instances of "Sevilla" on 47 Pages
Inventarium Generale Omnium Librorum huius Bibliothecae Conventus Divi Pauli Manilensis Ord. Ermitarum S.P.S. August. in hac Provintia SS Nominis JESU Philipinarume.

Pizarro, Varones ilustrados: 1
Herrera, Historia de las Indias decis: 1
Castillo, Conquista de Nueva España: 1
Hugones, de Militia Aequestri: 1
Sousa, Opera: 2
Pinto, Historia oriental: 1
Torre, Farfan, Descripción de la Iglesia de Sevilla: 1
Rivarola, Descripción de Genova: 1
Montalbo, Guerras de Hungría: 1
Argaiz, Poblacion de España: 1
Sigonio, Triunfos de los Romanos: 1
Dionisio de Cassia, Historia roman: 1
Vitrian, Memorias de Phelipe de Comnes: 2
Horatio, Flacco: 1
Homeri, Op: 1
Higini, Tabula: 1
Freiso, Theatro critico: 8
Estante 4
Justo Lipsio: 10
Guevara, Horologium Primcipum: 1
Julio Cesar, Commentaria: 1
Cassaneo, Gloria mundi: 1
Corpus, Omnium Veterum poetarum: 1
Bussiero, Historia de Francia: 2

[Paralta] Hector Pinto, Imagen de la vida: 1
Osuna, República de Dios: 1
Anguiano, El capuchino español: 1
Lozada, Escuela de trabajos: 1
Matute, Prosapia de Cristo: 1
Obras del Padre Puente: 6
Obras del Padre Ávila: 5
Osuna, Abecedario espiritual: 4
Bonaje, Discursos de San Rafael Arcángel: 1
Estante 5
Cubillas, Obras de San Francisco de Sales: 5 tomos
Encarnación, Obras de San Juan de la Cruz: 2
Álvarez, de Vita Religiosa: 1
Andrade, Itinerario y escuela de Cristo: 2
Zamora, Margarita preciosa: 1
Fernandez, Milagros del Rosario: 1
Carnero, La eternidad consejera: 1
David, Ocasio arrepta: 1
Vega, Devoción a María: 1
Valverde, Vida de Christo: 1
Boneta, Gritos del purgatorio: 1
Castro, Fisonomía de la virtud: 1
Sevilla, Dios trino y uno: 1

Santaella prácticas domésticas. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 5 (2) 4}
Santa Cruz Antilogía Sacre Scripture. {2 Tomos. Cajon 2 (1), estante 2 (1)}
Santiago Cuaresma y santoral.{ 2 Tomos. Cajon 9 (11), estante 3 (7)}
Santos Vocabulario tagalo.{ 1 Tomo. Cajon 6 (13), estante 7 (9)}
Sanzoles Epitome conceptuum. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 4 (2)}
Saona Discursos predicables. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 3 (2)}
Sapata Agricultura Espiritual. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 1}
Saravia de Jurisdictione. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5 (4)}
Sarmiento Prompturium Conceptuum.{ 1 Tomo. Cajon 3, estante 6 (9)}
Schaco. {3 Tomos. Cajones 3, estante 5}
Scherlogus in Cantica. {2 Tomos. Cajon 3, estante 3 (2)}
Scobar de Utroque foro. {2 Tomos. Cajon 10 (7), estante 4}
Scobar Summa. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Scot Vocabulario Utriusque juris. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5 (4)}
Scotto Summa moral. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Scotto Taumaturgo Física. {1 Tomo. Cajon 7 (9), estante 5 (4)}
Segneri Incredulus non excusatus. {1 Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 (9)}
Segura. {1 Tomo. Cajon 11 (6), estante 5}
Segura Vida de San Juan Nepomuceno. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 6 (4)}
Segusius Hostiensis summa aurea. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 3}
Seijas Corona Imperial. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 1}
Seita Sermones varios.{ 3 Tomos. Cajon 9 (11), estante 2 (1)}
Seijas Silvos del Pastor Divino. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 6 (9)}
Selve Dominicales.{ 2 Tomos. Cajon 3, estante 6 (9)}
Semeri Curso Filosóficas. {3 Tomos. Cajon 6 (11), estante 4}
Sermones varios de varios autores. {5 Tomos. Cajon 9 (11), estante 4 3}
Séneca. {1 Tomo. Cajon 6 (14), estante 1}
Señeri Cura y cristiano instruido. {7 Tomos. Cajon 9 (11), estante 5 (4)}
Sequeiros de Ecclesia potestate.{ 1 Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 (9)}
Serana Vida de San Francisco de Borja.{ 1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 4 }
Serra Curso Teologías. {10 Tomos. Cajon 4 (9), estante 6 (9)}
Severcio Summa moral. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Sevilla Dios trino y uno. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 5}
Sicardo Mártires del Japón. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 1 }
Sicardo Vida de San Nicolás de Tolentino.{ 1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 4 (3)}
Sicardo Vida de Santa Rita de Casia. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 4 (3)}
Siegler Regisidium anglorum.{ 1 Tomo. Cajon 6, estante 6}

Thomas a Santo Cirilo in Lucam. {1 Tomo. Cajon 3, estante 3 (2)}
V. Thomas a Kempis. {1 Tomo. Cajones 1 (2), estante 5 (4)}
D. Thomas a Villanova Opera.{ 1 Tomo. Cajon 1 (7), estante 4 (1)}
Thomasius Defensa fidei. {1 Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 }
Thomas a JESU commentar. in reg. carmel. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5}
Torres de Trinitate. {1 Tomo. Cajon 4 (9), estante 5 (4)}
Timpium speculum magnum. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 5}
Tirinus in Scripturis. {2 Tomos. Cajon 2 (1), estante 1}
Titelman Curso Filosóficas. {2 Tomos. Cajon 6 (12), estante 4}
Titelman in Cantica. {1 Tomo. Cajon 2 (1), estante 6 (4)}
Titelman Super Psalmos. {1 Tomo. Cajon 3, estante 1 (4)}
Toledo. {2 Tomos. Cajon 3, estante 4 (3)}
Toledo Summa moral. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (4)}
Toledo Curso Filosóficas. {3 Tomos. Cajon 6 (11), estante 4 (3)}
Tomé de Jesús Trabajos de Jesús. {2 Tomos. Cajon 13 (12), estante 5 (4)}
Torre Farfán de escripción de la Iglesia de Sevilla.{ 1 Tomo. Cajon 7 (9), estante 3}
Torre Agudezas de Oisen.{ 2 Tomos. Cajon 7, estante 4}
Torrecilla Summa y compendio. {14 Tomos. Cajon 5 (8), estante 3}
Tolosano de Republica. {1 Tomo. Cajon 11 (6), estante 3}
Torres Historia de las órdenes militares. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 3 (4)}
Torres Filosofía moral. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 3 (4)}
Torres Vida de la Madre María de San Joseph. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 6 (4)}
Tostado. {27 Tomos. Cajon 2 (1), estate 2 (1)}
Tournon Decreta de Festis. 1{ Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 (9)}
Tracto juris consultor uterg. falcultat. cum suis indicibus. {21 Tomos. Cajon 11 (6), estante 1 (2)}
Trillera Marial. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 5 (4)}
Trelles Asturias ilustrada. {2 Tomos. Cajon 7 (9), estante 2}
Sobre los Trenos de Jeremías. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 1}
Trinidad de Inconfesarios. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Triumphos del Agua Bendita.{ 1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 3 (2)}
Trullo expos. nostae regulae. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5}
Trulleric de Sacramentis et Bulla Cruz.a. {2 Tomos. Cajon 5 (8), estante 4}
Trujilio Varie Contiones. {3 Tomos. Cajon 3, estante 4 (3)}
Guía para el Padre Comisario que fuere a procurar agustinos para las misiones en Filipinas

