corregidor
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- corregidor
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- People -- Indio or Mestizo Government or Military Figures
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Found 59 Instances of "corregidor" on 30 Pages
Carta anónima e incompleta de un agustino en el sur de China. Ca. 1687

la provincia de Che Kiang in mediata a la de Nan King que dijeran ser religiosa
de la [compañia] y matemáticos, y que si lo recibían en China sequesarian [lo
da] su vida en ella. El corregidor los los aseguró, y dio [ha sido] al virrey de la provincia,
y envío el memorial al [emperador], y de su real mano se remitió al
consejo de Ritos de donde salío decreto, que los padres matemáticos, sus libros, [sus]
instrumentos se vuelvan a Europa, y que se guarden todos los puertos que no entre
Europeo alguno. Difícil parece de creer que los dichos cinco padres sean verdaderos
padres de la compañia y hagan semejante oposición a los reverendos padres de la cortes
también se teme grande persecución por parte de la chinas por cuanto el Mascobita
esta a la vista del gran muro de china con un ejercito de cincuenta
mil hombres, y ha enviado a Peking un embajador al emperador de china pidiéndole
cuatro capítulos el primero la satisfacción de cierto agravio, que años
pasados se hizo a otro embajador el Mascobita envío a la corte de aquel imperio.
El segundo que se les abra el comercio que hasta ahora se les ha negado. El tercero
la entrega de ciertas ciudades que están fuera del muro a que [alegan]
derecho muy antiguo. El cuarto le pide unas fortalezas, y laguna [Celebes]
donde se cogen con grande abundancia ricas perlas. El emperador le concedió [con g]
de liberalidad todo lo que pedía, pero el embajador no ha aceptado porque
dice ser solo vice embajador, y es preciso dar antes cuenta al [primos]
que viene con el ejercito, de donde se discurre, que el intento el otro y que [a]
pretexto de embajada juzgando que no concedería el emperador lo que pedía, [Vie]
a declarar sangrienta guerra; el emperador esta con grande miedo, la
corte medio alborotada y los religiosos en gran peligro porque las Moscobitas
colgado en el pecho [margen izquierda] traen todos un crucifijo patente con que las chinas juzgan que somos todos [d]
una misma religión y facción. Y aunque los padres de la corte de Peking no [cosan]
de persuadir al emperador que aunque somos Europeos no somos todos chinos
antes si enemigos por ser cismáticos inobedientes a la santa iglesia romana,
y se teme persuadan al emperador que somos espías y enemigos en cubiertos
y que han hecho tantos cristianos los misionarios [paracer]
gente y levantarse con el reino. Y así si el Moscovita declara
guerra es muy [verosímil] se levante persecución contra los religiosos porque
así se practica ya en los tribunales de la corte de Pe King y [expenal]
el tribunal de Lipu, que es como congregación de Ritos, en el cual ha salido [conde]
da una [seta] de las de China que exhorta a la Anarquia, y dos [obediencia] a los
Relación de los sucesos de esta nuestra misión de la Orden de Predicadores en China en este año de 1682

a abrazar rendidos nuestra santa fe crecidos manojos de es-
pigas nos prometíamos este año, según las disposiciones en mu-
chos se descubrían. Como la envidia del enemigo de todo lo
bueno, no había de clavar aquellos ojos teniéndolo por blanco
principal de sus iras? Así lo hizo, tomando por instrumento
aun corredigor que vino de nuevo a dicha villa, que si en lo sediento
de plata es como todos; en la malicia entiendo, es más que otro
ninguno. Residía yo entonces en aquella iglesia, y con el deseo
de continuar la paz en que la había hallado, procuré esmerarme
en que no se faltase con dicho corregidor al menor ápice de los
cumplimientos que piden las leyes de la urbanidad chinesca;
sin acortarme aun en lo que toca a los presentes o regalos, por
hallarme como me hallaba con provisión de algunas curiosidades,
que poco antes me habían llegado de Manila. Todo no basto para
que dicho corregidor aunque al principio se mostró suave
al primer lance no se torciese dándonos en retorno desabridos
ratos, que pudo bien asegurar los europeos, de que si en China
se toca a labrar cruces; tienen habilidad sus naturales
para dar a [tener] muy subidos de punto los amargones.
[2] El corregidor de la villa de Ningtē que esta cercana a la
de Fogān al cual tenía visitado y agasajado el Padre Fray Pedro de la
Piñuela; porque en ausencia de este el Padre Fray Lucas Estevan, que
quedó en su lugar en la iglesia que allí tienen los Padres de San
Francisco no le ofreció presente, como es costumbre en el día de su
natal, no obstante que no fue descuido de dicho Padre sino yerro
del catequista, y otros cristianos que poco esta distas por fiaron
en que no era menester; el tal corregidor en muestra de su
sentimiento público un edicto a los primeros de diciembre
del año pasado de ochenta y uno, el cual mandó fijar a la
puerta de la iglesia , y era del tenor siguiente.
Yo, el corregidor de esta villa de Ningtē por cuanto me consta
que la ley de Dios es mala, siniestra, y pervertidora de la [verdad]
y de toda y buena ley, y que sus secuaces pervierten la plene to-
do lo cual necesita del remedio; y como a tal la del tierro de estes
territorio para que pose el pueblo de paz; y quietud en
sus negocios. Y por que me consta que unos hombres naturales
de Europa han exigido dentro de esta villa templo de dicha ley
con

