azotes
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- azotes
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- 32158461
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Relación de los sucesos de esta nuestra misión de la Orden de Predicadores en China en este año de 1682

No goza el dicho Joseph de los privilegios que su hermano,
por no estar graduado: y asi se podría presumir que no obra-
ría con tanto [aviso] por temor de las vejaciones que le haría
el corregidor, estando como esta de bajo de su jurisdiccíon.
Pero no fue así, sino que despreciando la vida por hallarse
falto de salud; teniendo en poco los azotes, que su ponía por
ciertos, en pudiendo haberlo a las manos el tirano, y atro-
pellando con el amor de mujer y hijos, y menos cabo que
con su ausencia padecería su [haciendas] se ofrecío a ir, como
de hecho fue en compañía del Padre Fray Francisco Varo a la me-
trópoli. Y importo tanto su ida por ser hombres
muy activo, y de gran expedicíon en los negocios, que pasan
en los tribunales, y trabajo tanto que llegó a decir el dicho Padre
Fray Fancisco en una de las cartas que me escribió, que si los
cristianos pesaran ahora a dicho Joseph, no era premio su-
ficiente a lo que el merecía. Con estos ejemplares que-
da confirmado, y se confirma más con otros que se veran
adelante lo que dije en el número séptimo de este pá-
rrafo, que el obrar con fortaleza en estas ocasiones lo
da Dios a quien quiere, cuando, y como su majestad es ser-
vido. Bendita sea su infinita bondad por siempre.
[16] Llegado el Padre Fray Francisco a la ciudad de Fòcheû, que
es la metrópoli de aquella provincia de Fōrîn, se hallo
allí un cristiano natural de Macao llamado Juan Cor-
tez que con especial providencia había Dios traídole en a-
quella ocasión porque teniendo como tenía mucha intro-
ducción con el Virrey por correr con algunos negocios de im-
portancia suyos, pudo apadrinarnos, como lo hizo. Por medio
suyo se le introdujo al Virrey un presente de algunas cosas
europa, con cuyo prólogo de cortesía se le dispuso el ánimo
para que oyese el informe de la persecución de Fogān. El
Virrey acordándose del regalo que el año pasado le habíamos
hecho del perrillo que los padres trajeron de Manila jun-
tándolo con lo que ahora se le ofrecía se hallo tan obligado
que quiso dar especiales muestras de agradecido, siendo las
pri

entregado las listas, y preso a algunos cristianos, previno pen-
cas, convocó ministros y entre ruidos que amenazaban destro-
zos, llegado el día que había señalado para examen jurídico
concurrieron multitud de gentiles con ansia de ver extinguía
la Ley de Dios, salió el corregidor a Audiencia, y sentándose en
su tribunal con toda la soberanía que se acostumbra que
en China en la menor villa es muy majestuosa, mandó compa-
recer en juicio los examinados que solos fueron tres cristi-
anos que por viejos, y pobres debía el tirano de haber juzgado
por más a propósito, para que el miedo les hiciese decir allí to-
do lo que el quisiese. Comenzó el examen preguntando a
uno de ellos si era cristiano? (este que se llama Pedro Ching
me dijo después. Pero antes de comulgar, como lo hizo aquel día
me sentía, muy temoroso, y pusilánime, pero después de haber
comulgado me hallé con extraordinario valor) Respondió
a la pregunta del tirano con toda libertad que sí, que
cristiano era. Prosiguió el tirano preguntando, si tam-
bién su mujer lo era? Respondió Pedro que no solo su mu-
jer, sino sus padres, hijos, y lo serían siempre. Como pues
prosiguió el tirano permitis que las mujeres sean cristi-
anas? Donde sea visto en el mundo que las mujeres ten-
gan sectas, y doctrinas? Las mujeres respondió Pedro
no tienen racional como los hombres? No tienen peca-
dos de que deben procurar librarse? No le dejo proseguir
el tirano indignado de verle hablar con tal osadía, cosa
bien desusada, porque como es muy ordinario el matar
los azotes a los que llegan aquel puesto a los que llegan
a el apenas el favor les deja aliento para formar una
palabra, y así teniendo ahora este tirano por afrenta suya
la santa libertad de este cristiano, irritado y furioso arro-
jó las cañuelas, que es la acción con que decretan azotes, pero
aunque se seguía que de un montón de ellas que tienen para
este fin sobre el bufete, ahora las arrojase todas, su ciega cóle-
ra no le dió lugar a [a] entender que habían sido solas tres las que
había arrojado. Contiene cada una cinco azotes, con que le dieron
quince