que de nuevo se piden.
Para llevar su plata hasta Sevilla, se informará
del sujeto más apropósito y abonado que hay en el comercio,
y a este se la entregará en México con escritura
de entregársela a él en Sevilla, poniéndose así en
primer lugar, y en segundo al que le pareciere convenir
con consejo del presidente; a gente de la provincia por
si muere en el viaje; y de esta escritura de cómo,
y ante que escribano y el día avisará por menor
a Filipinas. La paga es a tres por ciento, y a veces *The author, probably Manuel de la Cruz, lets slip the first person heretuve
a más. Pero advierta que el portar la plata a la Veracruz
es otro concierto, que hace con el comerciante según
entonces corren los fletes, sobre lo cual se toma consejo
de los amigos inteligentes, y otros procuradores de Filipinas
que suele haber en las otras religiones ya expertos
dominicos, recoletos, o jesuitas etc. con quienes conviene
siempre correr bien. De dicha escritura se toman
dos tantos. Uno lleva el procurador consigo. Otro pone
en pliego en diversa nao, por muchas razones: pues le
pueden hurtar la escribanía, o perdiéndose el navío
salvar su persona etc. Y en ella se explicará si la plata
es doble, o sencilla, y como va fuera de todos gastos de
armada o repartimientos ordinarios y extraordinarios,
y los fiadores. Y cuidado con estas cláusulas: y a un
[tercer] tanto de la escritura es bien quede en el hospicio.
Toda la plata, o casi toda de la orden debe ir así,
mas

seguro en España (que hay pocos, y los de los conventos son
a veces los peores, porque en necesidad o sin ella se valen
los superiores de la plata, y droga adelante) soy
de parecer que es mejor con buenas escrituras prestarla
en Sevilla a mercaderes, con fianzas de entregarla
cuando se pida sin algún interés. Y con esto se podrá
pedir buenas hipotecas. En fin esto pende del hic
et nunc. Estos intereses no son buenos en nosotros, y con
ellos, y por ellos permite Dios, que acaezca muchas veces,
lo que suele entre el codicioso y el tramposo.
Llevar para España cajones de chocolate es error, y
horror los costos que tiene en portes y aduanas. En Madrid
se halle más barato, cuando es necesario regalar. Y así
lo han practicado procuradores inteligentes. Algunos
manojos de vainillas bien pueden llevarse, con algunos
rosarios de [linalo], molinillos, cocos sin guarnecer,
que si fuere menester en España se [guarnecen] mejor.
Su ropa para la Veracruz procure mancornarla
con la de algún mercader rico, que correrá menos riesgo
el perderse.
Tanteé bien el tiempo de bajar a la Veracruz, porque
es puerto enfermo, y no tiene qué hacer allí, y más si desde
México lleva y ha concertado el capitán con quien
se ha de embarcar, que así debe hacerse, porque allí luego
se dice qué navío es seguro, qué capitán trata bien o mal
a los camaradas, y desde México se le procura
captar

y ahorro. Y si es menester aprovecharse de algún
regalo. El tiempo lo dice. Mas no cargue de cacao si no
vale muy barato, como a tres reales. Y entonces puede
tomar dos o tres tercios para labrar en Cádiz chocolate
y en disparando pieza irse al navío sin pereza, pena
de no hallar quizá después en qué ir. Y aviso aquí que
en [] las naos de Filipinas no parece muy bien un
religioso con un tabaco en la boca, pero peor en las de
España. Y así en unas y otras procure ocultarse a chupar
con moderación, y pidiendo licencia al capitán para
ello, y en esto ha menester mucha prudencia por no
ocasionar muchos disgustos. Mejor es que comience
a mortificar esta pasión, que en España no ha de hallar
que chupar tabaco bueno.
En llegando a Cádiz para sacar la ropa
es menester licencia, pedirla y sacarla con paciencia,
aposentándose en el convento y no en otra parte y para
llevarla a Sevilla.
§.4 Cádiz hasta Madrid
Procure visto el prior saber quiénes son provinciales
en Andalucía y Castilla, y prior en Sevilla
y Madrid, y escríbales por el correo dándoles parte
que viene a España a negocios de su provincia de Filipinas,
y que se pone a su obediencia y servicio. Y escriba
a las demás personas que le pareciere.
Procure

Procure en el viaje tomar conocimiento con algún
mercader vecino de Cádiz, de mediano parte, no
de los muy altos, que le sirva allí de agente, y los hay
muy buenos de aquel género que allí llaman gansos,
que nunca arriban a mayor fortuna, y sirven
muy bien, si cobraran amistad, por ella y algún interés:
[en caso] de este dejara los trastos de navegar
hasta la vuelta, y algún dinero para las ocurrencias.
Y para llevar su ropa a Sevilla se
acomodara con alguno de los flotantes, o camaradas
a pagar el barco a medias o rata por cantidad
y tome mi parecer y váyase a Sevilla por tierra
que con la licencia que sacó para desembarcar pasará
la ropa por el río de Sevilla.
Aquí en Cádiz hará labrar el chocolate
que hubiere de enviar a Roma, si hubiere [de enviarlo],
que no es cosa necesaria y será en naves de
Génova, o Livorno: y algo para llevar a Madrid,
donde acaso lo hallará a mejor precio.
En Sevilla conviene agasajar con algo como
chocolate, y cosas de Indias al provincial y procurador
y en Castilla lo mismo especialmente al de San
Felipe.
Aquí le ofrecerán la plata por su escritura,
el que se la trae de México pero lo más seguro {suele ser}

suele ser no sacarla, sino dejarla en su poder, pero con
nuevo resguardo, sin cancelar la escritura. Las conveniencias
de esto el tiempo las avisa, y los sujetos con
quienes trata: y allí verá cómo ha de conducir a Madrid
la necesaria yo digo que por letra de cambio, si
la halla, o con la conducta del rey, y en fin según
viere es lo más seguro, con que con llevar a Madrid mil
y quinientos pesos lleva sobrado, y si faltare, para
menores cantidades no faltaran letras.
También cuando escriba al provincial de Castilla y procurador
de San Felipe ha de escribir al religioso que en Madrid
es correspondiente de nuestra provincia de Filipinas a su
procurador y si desde Cádiz no lo hizo no lo omita desde
Sevilla, y entonces conviene escribir al padre general
y asistente de España con estos puntos. Primero darle parte
urbanamente de su llegada. Segundo remitirle una vía de
la provincia en que van las actas del capítulo (si salió
de Filipinas por capítulo). Tercero decirle que tiene orden
de remitirle las coletas, que su reverendísima [ven]
si gusta las remita y y por qué vía. Cuarto que le envíe
la autoridad para sacar misión de las provincias de España
y las facultades de vicario general tan amplias como
se las comunicó el Reverendísimo Travolloni a Fray Álvaro
el año de 1688 por abril (y para esto será {bueno}

a conocer vuelve a correr las estaciones y pide la misión,
ponderando la necesidad que hay de religiosos,
y las muchas doctrinas, y en esta visita que ha
de ser al presidente fiscal, camaristas, y oidores,
descubre más tierra, y si halla repugnancias las
procurará vencer con oraciones, y medios humanos,
que se dejan a su discreción y al tiempo. Y viendo el
negocio maduro, aunque no sea mucho, presenta su memoria
pidiendo misión, y el numero necesario
y si las mercedes pasadas, no están llenas como constará
de las certificaciones que sacó en México lo relatará
para que se le confirmen, y si este memorial
sale bien ya tiene andada la mitad del camino.
Avisarále de ello el oficial de Filipinas y el procurador
le constará, firme luego el despacho, y entretanto
mete otro memorial pidiendo licencia para volver
a Filipinas con la dicha misión, y que se le dé la ayuda
de costa que a los demás religiosos.
Suele, y es ya de tablilla darse los despachos para
que la ayuda de costa se dé en Sevilla, mas no es
más que ceremonia y así se da otro memorial
para que lo que se había de dar en Sevilla se dé en la
Veracruz, y en este memorial dicho oficial de Filipinas
le dirá como ha de formarlo, que es despacho ordinario

sin alegaciones, y con él se acaba de sacar
la cédula, que es el despacho y libranza de la misión.
Y todas estas cédulas, según le dirá el mismo oficial
quedan trasladadas en un cajón de la secretaría que llaman
de libranzas donde se le entregan, y paga por
cada cédula a razón de a [ ] reales cada una
y esta cédula en que se le manda dar alivio de la
barcada, y otra cualquier cédula en que se manda
dar algo de caja real, después de estar en mano
del procurador se traslada con un escribiente en papel
no sellado, dejando a un lado un agujero, como le dirá
el dicho oficial, y así el original como el dicho traslado
simple, se llevan a la contaduría del consejo
de Indias, que está en Palacio, y se toma la razón
dejando allí el traslado, y cuesta un tostón esta
razón. Mas no la olvide el procurador que nuestro Padre Cruz
la olvidó, o no la supo, y se halló perdido en Sevilla
sin ella, y para suplirla gastó muchos pesos. Y como
digo es diligencia general en las cédulas, por donde se ha de
cobrar plata de la real caja.
Ya en estas diligencias pasa el tiempo, y tendrá respuesta
de Roma, y si ha llegado la primera vía de las cartas
de la provincia no remita la segunda que sienten mucho
los italianos pagar portes: sino le remiten