con rótulo de letras coloradas en el frontispicio [columnas], y pu-
ertas dadas de barniz colorado, para pervertir y inducir a
mal a la gente simple haciendo los caer en sus supersticio-
nes, donde cada mes rezan con los suyos en días señalados,
y les predican su ley, diciendo que aquel es el camino por
donde los hombres alcanzan las felicidades, y se libran de des-
[dichas], y menos preciando la ley santísima del [confieso] han
inventando un modo de vivir supersticioso y descaminado, a
todo lo cual sino se pone remedio es detener que venga gran
daño a la república; por tanto es conveniente y necesario notificar
a todos los habitantes, moradores de esta jurisdicción de
cualquier estado que sean como es [mi] voluntad y decreto
que el templo de la ley de Dios vuelva a ser casa de vecinos,
y que al cabeza, o cabezas de dicha secta los echen de este terri-
torio, sin permitir les que se queden dentro de esta villa, para ser
causa de infortunios y desgracias: y si alguno contra vi-
niere a este decreto siendo encubridor de dicho hombres
el y sus vecinos serán castigados sin recurso ni apelación.
[3] Cuanto a su última parte, dió en bajo el dicho decreto, por que
dos o tres días antes que se publicase había el Padre Fray Lucas Es-
tevan partidose de dicha villa para el pueblo Mōyāng, ministe-
rio nuestro a donde yo le había ofrecido , suplicado que su-
biese para estudiar algunos principios de lengua y donde pare-
ció después de esta noticia conveniente que se detuviese. Como
lo hizo, hasta que llegó la ocasión en que toda paz, pudo vol-
verse a su iglesia. Luego que el corregidor de Ningtē hubo
publicado el edicto referido , o ya por librarse de la nota de
singular, o ya por dar más fuerza a su acción (que parece lo más
cierto) dió parte a su vecino el de Fogān exhortándole a que
hiciese lo mismo. Este que se hallaba tan vacío de bolsa por
haber entrado muy empeñado en el gobierno, como lleno de
una copiosa familia que trajo consigo de cincuenta personas
que sustentar, junto con estar falto de noticias en la materia,
pues como se conoció, y el mismo confeso después, hasta enton-
ces no sabía hubiese en China tal ley de Dios jusgándola
por una de las muchas sectas que aunque prohibidas a lo ocul-
to se conservan en este reino, y pareciéndole que se le había
descubierto una fértil mina, pues con la plata que fácilmente
a su