quince, [arrojas.] Pedro que los recibió con mucho goza de su corazón.
[27] Desechado este testigo procedió a examinar a otro que por
ser viejo y medio sordo, por ahorar de pensarlo que había de respon-
der a tan molestas preguntas, de termino de fingirse sordo del todo;
con que a cada pregunta del corregidor respondía a un despropósi-
to, que causaba risa en el auditorio, y no poco rabiosa irá en el
tirano, levantaba este la voz, y el otro cerraba sus oídos, hasta
que a los gritos, que le dió un sayón respondió que el era cristiano,
y no decía más. Bien quisiera el corregidor para desfogar su có-
lera mandar que luego allí lo matasen a azotes, pero no sele
ofreció a toda su malicia la menor aparencia de razón
por donde honestar con el vulgo semejante castigo, con que
hecho un veneno de ver que así sele malograba una acción
en que el había trazado hacerla el total papel de su justicia,
sin atreverse a pasar adelante en el examen, explicando
su enfado levantóse del tribunal y fuese corrido, con que
se dió a este auto bien distinto de lo que de el aparato, y es-
truendo de amenazas se habían los infieles prometido, y así
se fueron bastantemente frio todos los que habían concurrido
con ganas de [oí] por lo menos en juicio las maldades que en
contra de nuestra Santa Iglesia, y Ley, y sus ministros se habían
hasta entonces publicado.
[28] En estas diligencias, y judicaturas andaban en la villa
de Fogān apelando el corregidor a nuevas trazas, y blasonando
ejecuciones de los órdenes del Virrey, cuando andaba Dios en la
metrópoli de Fòcheû disponiendo por medios bien extra or-
dinarios como se proveyese de remedio a aquellos daños.
Oyendo el Señor Don Fray Gregorio en Fòcheû el estado a que había
llegado la persecución, y no hallando aunque lo buscaba, modo
como se le pudiese suplicar al Virrey a mejor informe
ofrecióle Dios un buen cristiano llamado Eleuterio criado
del mismo Virrey, del cual ni aún senos había antes ocu-
rrido el valernos del, por juzgarlo de muy poca su posición
para con persona tan grande , y en negocio de tanto empe-
ño. Viendo Eleuterio afligido al Señor Don Fray Gregorio le o-
freció que el presentaría un memorial y hablaría al
Virrey, el dicho Señor Don Fray Gregorio considerando que no se descubría
otro
Auto prohibiendo que presenten comedias, saraos y danzas sin autorización previa del vicario provincial. 1701.