14
al principio porque será destruirse cobrar fama de rico
y regalado.
Supuesto tener ya el procurador su despacho del concejo
para la misión, y su patente del vicario general
o próximas esperanzas: tratara de ir disponiendo
su avío con tiempo. Todos nuestros procuradores han mandado
hacer la ropa blanca en Sevilla: mas
Fray Álvaro aunque tarde conoció el error y gasto,
y así en todo caso haga el procurador lo que se le dirá
ahora, y ahorrará por lo menos el tercio del gasto.
Primeramente a su correspondiente de Sevilla le encomiende
solamente que haga los trasportines, no colchones
diciéndole el largo y ancho, y el peso de la lana
que cada uno debe tener, y que no sean sino de esa medida,
y así no se descuide en determinarla. Ítem [que]
que con los trasportines haga las almohadas señalando
el tamaño y peso de la lana.
Lo restante de la ropa blanca hágala en Madrid
porque allí o hallara lienzo de Santiago o escoger
del más delgado haga camisas, de otro no tal calzoncillos,
y del más grueso sábanas, y las fundas
de las almohadas que pueden ser como las camisas:
y todo le saldrá mejor que si fuesen de lienzos de Francia,
que es lo que en Sevilla corre y a veces muy caro.
Vaya comprando unas arcas, o vaoles no grandes

sino pequeños que dos hagan carga ordinaria de un macho,
y en las almonedas se halla de esto en Madrid
mucho: y en ellas ponga su ropa cogida. Las sobrecamas
es la dificultad, unos procuradores las han hecho de
[cordella] se han hecho. Otros como Fray Álvaro y los de la
compañía de un generillo que llaman damasquillo de
Flandes. A los de Guatemala dominicanos los vi en
Madrid comprar frazadas ligeras, y tengo esto, por
mejor y más barato. [Espantarale] al procurador la
condición de todo esto a Sevilla, mas sin razón
porque una arroba cuesta de [porses] ocho reales de
vellón, y aunque la pague aún no sale un real
por camisa y es nada para lo que cuesta más el género
y hechuras en Sevilla. Tengo lo muy tanteado,
y vuelvo a decir que con todos los partes ha de ahorrar
más del tercio del costo de ropa. Pero no es necesario
pagar tales partes, porque para llevar a Sevilla
los religiosos ha de alquilar una o dos galeras vacías
de retorno y aquí lleva sus cajas de ropa, y
cajones de libros, y otra más carga, y paga lo
mismo cargando lo dicho, que yendo vacía, con solo
los frailes, porque si alquila toda la galera por un tanto
y así lo hacen los procuradores comúnmente para llevar

corre, y con el resguardo competente: porque es
viejo en la Compañía no querer otras regulares en las
misiones. Y para tratar cualquier negocio de estos
infórmese bien del hecho el procurador por las preguntas,
que necesariamente le han de hacer sobre esto.
En Madrid sabrá luego el procurador si hay
flota, [o vacas], o azogues y tanteara el tiempo para
juntar su misión, de forma que la tenga en Sevilla
al competente. Y [conjeturado] este con personas prácticas
le bastan cuatro meses para juntarla contándolos
desde que despacha la convocatoria hasta que se embarca
y aún le sobran. Y así llegado el tiempo hará imprimir
como cincuenta ejemplares de la patente del
padre general y hasta una docena la hará autorizar
en casa del nuncio por un notario apostólico,
que haga fee: y esto hecho o con original si está
presente en Madrid el provincial de Castilla se presente
ante él, y si está ausente le remita un traslado
auténtico y le pida licencia para usar de sus facultades.
Y al mismo tiempo escribirá a los provinciales
de Aragón y Andalucía pidiéndoles urbanamente
lo mismo y remitiéndoles dichos traslados auténticos:
y sea con toda cortesía y ponderación de lo que
importa al [servidor] de Dios, y bien de las almas

dará el procurador. Mas no conviene los de luego, que tiene
gravísimos inconvenientes que todos han experimentado,
y de que Fray Álvaro, reconociéndolos, se libró así:
“A todos aquellos que reconoció buenos para darles el hábito,
les dijo que se lo prometía y luego les hizo las informaciones,
mas con pacto, que habían de pasar de
seglares hasta México sirviendo a la misión
y allí les daría el hábito. Replicaban: ‘Padre, no es eso seguro.’
Y convencíales con esta razón: ‘De mi parte no
puede faltar porque desde aquí, os he de ir haciendo el gusto
como si fueseis religiosos, y no os he de repeler sin causa
perdiendo tanto gasto como con vos he hecho. Y si os repeliere
será por vuestra culpa y malos procedimientos
y así en vuestra mano queda el que os dé el hábito,
o no.’ Confirmáronse todos conmigo, y yo reconociendo
sus buenos naturales, les di en Cádiz el hábito.
Y así logré cuatro hábitos muy buenos, que ojalá fuesen
40.” Soy, pues, de parecer que hasta por lo menos
llegar a Sevilla no se le dé a ninguno el hábito so
pena de perderlos, o tragar mil pesares el procurador como
ha de hacer las informaciones por sí, o cometiéndolas a otro,
en cualquier convento se le dirá, y dará formula.
Y en todo caso donde los recibiere, no les dé por
sí el hábito, sino ruegue al prior del convento que se lo
dé, y aunque se excuse, ínstele [que] lo haga así.

el juicio bueno que tengo hecho de su persona.”
En esto pararen los ruegos y porfías, y aun muestras
de enfado, porque la traición, aunque agrada,
nunca agrada el traidor. Y traidor es a Dios,
al rey y su provincia el comisario que a sabiendos
admite un sujeto ruin.
No tema las amenazas, que le harán de que
escribirán contra él a Filipinas. Porque obrando
bien y con celo, luego se conoce, y antes acredita al
comisario. Contra Fray Álvaro escribió un padre muy
grave, así: “Si el padre comisario no fuese tan entero,
hubiera llevado de esta provincia muy buenos religiosos.”
Véase si el disparate puede ser mayor: de la entereza
se espantan los malos, no los buenos, y [escribirlo]
porque se empeñó que había de venir a Filipinas
un sujeto que estaba condenado a cárcel perpetua,
porque en más de 20 años había hecho muchas fugas
y otros peores desafueros.
No dé hábito a quien no supiere medianamente
Latín, que es contra actas de la provincia, y la
razón lo dicta porque jamás lo aprenden, sino
es que sea para lego.
Siendo ya tiempo de caminar a Sevilla, reconoce
el comisario las firmas que tiene, y presenta
al consejo el memorial que se sigue: “Señor

Fray Fulano, procurador general de provincia del Santísimo Nombre
de Jesús de Filipinas del orden de San Agustín y vicario
general de la misión, que vuestra majestad le ha concedido por su
real cédula, que conduzca a dichas islas, dice que los
religiosos que se han ofrecido e incorporado en la dicha misión
son los siguientes:
Fray Fulano, sacerdote de tal provincia, natural de tal lugar...”
Y así se irán escribiendo todos, notando los que
son coristas o legos, con su provincia, patria y edad.
"Y al fin, suplica a vuestra majestad se sirva de mandar aprobar
los dichos religiosos, y que se les dé el despacho
ordinario para que la Casa de la Contratación de Sevilla
los deje embarcar, en que recibirá merced" etc.
El comisario se dé que con uno o dos traslados
de esta lista de religiosos, que la habrá luego menester,
y el despacho que le dará el secretario del consejo
para Sevilla es cerrado, y lo debe cobrar, que sin
él no se puede embarcar y juntarlo con los despachos
de la misión.
Algunos comisarios han enviado con mucho tiempo a Sevilla
dos o tres religiosos a hacer prevención. Esto no es necesario
y puede ser nocivo, pues ya se suponen los trasportines
y almohadas prevenidas, y la ropa la lleva hecha de
Madrid. Y para recibir algo de esto no le faltará
en Sevilla algún religioso del convento, si al pasar