a su parecer sacaría de los europeos podría salir de empeñas,
y dar un refresco a su sedienta codicia con las esperanzas
que en virtud de esto le aseguro su ceigo apetito. Recibió de
tan buen semblante la propuesta desde Ningtē, que sin o-
frecer sele cosa en contra publicó luego el edicto siguiente.
Yo, el corregidor de la villa de Fogān, vedando con todo ri-
gor errores de gente, para que se proceda rectamente en
materias de doctrina, advierto que así nobles como plebeyos de-
ben guardar la doctrina del Confucio, teniendo lo demás por
herejía, y doctrina descaminada; de que así los hombres de
letras como la gente ordinaria debe igualmente huir. =Habi-
endo pues llegado a mi noticia como parte de los vasallos
de esta villa, y algunas mujeres siguen la ley de Dios. Digo que
no hay necesidad de ponerse a averiguar por menor que ley
sea esta, porque absolutamente es una [quimeria] invención que
pervierte a los hombres y una superstición errónea, y desca-
minada destruidora de las leyes y buenas costumbres. Si
la ley de Dios es [resanta], y digna de colocarse entre las que
no dieron los hombres [os] las [santos] y insignes en virtud como
no llega a ser tan [re..id] buena como la de Foe. ni como la de
Laotān (son dos ídolos) de ninguno de tantos hombres cele-
bres [gran] en sabiduría, y agudeza de entendimiento co-
mo ha habido en los siglos pasados, se dice que haya seguido
esta ley, pues que necesidad hay ahora de que la gente de un rin-
con del mundo salga a manifestarla, y dar nos noticia de
ella? Su reino es delicioso y bien aventurado, que apete-
cen pues en este que carece de esas calidades? Y en su rei-
no hay aun gente ignorante por que no se vuelven a enseñar-
los. Que dicha ley sea errónea , y opuesta a la verdad estan
claro, que no es menester que los juzguen los prudentes para co-
nocerlo. Y asi fundado en la razón y ley con que debo diri-
gir al pueblo y reprimir a quien le pervierte, debiera echar
mano del rigor, más considerando por ahora, lo uno gran
acausada esta [esta] villa, lo otro la ignorancia de la plebe,
quiere echar por el camino de la benignidad, y clemencia en
su dirección y enseñanza. Por tanto aviso, y amonesto a
todos

en la cuestión tercera de la segunda 25 ártículo 2 ad. 3. Pues no podía
esperarse de la acción más fruto que dejar desahuciadas de
remedio nuestras cristianidades, y a las demás que gozaban
de paz, y quietud, ponerlas a riesgo evidente de que les alcan-
zase parte y pasase a general el disturbio ofreciéndose por el [comisario]
muchos medios por donde por bien se descubrian esperanzas
de remediarlo. Desde luego que damos los religiosos ex-
cluidos [de ir ] a hablar al corregidor porque había dicho que lo
había errado en admitirnos una vez que le habíamos ido a
visitar con que de ir ahora solo se esperaban desaires sobre
no verle.
[7] El primer medio que se ofreció, si bien que no se miro co-
mo el más eficaz, sino por el más a mano, fue que pues en
aquella villa de Fogān había muchos letrados cristianos, y
entre ellos gente de la primera suposición, que fueran algu-
nos a desengañar al corregidor pidiéndole que recogiese
el edicto que tenía fijado en diversas partes. Suponiendo
que esto solo bastaba tambien por satisfacción para con la ple-
be respecto del buen concept que allí tienen de la ley de Dios.
Propúseles el caso, y después de haberlo conferido entre si, fueron
los más de parecer que no convenía, por que ya habían comen-
zado a experimentar al dicho corregidor demasiadamente pre-
sentuoso con lo cual no esperaban de la acción fructo alguno
sino solo el que irritado emprendiese mayores males, con-
fieso que no quede muy gustoso con la respuesta, condenán-
dola por escusa dictada de unos ánimos apocados, y incapa-
ces para empresas que piden algún valor. Pero bien presto
medio Dios a entender, que era digno yo de reprehen-
sión, por haber con espíritu poco compasivo formado tales dis-
cursos, sin atender a que el obras con esfuerzo en lances
de estas calidades es don muy especial descendens a Patre
luminum, y como tal lo pone su majestad donde quiere; y aún
para confirmación de que es así, lo suele comunicar a los
sujetos más flacos, como para enseñanza mía lo hacía
ahora: pues esta bien claro en el caso siguiente.
[8] Sabiendo las mujeres cristianas de Fogān todo lo referido,
se convocaron, y conferidos los sucesos se resolvieron a ir
ellas