[Im. 3]
[Nos], el doctor don Diego Camacho y Ávila, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica,
Arzobispo de Manila Metropolitano de estas islas Filipinas y gobernador
apostólico del obispado, sufragáneo de la Nueva Segovia, vacante del consejo
de su majestad = A vos los fieles cristianos, estantes, habitantes, y residentes en
la ciudad de Manila y en todo este nuestro arzobispado y en el Obispado de la Nueva Segovia
sede vacante que es a nuestro cargo, salud a nuestro señor Jesucristo. Ya sabéis
o debéis saber que la obligación principal del cargo y oficio pastoral que Dios nuestro señor
fue servido poner sobre nuestros flacos hombros, es evitar todas y cualesquier ocasiones
de pecados que se puedan perpetrar contra su divina majestad, más en estos tiempos en
que estamos experimentando todos los de la monarquía de España sus justos
enojos con tantos azotes de pestes, guerras, hambres, y la falta de sucesión a la
real corona en nuestro católico monarca, indignaciones todas que debemos considerar
merecemos de la divina justicia por nuestros pecados. Sobre que ya visteis y oísteis
las rogativas públicas que por tiempo de nueve días se hicieron por mandato de nuestro
rey y señor (que Dios guarde), para que con la reformación de costumbres, enmienda
de vidas, y frecuencia de sacramentos, se aplaque la justísima indignación de
Dios contra nosotros, que debemos temer más rigurosa si de nuestra parte no ejecutamos
tan católicos preceptos. En cuya atención, y porqué de la concurrencia
de hombres y mujeres en donde se representan comedias ya obscenas, ya trá[gicas]
y ejemplares se han experimentado y cada dia se experimentan muchas of[ensas contra]
Dios nuestro señor, cuya bondad inmensa debe ser infinitamente amada [ ] [recurso]
mismo de entrambos sexos en que el enemigo común no cesa ja[más] []
citar incentivos con que abrazar las almas en el fuego infernal de la concupiscencia,
como por lo que de semejantes comedias y representaciones se origina, ya por ser
ellas mismas arte diabólico de enseñar venganzas, duelos, liviandades, y de poner en
práctica modos y medios ilícitos y deshonestos de ofender la majestad de Dios. Y haciendo [stop here, 7-9-2024, decide whether this sentence belongs to the previous or next sentence]
ellos mismos el tropiezo y ocasión de semejantes culpas y maldades y de otras
muchas que vosotros no ignoráis y sabéis muy bien. Circunstancias todas que atentamente
vistas son saludablemente prohibidas por los sagrados cánones y especialmente por el
Concilio Toledano, cuya saludable resolución se tomó también en tiempo de nuestros católicos monarcas
(que santa gloria hayan) los señores Don Felipe segundo y Don Felipe cuatro,
el grande, habiendo sido este dictamen cristiano y político de la
mayor parte del real y supremo Consejo de Castilla, sobre que deseando como de-seamos
ejecutarlo para poner el remedio que ataje tan perniciosos daños en
vuestras almas, para que Dios nuestro señor sea más dignamente loado, servido, y venerado.
Y cumpliendo con nuestra obligación y oficio pastoral, desde luego para en adelante,
et in perpetuum, quitamos y prohibimos absolutamente todas, y cualesquiera
comedias, de cualquier especie que sean coloquios y entremeses de
cualquier idioma que fueren y escuadrones de mujeres de cualquiera

calidad que sean, y los saraos y danzas de dalagas que pasen de diez años de [edad]
y mandamos que no se puedan representar y hacer extramuros de la ciudad de Manila
en cualquier parte que sea. Y exhortamos, requerimos, y en virtud de [santa]
obediencia mandamos que todos los ministros doctrineros, seculares, o regulares, [párrocos]
de todos los pueblos, beneficios, o curatos de este nuestro arzobispado, y de el Obispado
de la Nueva Segovia vacante, alcaldes mayores, jueces y demás ministros [[de]]
su Majestad así de justicia como militares de todas las provincias y territorios de [[su]]
jurisdiccion, no manden, ni permitan que se representen en dichos sus pueblos, beneficios,
curatos, provincias, y territorios cualesquiera comedias, coloquios, o entremeses. Ni que [[se]]
hagan cualesquiera escuadrones de mujeres de cualquiera calidad y condición [[que]]
sean, ni saraos y danzas de dalagas que pasen de la dicha edad de diez años.
Ni para estas ni aquellas representaciones den favor, consejo, ayuda, ni presten [ vestidos,]
joyas u otras cosas para ellas, sopena de excomunión mayor latae sententiae
ipso facto incurrenda reservada años en que desde luego, y para entonces intentum
contraventionis. A todos los que así concurren los declaramos incursos,[[por]]
apercibimos que luego que por testimonio, o en cualquiera forma legítima, [nos] [evite]
de la violación de estos preceptos, serán denunciados puramente por [excomulgados.]
Y asimismo imponemos pena de cien azotes, y dos años de [galeras]
a cualesquiera indios, mestizos, japones, sangleyes, o de otra cualquiera
[[raíz]] que sean que representaren dichas comedias, coloquios, o entremeses [ ]
mujeres, dalagas o no dalagas, de cualquiera calidad y edad que sean [[que]],
hicieran dichos escuadrones dos años de reclusión en el Real Colegio de [Santa] Potenciana
para servicio personal de el. Y a las dalagas o mujeres que para [más]
de diez años de edad e hicieran dichos saraos y danzas en cualquiera [parte]
que se hagan, les imponemos pena de cinquenta azotes dados [públicamente]
a vista de todo su pueblo que se ejecutará irremisiblemente. Y asimismo
mandamos en virtud de santa obediencia a todas y cualesquiera [personas]
de cualquier estado, dignidad, preeminencia, condición, y [profesión]
que sean, que no hagan representar, ni representen semejantes comedias,
coloquios, o entremeses dentro de la dicha ciudad de Manila
si no fueren con las calidades y condiciones siguientes: Primero, []
que siempre et in perpetuum empiezen las dichas comedias de día [y]
concluyan antes de ponerse [el] sol, esto es luego que den las [asa[ ]]
[rias] en nuestra Santa Iglesia Catedral Metropolitana de [estas]
Islas. Ítem que los representantes de ellos sean todos [hombres]
Vocabulario Visaya de Pedro de San Nicolás y otros. 1700s.