cobró algún amigo. Antes bien, debe medir el tiempo
de suerte, que ni los religiosos ni el comisario estén en Sevilla
mucho tiempo, que es grande el gasto y el riesgo
de que se le extravíen. Verbi gratia, la flota se echa para
San Juan, pues procure que estén allá el día de San
Juan todos, que siempre saldrá a mediado Julio.
Fray Álvaro concluyó con todos los negocios de la contratación
de Sevilla en siete días, y pudo en
menos, que como no hay plata que cobrar sino papeles
que sacar, en agasajando los oficiales inferiores
con diez pesos más, se gana mucho tiempo y se ahorran muchos
gastos.
{Al margen izquierdo: Nota sobre los libros que se han de comprar. Vide folio 62 y folio 69.}
Llegado el tiempo de recoger los religiosos, que no ha de
ser cuando ellos quisieren por más que clamen, sino cuando
el comisario juzgare conveniente, les remitirá licencias
en la forma dicha atrás para ir a Madrid o Sevilla.
Y les enviará dineros para el camino a juicio de varón
prudente. Letras para esto no son difíciles, que
dentro de San Felipe las hallará mediante los
amigos para toda Castilla. Mas para Aragón
y Valencia por las cartas, que de allá hubiere
recibido, escogerá uno que sea en cada reino
como cabeza. Y a él le remitirá [libranza] de
cambio, o le escribirá que si allá puede hallar
dinero con letra suya, lo pagará en Madrid.
Y cuando escriba al religioso que fuere como

su delegado en estas partes, si le parece, podrá enviarle
una patente del general de la arriba dichas, delegando
en él la facultad que conviniere al pie delante
de un escribano o notario apostólico, que no faltan
en San Felipe, avisándole que no admita religioso
alguno sin las calidades arriba expresadas, como
son estudios o capacidad de estudiar, y que no hayan
dado escándalo, diciendo que no siendo así
no los quiere ni admite. Los de Aragón pueden
venir a Madrid, como los de Castilla, que no
pierden camino. Los de Valencia sería gran rodeo
que se vayan derechos a Sevilla. Los de Andalucía
allí se reciben, remitiéndolos para cuando el comisario
vaya, o si están lejos como en Badajoz, que tomen
su camino a Sevilla a su tiempo.
A los que fueren llegando a Madrid trátelos
con agasajo, dándoles por la mañana chocolate.
Y si le pidieren algo de poca monta, no se [a coste]. Y
sea regla general hasta Acapulco, que a todos muestre
buen rostro y cariño sin particularizarse con ninguno,
aunque el trato sea proporcionado a las personas,
pues claro es que se debe más respeto al
antiguo y sacerdote, que al hermano o lego, mas
sea igual la estimación de cada uno en su grupo. Y para su

su consejo, o confianza de los negocios, y cosas que esfuerza
encomendarlaes, no repare en [letura], ni antigüedad, sino
en sí reconoce virtud y buen juicio en el sujeto. Y
si con algunos se hubiere de particularizar, sea con estos,
mostrando que lo hace por los buenos talentos que reconoce.
En habiendo tropa de ocho o más, trate de despacharlos
o a mula o en galera vacía, que siempre se halla
en el paradero de la plazuela de la cebada. Y en ella podrá
meter juntamente cajas de ropa de la misión y suyas.
Y nombre en cada tropa uno por mayor, que no conociéndolos
aún puede ser el más viejo, dándole para el camino
a razón de a diez pesos poco más o menos por sujeto, según
hubiere reconocido en su viaje de Sevilla como
corren las cosas. Y a cada tropa lea la patente del
general, y encargue mucho vayan con toda modestia,
ponderando cuánto escándalo sería que unos religiosos,
que van a la conversión de los infieles, y preparado
el ánimo para el martirio, diesen mal ejemplo en
los caminos. Y les advierta a todos, siempre que la conversación
[eligiere] lugar, que ni estima ni a menester
sujetos que no sean virtuosos y religiosos, y que los que
no fueren tales, antes desea se queden en España, pues
en la provincia han de ser de mayor daño que servicio. Y así

en caso de huírsele alguno, que si huirá. No se apure. Antes
diga con consuelo, y sin enfado, “No tiene espíritu ni
vocación para la misión. Más vale que él se vaya ahora
arrepentido de ir con nosotros, que no que nosotros
nos arrepintamos después de llevarle.” Y como digo, no
[temase], que los quien Dios le diere, no se los quitará el
Diablo por más que haga.
En la hospedería de San Felipe se suele pasar
trabajo, y a veces no caben en el convento. Cuando Fray Álvaro
pasó, el mismo prior le dijo que ni había celdas
ni camas. Por lo cual, se concertó con una casa de
posadas en la calle del arenal, y allí los recogió. Y
le salió más barato que en San Felipe la hospedería.
Esto la ocasión y el tiempo lo dirán, mas en
todo caso no los hospede el comisario fuera sin consentimiento
del prior, que se expone a grandes pesares.
Procure, pues, despacharlos luego a Sevilla
de forma que él salga el último, o con los últimos.
Y cuidado si las mulas son de retorno, que con mediana
diligencia se averigua, que es grande la diferencia
en la paga. Y si se halla con plata, deje
alguna en poder del religioso, que tiene los poderes
de la provincia por si después llegan algunos misionistas
los avíe a Sevilla. O si no hay plata,
prometa letra, que el procurador si se porta siempre

con la verdad y fidelidad que debe, halla muchos que
le fíen. Y así en todas sus cosas ha de portarse con mucha
verdad, y la menor falta de ella, y más en
materia de[ maravedíes], será de gran deshonra
para él y su provincia.
Antes de partirse de Madrid, se despida urbanamente
de todos los señores del consejo y oficiales
de secretaria. Y tome todas sus cédulas y despachos
del consejo, y llévelas al oficial de Filipinas, dándole
algo por despedida como uno o dos doblones, y
ruéguele que reconozca todos los despachos para ver
si les falta algo y si está tomada la razón en
las cédulas, aunque sean duplicados. Y si nada
falta, dé a Dios las gracias, y si falta, diligéncielo. Y despedido
del convento, tome su camino a Sevilla.
Y siempre pondere que lo que más desea en su misión
es sujetos virtuosos, y assi sobre el temor de Dios hay
letras, es grande el bien. Pero, si falta lo primero, antes
daña que aprovecha lo segundo. Y macear en esto importa
mucho porque hay unos letorcitos de media tijera, que
piensan honrar la misión, por [qu.tro] consecuencias.
Y a título de ellas proceden sin modo ni religión porque
los casos son malos, y puede ser que viendo este dictamen
fijo en el comisario, se refrenen y entren en
más cordura.

§.6. Para Sevilla.
Aquí hará de repartir los transportines y almohadas con sus
sábanas y fundas para que haya camas en que dormir,
mas no reparta más ropa hasta estar embarcado. Déles
chocolate por la mañana [con pan, queso] y el más
barato desayuno, y háyase con la misma urbanidad
con los religiosos sevillanos, aunque no sean de la misión.
Si en Sevilla le quitaren algún religioso, tenga paciencia,
pues el consejo y nuncio están lejos. No riña,
por eso, con alguno mas protéstele las censuras con paz,
ponderando el mal que se causó, y carga de restitución.
Y abra más los ojos que en otra parte, porque hay
poco tiempo de experimentar los sujetos, y le encajarán
el díscolo por santo, como a Fray Álvaro
sucedió con uno. Y tenga esta regla, si consultare
sobre ello a religioso sevillano, que no faltan siempre
allí muchos buenos, repare en si se excusa
diciendo que no conoce el sujeto, y no quiere empeñarse
en abonarlo si no tibiamente. Si esto ve,
crea que el sujeto es ruin, que si Fray Álvaro
hubiese observado esto con el dicho uno, no se hubiera
engañado. Si es bueno, luego se lo alabarán
diez veces más de lo que es, y en aquella
provincia y casi todas, los sujetos son jarros de aldea,
que todos se conocen. Desde aquí trabaje en que no
haya parcialidades, antes las abomine, y de propósito