ellas a la audiencia y reprehender en público por las blas-
femias al corregidor dando juntamente satisfacción de las false-
dades que a ellas les imponían, enviaronme un recado, pidien-
dóme que me llegase a donde se hallaban juntas algunas
de ellas fui con el especial secreto, y recato que ya se reque-
ría, y llegado allá me propusieron su determinación, aña-
diendo que hasta entoces no lo habían revelado a otro va-
rón mas que a mi y que solo aguardaban para ejecutar-
lo, que yo como padre espiritual les diese la bendición, y
beneplácito, confundido de ir su propuesta, alabe a Dios,
viendo que mujeres de suporte, pues eran de lo mas prin-
cipal del pueblo sin atender a las leyes de su recogimiento,
ni a que basta para quedar infamada, el parecer la mujer
de China en audiencia. Acalle su fervor lo mejor
que pude, representándoles el inconveniente de que
era poner nuevas armas en mano del enemigo, pues
con esto se confirmaría en su maliciosa presunción
y dejando las quietas y resignadas en lo que yo disponía
[mebolus] dando gracias a Dios, y persuadido a que solo
para enseñarme lo había su majestad dispuesto así. Pues
el que puso en ellas ahora tal fortaleza, podía haberla poco
antes puesto en los hombres, como de hecho también la puso
después, y no lo hizo su sabiduría immensa por que quería
que se le diese al negocio más firme a juste; y en más crédito
de nuestra santa Ley.
[9] El segundo medio que se ofreció fue el darnos por les en-
tendidos, por si acaso nuestro corregidor de Fogān no tenía in-
tención de pasar a otra cosa más, y que el tiempo lo dijera
pues sería, posible que el haber publicado el edicto, habría sido
de cumplimiento, y por solo complacer a su amigo el de Ningte.
Pero muy presto se reconoció que aspiraba a más su malicia:
por que un antecesor suyo con otros tres o cuatro que actualmente
ocupan los primero puestos en aquella villa pareciéndoles (como
era asi) que el dicho corregidor se hallaba falto de noticias
en la materia intentaron en diversas ocasiones el darle a en-
tender lo bien recibida que se hallaba la Ley de Dios, así
en

en la corte como en las demás provincias de China;
y con una furia infernal aspirando blasfemias sin querer
oir palabra cabal les respondía que porque, o para que nos intenta-
ban defender? No queriendo entender que los tales lo hacían
a fin de desengañarle sino maliciando que estaban cohechados
para que nos patrocinasen. Por el contrario o ya con tal gusto lo que
algún maldiciente en contra a nuestra le decía que el resto de los
infieles olvidados de que pocos meses antes en nombre de toda
la villa, y confirmas de todos los cabezas de barrio habían
ido a la iglesia a suplicar que pidiésemos a Dios le enviase
agua, lo cual luego por oraciones de los cristianos lo consiguieron;
con solo ver ahora explicada contra nosotros la pasión de su corregidor
prometiéndose más su gracia el que la dijera de nosotros mayor
maldad andaban todos como aposta inventando falsedades
que imponernos encontrando su malicia con algunas tales, que
ellos mismos las celebraban entre si, por fraguadas solo en el
tosco genio de tenderos, y gente vil, pero creía lo todo el corregidor
a ciegas, y muy a ciegas. Y así no es mucho que aún los menos
hábiles en hacer mal, se hiciesen fuerza para lograr la
ocasión, tales fueron, los que nos vendieron la casa que ahora
es iglesia, estos habiendo les hecho nosotros la limosna de com-
prársela, segun ella, y ellos estaban, ellos en extrema necesi-
dad, y ella en puntos de que la desamparasen por aruinada;
salieron ahora llamándose engaño y que les avisamos for-
zado a malbaratarla, y que su intento no había sido ven-
derla. Oyó el corregidor la queja con especial cariño que
les mostró, que mucho si vía en sus manos un cabo más, y tal
como este de donde asirnos. Admitió la querella, y des-
pachó. Luego a que prendiesen a los dos padres Fray Raymun-
do del Valle, y Fray Francisco Varo, que eran contra los que rezaba la pe-
tición, como compradores que fueron de dicha casa. Fue espe-
cial providencia de Dios que ninguno de los dos se hallase
entonces en aquellos distritos, y así dió el golpe en vago cuanto
a la prisión pero no cuanto a las molestias que a los que allí nos
hallabamos, que eramos dos, nos hacían los alguaciles todos
los días con ocasión de ir a buscar los reos.
Luego