Escalón o paso de escalera. Balitang
Escalones y bajada de las casas o patio de la iglesia. Talurang
Escalones para trepar o caña o árbol. Cauit
Escalofrío o temblor por miedo o susto. Caligquing
Escamas de pez. Calisquis
Escarbar en tierra ut gallina o gente. Bucadcad
Escarbar ut buscando brazas en ceniza o basura para que la lleve el agua. Calcay
Escarbar como haciendo hoyo. Culcul
Escarbar ut gallina o buscando algo. Quecay
Escarbar a revolver con los dedos u otra costa. Cabucay
Escarmentar ut con azotes. Bala
Excelente o consumado. Sari
Esclavitud o esclavo. Bulisic

Llave. Sulut
Llave en que estriba el quilo. Vide. Tacad
Llaves que a lo largo de la casa van sobre los arigues. Caban
Llave de casa o travesaño de barco o puerta. Sancal
Llaga o herida. Sugat
Llama de fuego. Calabcab
Llamarada. Calucu
Llama de fuego. Lablab
Llamamiento. Yaus
Llamar los puercos. Ycan
Llamar alguno. Unay maquibalay. Uay
Llamar haciendo señas de lejos con la mano o con paño o con otra cosa. Palapay
Llamar a gritos. Taul
Llano y parejo. Pantay
Llano o liso. Patag
Llanto del niño chiquito. Ngilngil
Llanto a gritos o por azotes o en mortuorio. Ngolangol
Llebar a traer guardado. Acut
Llebar o portar trayendo o llevando. Atad
Llebar algo en la mano colgando. Bitbit
Llebar rodando o echar arrodear. Bunglac
Llebar por fuerza ut arrastrando por los cabezones. Taguinis
Llebar arrastrando ut perro gato. Tangay
Llebar algo amarrado al barco o balsa ut arigues. Tanoa
Llegar como de paso alguna parte. Ampit
Llegar. Das
Llegarse a otro contiguo. Dalig
Llegarse a otro. Sut
Llenarse como de agua en inundación o a la casa de gritos. Gunao
Llenar o cumplir medida. Pamno. Ayno

Ratoncillo recién nacido. Bulilit
Ratones grandes. Balaga
Real que no trabaja con los otros. Titili
Rebajar disminuir. Bauas
Rebanada muy delgada. Tacdig
Rebanar o cortar tuerto. Tugapis
Rebanada delgada ut de pan. Alipis
Rebanadas o cortas en rebanadas. Alab
Rebender la cosa por lo mismo que se compró. Vide. Sulit
Rebenirse o torcerse la tabla ut por cesa. Bauing
Rebentadura de vena sangrada y ligada o de cañuto tapado. Ngabngab
Rebentarse ut arcabuz con mucha pólvora. Uasag
Rebentar acribe ut en aro dando azotes o arcabuz cargándolo mucho o vejiga. Atdas
Reberberar el sol en cosa blanca. Vide. Laib
Reberenciar ut a imagen. Dalao
Reberencia como la debida a Dios o a los padres. Galang
Rebolber o trabucar para buscar lo que no parece. Calag
Reborcarse ut con capa como los enlutados. Vide. Landa
Rebolber ut cosas líquidas o granos para que se mezclen. Gogao
Rebolber o trabucar ut arca o cosa en remojo. Alucay
Rebolcarse ut enfermo. Lundasay
Rebolberse el estómago para vomitar. Ducal
Rebolcarse o gemir por dolor. Yris
Rebolcarse con ansias. Palag
Rebolcarse recio ut el moribundo. Rasag
Rebolcarse ut doliente o bestia. Casag