que trae de la corte, que son la concesión de la misión,
y su paraje, y el despacho cerrado que es la
lista de los sujetos. Visitase para esto al oficial
mayor, que es inferior, y a los señores no es necesario
porque todo el despacho es ordinario. Este oficial
le dirá al comisario como ha de hacer el escrito para
presentar los papeles y pedir la reseña. Y a este tiempo
tiene preparadas certificaciones de los priores de dónde
salieron los religiosos. Y si no las tiene verdaderas, como
acontece, se hacen en Sevilla de diversas manos,
ajustando los días, que son menester para Sevilla
antes más que menos. Verbi gratia, si se supone [que] llegó el
religioso a Sevilla a 15 de junio, la certificación
del que sale de Pamplona podrá ser a 15 de marzo. Malas
que salió de Córdoba si se supone llegó a 15
será a diez del mismo junio. Y para ajustar esto
y lo demás se le advirtió, que guarde el comisario la lista
que presenta al consejo, pues en ella se dice de dónde
sale el sujeto. Ídem sacará otra certificación
del padre prior de Sevilla de los días en que fueron
llegando las tropas. Y estas certificaciones se llevan
al correo mayor de Sevilla (según le dirá dicho
oficial mayor), para que saque la certificación
de las distancias y leguas, y se entregarán todas
al dicho oficial. El despacho del correo suele ser cuatro
pesos lo que cuesta, y puede regañar y note

que el rey da a siete leguas por día, u ocho, y por
ellas ocho reales de vellón, y por los días de [deresión]
en Sevilla dos reales. Vea el comisario cuánto
importa ajustar esto bien para cobrar después en
la Veracruz más o menos estos despachos,
dice nuestro padre, que cuestan como cincuenta o sesenta
pesos. Y así es, y subieran o bajaran poco más o
menos según dicho oficial a quien se paga todo fuere.
La reseña la vienen a hacer al convento y desde
el día antes, recorre el comisario su lista. Y a cada
religioso da el comisario su papelito que lo sepa, para
responder cuando le preguntaren. Porque muchas veces,
le faltan sujetos de la lista y entran otros en su lugar,
y no han de responder si no por los nombres y lugares
que hay en la lista. Y así el papelito contenga: “Responda
cuando llamen Fray Fulano, y diga [que] es de tal provincia
y lugar, y que salió de tal convento.” Y advierta
el comisario, que aunque no haya ficción alguna,
es necesario dar este papelito, para que cada uno
sepa responder sin turbarse ni equivocarse, porque
suele haber algunos muy torpes. Y si entre
los de la misión o vienen italianos, irlandeses,
u otros extranjeros, los podrá pasar por "de Barcelona,"
o "Valencia," que si son vasallos del rey
no es engaño de monta, y corre así. Estos papelitos
de las respuestas se guarden para las dos

reseñas, que le faltan, que son en Cádiz, y después en
la mar ya navegando, y aún otras dos en la Veracruz
y México donde deben ser las respuestas uniformes,
pues se pregunta por la misma lista.
En Sevilla puede prevenirse, o en Cádiz, según
sintiere le saldrá más barato. Tráigase de Madrid
como diez libras de azafrán, mas en Cádiz compre
canela para las moliendas de México como cantidad
con que moler treinta arrobas. Media docena de
botijas de buenas aceitunas, otros tantos o más barriletes
de alcaparras, y alcaparrones, para regalar
con estas cosas en México, y también para el mar del Sur
algunos barriletes de guindas en conserva. Soy de
parecer que no haga provisión de almendras, que se
[apolillan], y sirven poco en el mar del Sur. Vino
para misas para la provincia tampoco lo compre en
España, que mejor le esta [comprarlo] en la Veracruz,
y más con la merced de su majestad que
está en el Hospicio de México, de comprar allí
sin derechos una pipa en que se ahorran cien pesos.
Compre empero algún vino tinto que se llama
tintao espichara de Sanlúcar, que es regalado
y medicinal. Mas no lo ponga en frasqueras,
porque se le perderá al llegar a la altura de Canarias
como a Fray Álvaro sucedió, sino póngalo

en barriles pequeños de a cinco arrobas. Podrá
empero comprar una frasquera de aguardiente
mistela en Cádiz, que sirve en todo el camino,
y otra frasquera con tres frascos de agrio de cidra
de Génova, y algún agrio de limón o agraz, y agua
rosada, y cosas así que todo puede meterse
en una frasquera. No soy de parecer que
compre más medicinas ni aguas frescas. Que
siempre la nao lleva botica, y cuando es menester
se usa de ella. Y llevarlas de sobra es poner
en tentación a los sujetos de querer sin necesidad
estas medicinas y aguas con gran daño, como
sucedió en la misión del Padre Fray Isidro. Solo será
bien se provea de una jeringa, y un bote de jirapliega,
y recado de echar ayudas, que siempre
son menester y no tiene riesgo. Provéase en Sevilla
de cincuenta o más pares de zapatos para hombres,
no niños, aunque de diferente tamaño, que en la
nao son menester, y en la Veracruz, y délos
solamente cuando viere la necesidad. Y algunos
pares de medias de lana son buenas también
para socorrer a algunos. Con la entrada de las brisas
en el golfo suelen cogerse resfriados. Y para esto
en la frasquera dicha son buenos dos frascos

de agua de borrajas, que tomando un poco caliente
se suda sin riesgo mayor de encendiere la sangre durante
la misión de la China. Es conveniente aprovecharse
en Madrid o Cádiz de algunos anteojos de
larga vista, estuches chiquitos, relojes de campanilla,
todo esto no de lo mejor, sino del más barato
con que esté exteriormente algo curioso. Algunas
imágenes y pinturas del Salvador o de Nuestra Señora etc.
Todo lo dicho arriba se compra en Sevilla
si se halla o dónde pudiere. Libros le saldrán regularmente
más baratos en Madrid. Y tenga por
aviso no cargar de libros predicables [romancistas],
que es droga y acá hay harto. Lo que más es menester
es sumas de moral, según se le hubiere encomendado,
y de los libros nuevos teólogos, o canonistas,
dos o tres juegos. Por ahora necesita la librería
de Manila de todo el juego de Barbosa,
de un Sánchez de matrimonio, y si se halla,
un juego del cardenal de Lugo. Historia moderna
tampoco es de despreciar. Obras antiguas, aunque
sean santos, pues acá hay, y sirven de poco.
Y [también] provéase de un cajón o dos de bujías, para
la misión decir misa en México, que es buen
ahorro.

Paréceme que de hoy en adelante, puede enviar esta
provincia a México algunas mantas para hábitos negros.
Si esto no se hiciere, será menester que en Sevilla
o Cádiz compre el comisario anascotes, o picotes para dar
hábitos en México. =
Ajustados los papeles recados y reseña de la contratación
de Sevilla, se trata del viaje a Cádiz. Y
antes se me olvidó de decir, que la reseña se hace en
nuestro convento. El comisario raras veces tiene celda para
ella, y más que suele venir uno de los señores jueces
de la Casa de la Contratación, con el oficial mayor
recíbesele en la celda de un padre ministro amigo, y previniese
colación chocolate, agua fría, o limonada. Y cuidado
aquí de que cada uno tenga su papelito con el
nombre propio, o el que se le ha mudado, con su patria
provincia y convento de dónde viene. Y aunque estas drogas no
las ignoran los de la contratación, es necesario obrarlas de suerte
que no las entiendan.
Para ir de Sevilla a Cádiz se hace una memoria
del [foro] de la misión, diciendo tantas arcas, tantos
barriles, tantas botijas para el avío de la misión,
y esta memoria se presenta en la aduana de Sevilla.
Y allí se toma despacho para que todo pueda caminar
a Cádiz por el río en barcos. Y en el río salen las guardas
a visitarlo, y si les puede contentar con dos
cajetas o cosa así alquílense pues los barcos necesarios

el comisario en ella con el prior de Sevilla. Y si
la aprueba se haga, y si la contradice dejarla más
en Cádiz al embarcarse no es dispensable porque todas
las misiones la practican. Y así no hay que tomar
parecer, sino dar por supuesto que debe hacerse y hacerla.
En Cádiz va la procesión hasta la puerta
de la mar, y antes de salir en un buen lugar de la
calle se hace la plática. Y para estas pláticas de
Sevilla y Cádiz desde Madrid el comisario echa
el ojo a dos buenos predicadores de buen [guito],
y se las encomiendan para que se aparezcan, y las
tengan bien estudiadas. La materia puede ser
ponderar el gran bien que Dios hace a los que
nacen en tierra de católicos donde beben la
verdadera fe con la leche. Que este gran beneficio,
no se puede volver a Dios mejor, que dejando
por su amor la patria, y caminar en
busca de los infieles para enseñarles la fe verdadera,
y hacer conocido a Dios, que esto es
lo que al presente ejecutan los misionarios.
Y ponderar lo mucho que en esto hacen, si es
por verdadera caridad de Dios y del prójimo
y que así se desnuden de otros afectos o fines
y sólo por el más perfecto se embarquen, fiando
en Dios que les ayudará llevándolos a salvamiento.