[10] Luego que se reconció la dañada intención de tal corregidor y que
el [dragón] infernal que le incitaba tan al descubierto extendía
las guerras para despedazar aquel pobre rebaño: se acudió lo pri-
mero a buscar el principal remedio que era y lo es siempre
el encomendarlo a Dios, lo cual los cristianos y cristianas
pusieron en ejecución con tanto fervor que juzgo que en muchas
partes los ejercicios de rosarios, y letanías se alcanzaban unos
a otros con poca o ninguna interrupción, en cuanto a ayunos, y o-
tras mortificaciones también entiendo que por años enteros se
hacían los votos, y promesas para aplacar a Dios. Al mismo ti-
empo se procuraban buscar algunos medios humanos para que
por ellos como instrumentos, se dignase la piedad divina de re-
mediar tantos males, como ya se padecían, y no llegase el golpe
de los que amenazaban. Pareció acertado el recurrir al gobernador
de la ciudad de Foning a donde pertenecen, y están subordi-
nados las dos villas de Fogān, y Ningtē. Fue a visitarle el
Padre Fray Francisco Varo que residía entoces en dicha ciudad informó-
le de todo lo referido y por tenerle agasajado se atrevió a pe-
dirle, que favoreciese nuestra causa, pues el hacer lo sería defen-
der la verdad extraño mucho El Gobernador la acción de los dos corregidores
ponderando que aún en tiempo de la persecución pasada de la corte
no se había hablado con palabras tan indecentes de la Ley de
Dios, y mostrándose desabrido contra los dos corregidores,
ofreció que se despacharía un decreto en favor nuestro, como
lo hizo del tenor siguiente.
Yo El Gobernador de la ciudad de Foning doy este decreto
para la paz, y sosiego de los europeos que el año cinco del emperador
volvieron a sus iglesias, y el año diez y seis recibieron de dicho
emperador un rótulo honorífico, para poner en el frontispicio de
ellas. Habiendo pues aderezádoles de nuevo y puesto dicho
rótulo, y estando quietos en la ejecución, y observancia
de su ministerio, ha sucedido al presente quererlos inquietar
gente revoltosa, lo cual es digno de toda abominación. Por
tanto conforme a la petición presentada, halló que debo dar este
orden en que mandando los vecinos y demás habitantes de
las dos

de las dos villas de Fogān, y Ningtē y sus distritos prohibo se-
mejantes inquietudes, haciéndoles saber que si algunos tor-
pemente malévolos y descomedidamente necios se tomaren mano para
querer servirse de dichas iglesias para hospedarse, o causaren
en ellas asisten para que me den aviso individual de la persona
para que según el informe se apreso juzgado, y castigado gra-
vemente y así pensar bien lo sobre dicho, y atender a su obser-
vancia.
[12] He puesto lateralmente estos decretos, para dar noticia del mé-
todo que se usa en las audiencias de China. De los demás que
adelante citare pondré sola la sustancia por abreviar. Esti
[mose] como favor grande este decreto, que aún que en el seda
por desentendido de los carteles de los corregidores, seña-
lando solamente hacía lo temporal de cosa regia los moti-
vos del patrimonio; pero esto mismo incluye mayor favor,
porque es dar a entender a superior queda por concluso
el negocio, no poniendo en su decreto palabra que claramente
obligue a los contrarios a que quieran responder, dar satis-
faciónes o poner nueva acusación. Pero todo no basto para
que el infernal dragón del corregidor de Fogān visto el de-
creto, no se encendiese en nuevo furor, persuadiéndole el
depravado espíritu que le asistía, que era infamia, y total
descrédito suyo, el que así pudieran a batir su autoridad
unos extranjeros, y pasando a declarar por odio capital.
Contra nosotros lo que antes se podía dudar, que solo sería
interés al codicia de nuestra plata, entre otras blasfemias
que contra Dios, y baldones contra nosotros decía hizo
juramento, y lo ratificaba muy a menudo que no sería el
quien es sino destruya en China la Ley de Diós; porque de
otro modo (conclusa) no me queda a mi cara para poder
obtener este, ni otro puesto alguno con esta rabiosa in-
dignación, no solo se atrevió a no publicar el decreto de
su superior, sino que puso todos los esfuerzos que le dicho
su malicia, para mal quitarnos con el, y desquiciarle
de que nos favoreciese, acumulando razones de bien co-
mún en un informe que le remitío imponiéndonos cosas
tan