Saltar el pez fuera del agua por ti. Alpuc
Saltar la sangre por azotes. Sapic
Salsa con miel por carne o pescado. Barali
Saludadores que curan de picaduras de culebra. Tauac
Salud o en los animales o en plantas. Nonas
Sangre cuajada. Luto
Sanguijuela grande. Limatac
Sanguijuela minuta y peor que limatac. Linta
Sanidad utilidad. Arngao
Sapo de la bascosidad de la tierra. Carao
Sarampión. Ypay
Sarampión. Ticdas
Sardinas. Tamban
Sarnas en las piernas de andar en el agua. Liponga
Sarnas grandes. Paltos
Sarnas o señales de ellas en los labios. Bogos
Sarna o granillos. Dosdos
Sarnillas bubosas. Vide. Gatal
Sarna menuda. Gutlo
Sarta ut de Rosario. Tungi
Secar al fuego ut cosa humeda. Tostos
Secura ut la que causa el sol fuego etcétera. Langi
Seco ut por falta de agua ut sembrado que se marchita. Laui
Secreto de palabra o de obra. Paglim
Secura o de secamiento o de fuego o de sol. Lotong
Secura o de río o de mar donde bajó la marea o ropa que se secó o sementeras que el agua fue mala
Seda cruda. Usi
Seda y túnica por la floja. Sutla
Seis. Anam
Sello de carta o moneda etcétera. Tala
Segar el arroz. Palagpag. Ver Palut
Seguir a otro. Usi

Quebrar dando golpe. Landay
Qué cosa. Olano
Quejarse de oro. Vide. Aquit
Quejarse con dolor. Aroy
Queja al superior. Parali
Quejarse ut de azotes. Aaling
Quejido por dolor a gritos. Quiac
Quemar o poner fuego. Tangpos
Quemar aplicándolo el fuego. Duluc
Quemar hasta que la cosa quede abrasada y consumida. Tutung
Quemas. Nananta
Qué menos. Yassi
Querella ut a juez. Dalom
Querer. Bissa
Querer o gano. Ybug
Querer. Vide. Lub
Quererlo rodo para con perjuicio. Vide. Saclao
Quica. Magcan
Quica acaso. Uan
Quicio en que voltea la puerta. Vide. Tacad. Tayo
Quién pronombre interrogativo. Nino
Quieto sin bullir. Quitim
Quijadas en que calan los dientes. Guilaguid
Quijadas de gente. Bangil
Quijada de pez. Pangil
Quijada de gente o bestia. Saping
Quimera o impertinencia sin fundamento. Balira
Quitarse el sombrero de la cabeza, paño o desatarse el pelo por cortesía. Vide. Lugay
Quitasol. Paiong
Carta del Padre Marcelo Francisco Mastrilli, sobre la conquista de Mindanao. Taytay, 1637

Las troneras de los enemigos y demás armas en particular
sompites, bacacayes, y piedras no tan presto se asomaba alguno de
Los a la plazuela de la estacada, cuanto quedaba luego
muerto o herido. Esta fue la causa porque habiendo peleado
buenas dos horas y mas no se pudo ganar la fuerza
En este tiempo los cuatro sacerdotes que subimos al cerro el
Padre[ [...]] de Barrios, el Fraile Agustino. el Capellán del Armada
y yo estuvimos al mismo puesto confesandos los heridos y ani-
mando los demás, yo aunque por todo el camino nunca que ni se a largar
mi estandarte el Santo Cristo y de San Francisco Javier: con todo eso al
tiempo de la pelea. entrando en fervor y zelo hice
me dicho y así me fue fuerza dar el estandarte a un soldado
el cual adelantandosemos arriba por orden mía, para que fuese
en guardia de la persona de su señoría que se me había esca-
pado para reconocer mas cerca la estacada; vino un ba-
laco que paso entrambos los lienzos de las sanitas imágenes
sin tocar pero Las figuras estaba entonces el [Ls.] con la cara
a la estacada, y ha sabido por via muy secreta el como no se
que aquel balaco iba en derecado del demonio a matar un
gran personaje y el santo que le estaba adelante se lo reparo [B]
viendo yo las cosas tan apretadas hice por mi parte un gran voto
al santo y después a voz alta dije a su señoría hiciese un voto
al mismo de hacerle una capilla en San Miguel. a lo que con gran-
dísimo animo y liberalidad respondió si Padre muy linda
muy hermosa se hara. Pareció me determinar esta iglesia por ser
del [Ls.] mas devoto y querido que tuvo San Francisco Javier en su
vida. No puedo negar, que fue muy grande la pena de mi
corazón en este tiempo: no por el miedo de las balas que volaban
propiamente como mosquitos y hacia un ruido por los arboles for-
midable , porque puedo afirmar con verdad al de que
nunca he tenido rastro de miedo en toda esta jornada gracias a Dios
[margen a la derecha]
A
lo que hizo viendo
el gran daño que
recibían los nuestros y
los muertos y heri-
dos, fue con notable
fervor romper la
sotana y que dando
desnudo hasta sin-
tiera, darse crueles
azotes para a placar
a nuestro [s.s] con su sangre
y alcanzar de su
Majestad trocase las
cosas, y diese a los
nuestros victoria como
el Señor Gobernador que quedo
pasmado con los demás
de tan nueva y
fervorosa acción
reconoce haberla
recebido de Dios
nuestros el día siguiente
por sus merecimientos
B.
el Padre Marcelo descu-
brió al mismo padre su
confesor como deseando
nuestro sirvir el mis-
terio de aquel balazo
y pidiéndolo con grande
instancia a dios nuestro señor
estando diciendo mi-
sa le manifesto cla-
ra y [disjustamente] que
aquel balazo iba
enderezado al Señor Gobernador
que estaba detras y
hubiera quitados la
vida si el gloriosos
Patron de la empresa
San Francisco Javier no le
hubiera reparado; y dijo que
fue tan interés a la claridad con
que se le mostró, y la alegría que
le causo, que apenas se podía
contener de iba [alargar] a su [S.a]
Carta apologética, probablemente de Francisco Combés sobre la controversia sobre el sermón de Francisco Solier en el que acusa a los frailes de maltratar de los indígenas