de popa enteras con los catres fijos (que el capitán hace)
que en ella cupieren, y los que faltaren en el barcazar,
o santabárbara, limera. Que han de meter tantas piezas
de cajas en dichos lugares, o el capitán les ha de
meter en otro lugar que ha de dar de comer a primera
mesa a los religiosos y en segunda a los mozos, y que
tantos. Que la paga ha de ser tanta, o en Cádiz, o en
Nueva España. Mas si por accidente no pudiere
venir así concertado, concertará los lugares de los
catres, y fato, y rancho, y meterse su matalotaje
que hay hombres abonados en Sevilla que hacen enteramente
un matalotaje como se les pide por un tanto.
Ya lleve por su cuenta el matalotaje o ya
sólo su fatos, siempre conviene el conducirlo
a Cádiz cerca de la partida para no desembarcarlo
en la ciudad, sino derecho meterlo en la nao
con uno o dos religiosos que miren por ello mientras
se embarcan los demás.
En estando en Cádiz la misión, se vuelven a presentar
los despachos a un oficial de la contratación
que suele ser el mismo que los reseñó en Sevilla
y se hace otra reseña, y se vuelven a cobrar los despachos
con gasto de media docena de pesos. Después
navegando vuelve al general de la flota a hacer otra

debe buenas obras, y religiosos graves de Madrid, y
Sevilla, mire que es cosa muy indecorosa esta misión.
Y en avisándole el capitán del navío embarque
los religiosos con la procesión y solemnidad
dicha. Y si fuere menester podrá volver a tierra
o sólo o con sujeto de confianza a ajustar sus negocios.
Suelen estarse dos o tres días a bordo sin
partir la flota, y así es menester oler bien cuando
arranca para no tenerlos así embarcados, no moviéndose
por las piezas, [de leva], ni por lo que el vulgo
dice, sino oír a los prácticos. Porque a veces hay
mares en la bahía y se almadían y vomitan el poco
espíritu que tenían, y son sentados con el mare vidit
et fugit.
§.7. En la embarcación.
No se le quita al comisario, que con los sujetos de la misión,
que juzga prudentes se aconseje. Mas ha de ser
privadamente y no por modo de consulta, de suerte
que entiendan le han de gobernar y que por sus votos
sean resolver las cosas, porque todo será una [rediveles].
Antes procure sin decirlo obrar absolutamente
en lo que ve es razón sin doblarse por dictámenes vagos
que son ciegos. Y si reconoce que alguno se hace
cabecilla, y gusta de tener séquito y halla por
los suyos como procurador de este haga menos caso.

que sin faltar a las obligaciones del estado se ha de pasar bien en él.
Luego que de fondo y pueda se desembarque el comisario
con dos o tres religiosos y ajuste su hospedaje en el convento
que con cualquier agasajo se contenta el prior, y
se le pega no poco de las misiones, y busqué en que desembarcar
los religiosos de la lancha del navío no hay que
haber caso, sino que sea el capitán muy afecto, y así
lo regular es buscar barcos en el lugar, que cuestan
muy bien, y en ellos va uno de los religiosos que [saltó] con
el asacar los demás y [sus trastos], y los otros los reciben
en la playa y con carretones los conducen al convento y todo
cuesta plata, sino tiene ventura de encontrar con algún
devoto que le haga bien. Entre tanto visita el
comisario a los oficiales reales de urbanidad, ya
aquí tendrá el comisario letra del presidente del hospicio,
y si no busca prestado, y mejor si en España
le [sobre] plata llevarse 500 pesos como Fray Álvaro,
y con esto al punto lava la ropa, mulleses y
ruegan no faltan a pagar en México, y así trata
de despachar cuanto antes los religiosos pero antes
se presenta con los despachos que trae de Sevilla

del precio, y así mismo con los arrieros por la carga.
O por lo menos haga con ellos el concierto a lo que saliere
la postura, si no ha salido, más brevemente se hace si él comisario
insta.
Aun tiempo [valiendo] el comisario el [fato] y entregándolo
a los arrieros, y juntamente negociando
presenta con los despachos una certificación del maestre
de su nao, de cómo en ella vino tanto número de religiosos
de cuenta de su majestad y con ella y la dicha arriba
se liquiden los gastos de la Veracruz dichos, y los del
aviamiento hasta Sevilla, entrenamiento allí viático,
fletes de nao. Y visto la cantidad que monta aunque
no tenga plata la Veracruz se hace así la cobranza:
Primeramente el capitán de la nao, a quien se le
debe dinero del concierto, como ha de pagar dinero a las
cajas reales, toma esta deuda allí, dándole los
oficiales reales su resguardo y entrada en la caja,
y el da recibo llano al comisario si aún sobra plata,
el mismo capitán la recibe, u otro allí, y se obliga
a pagarla en México. Y de todo se toman
papeles seguros ante escribano que somos mortales.
Y ajustado esto pide el comisario certificación de todo
y un tanto de los despachos en la contaduría y lo da

pasos, se pueden regatear los derechos ad titulum paupertatis.
Y solo con los dichos oficial mayor y escribano
es menester abrir más la mano, mas no tanto que se le
vaya todo de entre los dedos. Por último se saca del
escribano de la caja un tanto de los despachos,
y orden de pagar los días que faltaron de pagar hasta
salir el galeón. Los cuales despachos se presentan
a los oficiales reales de Acapulco y estos si
gustan hacen su reseña como se les antoja, o no la
hacen con la bulla. Y si el comisario tiene días que
le paguen. Insta por la paga, y si no tiene días, como
a Fray Álvaro sucedió después de haberles entregado
a uno de ellos, que luego dicen a quién toca los papeles
con mucha cortesía, no los volvió a ver más. Porque si quieres reseñar ellos buscan al comisario para
esto, por este dice a los suyos, que alerta con recorrer
los papeleros de Sevilla tantas veces mencionados.
Y con esto no se dirá aquí más de despachos: pues
en México se cobra todo, y solo habrá algo de cobranza
en Acapulco por detenerse la nao, más de
los días, que en México ajustaron, que como
digo suele ser hasta 25 de marzo. Si queda
algún enfermo se dirá después.-

el gasto en cada tropa a uno, y ocho pesos por causa,
y libra y media de chocolate que sobra. Y les encargará
la modestia de los demás caminos, y que no sean
perezosos en madrugar por los muchos calores, y que
el sol les puede quitar la salud y aun la vida. En
este camino conviene llevar mulas con las camas [aún
más] que en el campo de la Veracruz, y por esto
se encargó tanto en Sevilla, que los colchones sean
transportines estrechos y ligeros para la facilidad.
Y advierta que los precios de las mulas, de los mozos de
mulas, y estas de carga son siempre a menor
precio que los demás de silla y los de los religiosos.
§ en Acapulco.
En Acapulco conviene más el buen orden y modestia
en los misioneros, porque allí pierden el
crédito para Filipinas y la Nueva España si se desconcierta.
Luego que el comisario llegue presente a los
oficiales reales sus despachos de México, y el
despacho del señor virrey para el rancho y camarote,
si los religiosos no lo presentaron cuando
fueron a la prevención. Y [no sé] que si algún religioso
le quedó en México enfermo, debe tomar
certificación del médico. Y asimismo si alguno
queda en Acapulco enfermo, y pida a los oficiales reales

cada día por determinación del general, esas se digan, y
en el lugar que les dejaren. Aun hasta en las disputas
filosóficas, y de teología es necesario amonestar
prudencia y moderación a los nuestros, y que no
sean necios en exaltar verbi gratia la opinión tomista
contra la suarista, sino que se porten en esto como
en cosa que no les [va nada], y que las disputas sean pasatiempo,
y no riña. Permita juego de tablas o damas
pero siempre sin apostar dinero, y amoneste a todos
que no sean tenaces en lugar, sino que desocupen y [ha dar]
el tablero, que algunos lo quieren tener todo el día.
Y si no se atraviesa interés es fácil de conseguir, y se
quitan disgustos.
Desde de Sevilla conviene amonestarlos, y hacerlos
que se traten en todo con cortesía de vida entre
gente honrada y que es digna entre religiosos
y sacerdotes bien nacidos, y aun evite y vitupere,
que se traten de tu aunque sea por amor. Y esto aunque
siempre importa mucho, en el mar del Sur importa
más por venir más metidos entre gente bajuna.
Y si entre si no son corteses, menos lo serán
soldados y forzados con ellos.