venido en un barco que llegó a las primeras islas, había dicho como
en una tormenta se había desaparecido otro barco que ve-
nía en compañia del suyo en el cual según las circunstancias
que añadía, se colegía que vendrían los mozos que el año antes
habían ido con nuestro despacho y que los que este año habían
salido de Macao volvían ya de arribada camino de esta pro-
vincia todo esto hacía no poca fuerza para que se dificultase
el poner mano en acciones que pidiesen el menor gasto, pero
juzgose, por excusable la jornada del dicho padre y así se par-
tío que dando los de Fogān en el trabajoso aprieto en que
los continuos golpes de hinchadas olas, y furioso huracán,
sino sumergían la barquilla, la tenían siempre bien atri-
bulada.
Tan ufano se hallaba el tirano corregidor de Fogān con el
buen despacho que había conseguido torciendo a su diabólica
facción al Gobernador de Foning que ya daba por asentada por
superintendente la Victoria, y a lo humano tenía mucho fundamente por que
no pudiendo (según el estilo de China despacho ninguno
de las villas subir a las metrópolis, sin que pase primero
de los gobernadores de las ciudades, y a miraba, no solo segu-
ro el paso a sus depravados informes, sino que irían corrobo-
rados con la aprobación de dicho gobernador que se deja bien en
tender la fuerza que los despachos harán (yendo en este [señora])
a los magistrados supremos: Y consiguientemente cuan se-
guro juzgaría ahora este tirano su partido. Viéndole pues
blasonar vencimientos, todos los de su bando procuraban
tener alguna parte en el triunfo, no perdiendo ocasión
en que cualquiera de ellos podía hacer alguna moles-
tia, o decir algún baldón a cualquiera cristiano- siendo
el mayordomo del Rosario llamado Tomás [Chin]
el que mas en esto padeció, sin que el ser letrado gra-
duado de mucho nombre, y de lo principal de la villa
le valiese para que le tuviesen [respecto]. El aguardar la
confirmación de la metrópoli para derribar la iglesia
les parecía demasiado dilación, y así todo era hablan
y tra

y trazar en los corrillos el poner lo cuanto antes en ejecución,
teniéndonos de esta manera en un continuo sobre salto,
dando fuerzas al susto la memoria de que en años pasados,
aún sin tener de su parte al corregidor y sin otra autori-
dad más que la que suele tomarse un ciego, y desenfrenado
vulgacho nos derribaron otra iglesia en la misma villa.
Si bien que en media de este tropel de sustos en que fluctuaba
la flaqueza de la parte inferior, se hallaba lo superior
del espíritu con una segura, y cierta confianza de que
no había de permitir la piedad divina que llegase a eje-
cutarlo fundando esta confianza en que se había visto
la dicha iglesia llena de sobre naturales resplandores en
diversas ocasiones, alguna de ellas antes de comenzarse
la persecución, y algunas después, siendo en estas ultimas
testigos aun lo mismos infieles, que llegaban a preguntar
si se quemaba la iglesia, y en todas algunos cristianos,
y cristianas muy fidedignos, y deseñalada virtud. Por lo que
en diversos, lances que llegue yo a recelar muy próximo
el riesgo, diciéndole al mayordomo del Rosario (que nombre
arriba) que quitásemos la imagen de Nuestra Señora que
estaba en el altar por asegurar la de indecentes y reve-
rencias, me respondió siempre constante que de nin-
gun modo: que Nuestra Señora y su glorioso esposo San José
(a quien por ser patron de China se había escogido por
principal abogado en esta persecución) Los dos mira-
rían por si, y por su iglesia, mostrando cuando decía
esto tal fe, que me confundía: ejecutándome ahora
el fiel reconocimiento a que le aclame por digno de e-
terno renombre así por esta acción, como por lo mucho
que con rara fortaleza, y tolerancia magnánima pa-
deció en el discurso de toda la persecución.
[15] Ni es menos digno de mucha alabanza, un hermano
de dicho Thomas llamado Joseph [Loring], así por la gran-
de fe que en esta ocasión mostró como por lo mucho que trabajo.
No