los prelados la asegura que defienden en esto su jurisdicción
y recurren por no tener fuerzas para conservarla
indemne a la clemencia paternal de su majestad, con menos
razón puede atribuir esta que llama «persecución» al señor Don
Salvador Gómez de Espinosa, que con tanta moderación y templanza
{Al margen izquierdo: habla,}
[habla,] que no excluye la paternal corrección que en los
indios bozales ha de ser como de niños con una o dos docenas
de azotes. Que ya se sabe que la gente común —en particular
en provincias no tan cultivadas— necesita de alguna
compulsión. Así lo declara en el número 101 del [ss] citado. Y
así lo ha confirmado, respondiendo en varias ocasiones
a los que tan rigurosamente han interpretado su dicho,
que se ha de entender cum grano salis, acomodándolo
a la necesidad del tiempo y lugares que bien se echa de
ver. Que en los pueblos vecinos a Manila se necesita menos
de estos medios por estar en más presunción los naturales
y que ahí puede haber otros más acomodados
y menos ruidosos. Y aun en las provincias de afuera
se ha experimentado, que sin eso hay modos bien
eficaces. Pues el que es mal oidor de misas siente
más que le hagan que una semana acuda a oírla
cada día que no los azotes, y escogería si le diesen elección
antes 40 y 50 azotes que esa vejación. A otros se les
ocupa en las cosas precisas de la iglesia, haciéndoles
limpiar el cementerio o el pueblo, dándoles alguna
vejación conforme a sus defectos que si son tales que
requieran más castigo. Bien se ve que no es decente que el
reverendo padre sea juez y el que se precia de defensor de los
indios sea verdugo si más autoridad pretende. Además
que será usurpada, será para afear su santo empleo, que
ha de ser de piedad, compasión y misericordia. Esto
quiere reprimir el señor Don Salvador Gómez de Espinosa:
los abusos en el castigar —que siendo en materia
de rigor luego suenan a crueldad con infamia de la
religión—. Y me espanto que de esto haya hecho tanto sentimiento
cuando vemos lo que cada día pasa y lo que cuando
más se combatía el papel. Por este punto sucedió que
si cuando importaba con la moderación desmentir
este artículo, sucede lo que todos saben, a vista
de las partes y de toda Manila, ¿qué se puede esperar
de una pasión con absoluto poder donde pueda obrar
sin este recelo que la reporte? Para lo lícito y conveniente
no son menester cárceles ni cepos, que esos sirven a la
seguridad del delincuente para el castigo. Y cuando
el castigo ha de ser leve, basta para prisión la reverencia,
la vergüenza y la razón.
Pero oponen una dificultad, que es la condición
que pone el señor Don Salvador Gómez de Espinosa de que haya de ser
por medio de los fiscales de los señores obispos. Que es
lo mismo que darles a ellos la autoridad, dejando
desnudos de ellas a los ministros aun para lo preciso
al cargo de curas para cuyo ejercicio en la esfera
a que se extiende es necesaria la compulsión. A eso