Por obedecer a vuestra reverencia en lo que me tiene mandado, hago esto,
y pondré aquí los puntos, que la experiencia en esta mi peregrinación
me ha enseñado, a los cuales vuestra reverencia sabía mejor dar
el punto, que yo sabré decirlo.
{Al margen izquierdo: pasar plata y oro a España}
La plata que fuere en registro ha de tener intolerables gastos
de derechos, y en préstamos, que tomara su majestad a nunca
pagar, de suerte, que esto y entendiendo, que ha de salir a ciento
por ciento lo del registro, y así es necesario que lo
que vuestra reverencia hubiere de llevar, sea por debajo de la cuerda, en
secretos de cajas, en barriles de chocolate, y lo que se pudiere
llevar en oro será más fácil de encubrir, advirtiendo que
en esto también se pierde, pues a lo sumo vale en Sevilla
siendo de subidos quilates a 19 reales al castellano;
y siendo bajo el oro a 18 reales y medio el castellano
y así es menester, que acá se compre aprecio acomodado
para que la pérdida, sea menos, si se pudiere llevar alguna
plata en confianza de persona segura, como del General Don Pedro
de Ursua sería cosa muy acertada; mas de algunos maestres
y de otras personas no hay mostró, que fiar, que se suelen
quedar con todo.
{Al margen izquierdo: quilatar, oro en Sevilla y hacer doblones}
Lo que vuestra reverencia llevare en oro es necesario en Sevilla quilatarlo
vuestra reverencia por su cuenta, porque allá no pasan por los quilates
que de acá llevan; y sacar papel del contraste, porque de esta
suerte quilatara con fidelidad, y haciéndose esto

{Al margen izquierdo: 8. piezas de paño para vestuario}
Es menester advertir que todos los que vienen de fuera
de España no traen manteos ni ropas pardas, y las sotanas
de estameña y es necesario hacerles de vestir en Sevilla donde
vale los ojos de la cara el paño. Y así es lo mejor comprar desde
Madrid dos o tres piezas de Segovia y enviarlas a Sevilla,
con testimonio de que es para nuestro gasto, con lo cual
no se pagan de derechos en Sevilla y sale muy barato.
{Al margen izquierdo: 9 comprar con [tiento] en Roma}
Gran tiento es menester en Roma para comprar cosas
y no se puede uno fiar de todos los nuestros, que a veces son
parte para que seamos engañados en la compra haciéndose
de parte de los vendedores. Y así lo mejor es informarse poco
a poco del valor de las cosas, y después comprarlas a gusto
y lo demás barato que se pudiere, del más extraño que es lo
mejor.
{Al margen izquierdo: 10 Papel en Génova}
En Génova yo compré papel, que me trajeron a Cádiz y a
Sevilla. Con que en Sevilla y en la navegación y en México
he tenido lo necesario, y aún me ha sobrado, ahorrando mucho
en esto. Y con más razón lo deberá vuestra reverencia hacer advirtiendo
que para nuestros estudiantes ha de ser papel batido
mas no cortado, para que puedan hacer cuadernos. Pero para
el gasto de cartas es bueno batirlo, y contarlo.
{Al margen izquierdo: 11. No llevar nada consigo}
Así al desembarcar en Cádiz, como al caminar por
los puertos secos de Aragón, Valencia, y Cataluña, nunca
llevé ningún oro en mi persona, por no exponerme a algún
desaire de los muchos, que a los nuestros han sucedido,
porque son las guardas tan satíricas, que parece, que en el rostro

reconocen si lleva o no lleva dineros encubiertos, y le miran
hasta la camisa, yo pase con grande libertad por todas partes.
{Al margen izquierdo: 12. dineros de Sevilla a Madrid}
El dinero que se lleva de Sevilla, a Madrid se suele
llevar por letra de cambio a pagar a 30 o 40 días después
de presentado no aconsejaré yo, haga vuestra reverencia tal cosa porque
las tales letras se pagan con grandes dilaciones, y cuesta
mucho trabajo el cobrarlas, y aún hay peligro, de que
no se cobren, como yo le tuve de perder más de seis mil pesos
míos, y ajenos por llevarlos en una letra sobre Julio
Cesar es [cuajo la] el cual murió en el tiempo, que se había de
pagar, y tuve muy gran trabajo, y dilación en cobrar. Mucho
mejor es y más segura el dinero que se hubiere de llevar
de Sevilla a Madrid entregárselo a algún
[harriero] de los de los que suelen llevar plata, que es cosa
segura, y cuesta a menos de a medio por ciento, y la
entregan con toda puntualidad en Madrid.
{Al margen izquierdo: 13. comprar libros en Madrid}
Los libros que vuestra reverencia hubiere de comprar, no los compre en
Sevilla que valen muy caros, ni tan poco envíe por ellos a
Francia, ni a Flandes, porque también salen muy caros.
No hallé yo libros más baratos que los de Madrid, donde
hay grande abundancia de ellos así, de los de reino
como de los de Flandes, y Francia, y todos se hallan a
precios acomodados.
{Al margen izquierdo: 14. comprar rezado en [S. G.mo]}
Es grande engaño enviar a Flandes por misales o breviarios,
yo envié por ellos muy con tiempo, y me los enviaron
mucho más caros, que los que compre en Madrid

en la oficina de San Gerónimo, donde se halla todo género
[deseado] de excelentes impresiones, y a buenos precios. Mas
advierto dos cosas. La primera que en esta oficina no se ha de
regatear, sino pagarlo que pidiere el fraile, porque esta
todo tasado por la cruzada y no puede llevar más ni
menos. La segunda que se encuaderne en Madrid, donde
se encuaderna mejor y más barato que en Sevilla. Pero
las manecillas de Madrid son muy malas; y por eso
es mejor no echárselas, sino llevarlo a Sevilla donde
un Antonio de Abadia hace manecillas de gran primor.
{Al margen izquierdo: 15 No encargarse de encomiendas}
Gran cosa sería si uno se pudiese escusar de llevar
encomiendas de seglares así de dineros como de otras
cosas, porque fuera del cuidado, y enfado, que causan
se añaden muchos, y excesivos gastos, que se le pegan
a uno así de portes, como de fletes, y también de aduanas.
Que puedo asegurar, que por esta causa [subastado]
yo más de mil y quinientos pesos. Y lo más gracioso
es, que habiendo, uno gastado tanto, no quedan
los tales agradecidos, sino a veces con quejas. Cierto
que si yo fuera a España me excusara todo lo posible
de semejantes encomiendas de seglares, sino
es que fuesen de alguna persona de tanto respeto,
que no se pudiese atropellar con ella. Y esto corre muy
en particular, si las encomiendas son cajones de chocolate

que cuestan infinito sacar de la aduana de Sevilla {63}
{Al margen izquierdo: 16. contentar a secretarios, etcétera}
Los secretarios del consejo son a quien más conviene
tener ganados por ser las principales piezas del juego,
y así importa ganarles con algunos dones que se entienda
los recibían. Mas con los oidores, es menester
con gran tiento proceder en esto, porque no suceda un
desaire no recibiendolo, y enojándose por ellos a los
oficiales menores de las secretarias no conviene darles
nada hasta que se ofrezca el negocio, que hayan de hacer
porque de lo que se les da de antemano, se olvidan
y cuando, ocurre el negocio quieren de nuevo ser gratificados.
En lo cual yo erre mucho dándoles al principio
muy bien, y después estaban tan olvidados, como
si tal cosa no hubiere sucedido, y era menester untar
de nuevo las ruedas del carro.
{17. Contentar a los provinciales}
Bien es dar a los provinciales de las provincias alguna cosa, mas
no ha de ser a la ida a Roma sino a la vuelta cuando hayan
de darlos sujetos porque lo ordinario es haberse mudado
el no ha de ejecutar el orden de nuestro padre sino sucesor.
{18. Botijas de agua en la navegación}
A la vuelta el ordinario concierta para fletar nao, es que
el capitán de ella se obliga a darnos tanta botijas de agua
cada día, lo cual prometen con facilidad, y después de
embarcados no cumplen sino hacen lo que quieren echando
las excusas, que le parecen. Este se remediaría con que en
la escritura del flete de la nao se pusiese que el capitán