dar a tragar todo lo que mal digerido vomitare? ¿No ve que los
más han leído el papel del señor Don Salvador Gómez de Espinosa?
¿No ve que le tenemos aún en las manos? Pues como se arroja a encarecimientos
tan disformes, ¿no ve que se reirá el auditorio? Y
en virtud de lo que ahí dice sin verdad, hará cuanto dijere sospechoso
pobre caballero si no se hubiera impreso el papel. Pues por no
desmentir a un religioso todos habían de decir que era verdad. Y
cuando hallaran otra cosa —la que realmente contiene el papel— habían
de decir que era corrección y que de miedo lo había ya enmendado
su autor. ¿Dónde dice el señor Don Salvador Gómez de Espinosa que no se barran
las iglesias? ¿Dónde que no se lave la ropa? ¿Dónde que se dejen las iglesias?
¿Por qué yo no lo hallo en todo el escrito? ¿Que sean eriazos
y pasto de brutos? ¿Así le enseñaron a interpretar las intenciones de sus
prójimos en la celda? No, que Dios no enseña malicias sino juicios
sencillos y verdaderos. Le debió de arrebatar tanto la pasión que hizo rapto
y se le olvidó el discurso. Pero es cierto que no lo arrebató Dios. Es
porque el señor Don Salvador Gómez de Espinosa dice en el número 29 del
[ss] citado que «no es bien que las doncellas y mozas casaderas se ocupen
en desherbar los patios, regar las huertas y traer ramas para las
enramadas fiestas». ¿Esto es dejar las iglesias? ¿Esto es que no se
lave su ropa? ¿Esto es que se vayan [pluviera] a Dios las iglesias?
¿Tuvieran tanta ropa que lavar que un día al mes necesitara de
esa ávida [pluviera] a Dios? ¿Hubiera tanta limpieza en su culto
que cada semana tuvieran las dalagas qué hacer en ese ejercicio?
Debía mirar que mucho de estas islas han visto las iglesias y saben
la ropa que tienen. No lo quiero yo individuar porque acá nadie
lo ignora, pero le ruego al reverendo padre predicador [que] no hable hasta
que haya discurrido por las provincias. Y dará mil gracias a Dios. Pero
al fin de esto no habla el señor Don Salvador Gómez de Espinosa, que es propio
ejercicio de mujeres. Y mucha razón que de limosna
acudan en eso al servicio del templo no sólo las muchachas
sino las matronas más honradas. Pero si del desherbar y regar,
¿por qué no es necesario que lo hagan mujeres ni decente? ¿No les
da el rey 13 personas reservadas en 500 tributos, que las aplican
como quieren? ¿No hay muchos partidos que tienen mil tributos donde
tienen la reserva doblada y muchos que pasan de mil y cuatrocientos
tienen más que una capilla en su cabecera? Fuera de los padres de la
compañía [que] no usan de ese modo de cabeceras, sino que igualmente
asisten según los tributos en cada pueblo. Y en todos tienen capillas
y sacristanes. Pues ¿qué hacen esos reservados? ¿Por qué no los ocupan en el
servicio de la iglesia? ¿Ítem no entran gruesas limosnas que gastan
de ellas en servicio de la iglesia? Y si gastan y no se lo lleva cada
particular, que es lo ordinario, ¿cómo no aplican algo para asalariar gente
que limpie los cementerios cuando fuere necesario? Ítem ¿no hacen faltas
los indios que ellos castigan ya de amancebamientos? Ya ve
omisiones a la doctrina. Pues déjense de penar en dinero,
que es sacarle la sangre al triste indio, y de azotes, que es hacerse
odiosos a sus hijos y los condene a limpiar ese cementerio que a tantos
da qué hacer. Ítem ¿no tiene el sábado a su disposición los baguntaos?
Pues ¿no bastarán esos para conservar limpio el cementerio? Ítem
los que tienen visitas, ¿no les obligan a los pueblos de las visitas todo
el año a contribuir baguntaos semaneros? Cuando hay algo que hacer