en México se sabe [que] hay en Filipinas falta de obispos; como
a mí me aconteció, que es bien usar de liberalidad y así
yo la usé en México por el peligro que había que se
estuviesen muchos años sin órdenes.
{Al margen izquierdo: 2 concierto con el consejo}
Como las necesidades de España son tantas, la mayor
dificultad para dar sujetos es desembolsar dineros en
Sevilla. Y así el conde de Castillo presidente del
consejo me llamó, para que nos concertásemos, y con vecinos,
que en Sevilla me darían doscientos ducados en vellón para cada
sujeto. Pero que desde la Veracruz se me daría, lo que se acostumbra.
Este concierto no fue malo en el tiempo que le hice,
que el vellón y plata estaban casi en una altura. Pero después
cuando se ejecutó, me estuvo muy mal, por la mudanza
de los tiempos, porque entonces valía la plata a doscientos y veinte
de premio, con que dándome ocho mil ducados de vellón
para 40 sujetos. Fue tanto como darme solo dos mil y
quinientos ducados de plata, y no más, con que no tuve para
pasar el flete del navío, y así me parece, que primeramente
vuestra reverencia procure no hacer concierto ninguno, sino que
se dé lo que se acostumbra y cómo se acostumbra. Pero si el
consejo insistiere en concierto, hágale vuestra reverencia en los doscientos ducados
de vellón por hasta la Veracruz, pero añada, que lo que
su majestad suele pagar por flete del navío de los nuestros
pues no lo paga en Sevilla, sino en la Veracruz, que
lo pague lo cual será fácil de alcanzar. Y yo por falta
de inteligencia, pensando, que estos fletes pagaba el rey

en Sevilla no siendo así; no trate de ello. Mas añado que
si en esto hubiere dificultad, haga vuestra reverencia lo que pudiere,
comunicándolo por escrito desde Madrid con el padre
nuestro.
{Al margen izquierdo: 3. Defecto de cédula}
La cédula de los sujetos, que saqué en Madrid, tuvo un
defecto. Y fue que hablando con los oficiales reales
de la Veracruz y de México, no habla con los de Acapulco.
Por lo cual estos no quieren dar nada sin especial
decreto del virrey, que es nueva dificultad, la
cual se evitará advirtiendo vuestra reverencia en Madrid que la
cédula hable también con los oficiales de Acapulco. Y si
dijeren que no se puede mudar el modo antiguo, replique
vuestra reverencia que antiguamente no había oficiales reales en Acapulco
independientes de los de México, y que ahora los hay.
Y así aunque diga la cédula, que den en Acapulco etcétera
como [habla an] los de México, no quieren darlo los oficiales
reales de Acapulco.
{Al margen izquierdo: 4. Lo que se da en la Veracruz}
El no saber, lo que se suele dar en la Veracruz me hizo
andar a tienta paredes. Y así quiera poner aquí lo
que me dieron para 43 personas. Que vinimos por cuenta de
su majestad de donde colegirá vuestra reverencia lo que ha de pedir para
los sujetos que trajere, proporcionadamente
1. Para desembarcar los nuestros - 29 pesos
2. Para desembarcar la ropa al muelle con barcos - 53 pesos
3. Para llevar la ropa del muelle al colegio - 25 pesos
4. Para lavar la ropa sucia - 83 pesos
5. Para regalar los enfermos - 65 pesos

{Al margen izquierdo: 6 - correspondencia con oficiales}
Conviene tener buena correspondencias con los oficiales
de la Veracruz, mayores, y menores, porque todos son
menester, y regalarlos con algo de España de devoción
de Roma. Las tinajas, que se traen para agua,
son de estima, y las suelen pedir, y no se les pueden
negar. Yo les di tres, que traía y muchas cosas de
Roma, y algo de Castilla como pasa, almendra,
aceite, etc.
{Al margen izquierdo: 7ª certificación de la Veracruz}
Es necesario sacar en la Veracruz de los
oficiales reales certificación del dinero que
se recibe en la 6ª partida, que son los alimentos,
y del de la 7ª que es el viático. Porque
sin esta certificación no cobrará vuestra reverencia nada en
México. Yo no me descuidé de esto, que mil veces
se la pedí. Mas siempre me decían que no era menester.
Y vióse después, que se engañaron, porque
los oficiales de México no me querían pagar, y
obligaron a enviar desde México por la certificación
de lo dicho, en que hay esperas y dificultades.
Y cuando uno está en la Veracruz, lo puede
hacer con facilidad.
{Al margen izquierdo: 8. matalotaje doblado.}
En Sevilla conviene hacer el matalotaje doblado
de algunos géneros, que son menester para esto [tromar],
como vino, vinagre, pasa, almendra, alcaparra
aceituna, y cosas tales. Porque si no, se habrán
de comprar en México a precios muy subidos

para el pasaje de los religiosos y toda la carga. Y se mete
en ellos algo que comer para el viaje, que podrá ser hasta
Sanlúcar (donde se compra más mantenimiento) de tres o cuatro
días si el viento es en contra. Y [nora] aquí, que se me
olvidó, que cuando en Madrid se hagan las camisas, conviene
hacer cuatro tablas de manteles largos de refectorio,
y hasta 100 servilletas pequeñas. Que aunque
en la nao el capitán si se come a su cuenta da ropa de mesa,
en este viaje, y después en la Veracruz no puede
pasar sin ropa de mesa la misión. Conviene
mucho no caminar a Cádiz con la misión hasta
el tiempo crudo, esto es hasta cinco días o seis que llegue
a Cádiz. Con este tiempo, y no antes. Que con tres o cuatro
días que tenga en Cádiz antes de embarcarse, hay lo
suficiente para su reseña y despachos. Y porque
el convento de Cádiz es pequeño, y no hará el prior
poco en [sufrir] allí la misión cinco días
o seis, y para esto es menester agasajarlo.
Suelen algunas misiones en Sevilla,
[y aconteció] con la de nuestro Padre Cruz, que salen
desde el convento en procesión, acompañados de algunos
religiosos de él, los misionarios cantando
la letanía. Y llegan así a la Torre del Oro, donde
están los barcos. Y allí un misionario hace una
plática, y después se despiden de los del convento
y se embarcan. Esta función para hacerse se aconseja

valieron a más de a 31 y gane así mucho, en los que lleve
en secretos de cajas con gran seguridad.
{Al margen izquierdo: 4}
{Al margen izquierdo: cambios de Roma}
Más porque no es bien ponerlo todo a riesgo, sería
bueno llevar algo en libranzas, que el procurador
de Madrid de la renta, que aquel [coll.o] tiene, las da a 5 por ciento
a pagar en Roma en julios en que se pierden
seis y un cuarto por ciento, y así sale la libranza a once
y un cuarto por ciento, que es notable cambio, y gran pérdida.
Y así yo hice este cambio de otro modo, con
que ahorre muchos dineros, y fue tomando letra no
para Roma donde se paga en julios, sino para Génova
para donde se da a pagar en plata doble de España de la estampa
vieja y no en plata del molino, que es la segoviana,
que así aderezar la libranza, y este cambio
cuesta a seis o a seis y medio por ciento; y le suele dar, y
a mí me le dio el Marquez de Monasterio Don Fulano
Centurion, que es caballero muy pío, y nos hace merced cobrada
la [libranda] en Génova en plata doble de España se
pasa a Roma sin pérdida ninguna y así en este modo de
libranza y cambio se ahorran cinco por ciento, de lo que
se gasta tomando libranza de primera instancia para Roma.
{Al margen izquierdo: 5}
{Al margen izquierdo: no comprar sino alquilar mulas}
Tengo por gran gasto comprar en Sevilla mulas o machos
para hacer todos los caminos, pues las habrá de tener vuestras reverencias en