No goza el dicho Joseph de los privilegios que su hermano,
por no estar graduado: y asi se podría presumir que no obra-
ría con tanto [aviso] por temor de las vejaciones que le haría
el corregidor, estando como esta de bajo de su jurisdiccíon.
Pero no fue así, sino que despreciando la vida por hallarse
falto de salud; teniendo en poco los azotes, que su ponía por
ciertos, en pudiendo haberlo a las manos el tirano, y atro-
pellando con el amor de mujer y hijos, y menos cabo que
con su ausencia padecería su [haciendas] se ofrecío a ir, como
de hecho fue en compañía del Padre Fray Francisco Varo a la me-
trópoli. Y importo tanto su ida por ser hombres
muy activo, y de gran expedicíon en los negocios, que pasan
en los tribunales, y trabajo tanto que llegó a decir el dicho Padre
Fray Fancisco en una de las cartas que me escribió, que si los
cristianos pesaran ahora a dicho Joseph, no era premio su-
ficiente a lo que el merecía. Con estos ejemplares que-
da confirmado, y se confirma más con otros que se veran
adelante lo que dije en el número séptimo de este pá-
rrafo, que el obrar con fortaleza en estas ocasiones lo
da Dios a quien quiere, cuando, y como su majestad es ser-
vido. Bendita sea su infinita bondad por siempre.
[16] Llegado el Padre Fray Francisco a la ciudad de Fòcheû, que
es la metrópoli de aquella provincia de Fōrîn, se hallo
allí un cristiano natural de Macao llamado Juan Cor-
tez que con especial providencia había Dios traídole en a-
quella ocasión porque teniendo como tenía mucha intro-
ducción con el Virrey por correr con algunos negocios de im-
portancia suyos, pudo apadrinarnos, como lo hizo. Por medio
suyo se le introdujo al Virrey un presente de algunas cosas
europa, con cuyo prólogo de cortesía se le dispuso el ánimo
para que oyese el informe de la persecución de Fogān. El
Virrey acordándose del regalo que el año pasado le habíamos
hecho del perrillo que los padres trajeron de Manila jun-
tándolo con lo que ahora se le ofrecía se hallo tan obligado
que quiso dar especiales muestras de agradecido, siendo las
pri

su paternal protección por el contrario los ánimos de los ene-
migos que tan enconados se hallaban, que daron tan fríos que
no podían creer que lo [veían], ni entender como unos extranjeros
tuviesen tan desmedido poder y volviéndose contra su corregidor
murmuraban del, diciendo que no había sabido lugar el lance
ni poner eficaces medios para salir vencedor. [No cesataba] el ti-
rano que el eco de estos [baldones] llegase hacía sus oídos, para
incitarse a nuevo furor, que el dragón infernal que le movía,
no se descuidaba de dar calor, y atizar su ánimo contumaz,
y así aunque le turbó, y no poco esta primera noticia, pero no se-
puede decir que le dejó helado como a los demás.
[19] Los carteles que el Virrey concedío a favor de las dos iglesias,
fueron remitidos a los dos corregidores con orden de que los entre-
gasen a los ministros que en ellas se hallasen, y tomasen de ellos
recibo de la entrega, y lo remitiesen al Virrey para que le constase
de su ejecución. Llegados a Ningte que esta a la mitad del
camino, hubo menester más el corregidor de aquella villa
para alzar la mano de la persecución, y luego hecho vos de que
a visasen al religioso que se volviese a su iglesia, como lo hizo el
Padre Fray Lucas Esteban franciscano a quien pertenece el cual hasta
entonces se había estado en nuestro ministro del pueblo de
Moyang, y desde entonces ha pocado allí de segura paz, sin
que nadie le haya dado el menor ruido. Bien lejos se halló
el corregidor de Fogān de imitar ahora a su amigo el de Ningte
como le imitó en empezar la persecución, pues llegado a sus
manos el cartel de Virrey, tuvo osadía para hacerse
desentendido, y no entregarlo como se lo mandaba. [Instose] en
Fòcheû con el Virrey acusando la rebeldía del corregidor y despachó
segundo orden mas riguroso acompañado de una bien agria
reprehensión aqui fue cuando el dragón infernal que
impelía a este tirano hecho el resto en ofrecerle tracas como que
dando bien, pudiese proseguir la guerra con esperanza de obte-
ner la victoria, pues se ves bien claro que fueron todas dia-
bólicas, de las que al tirano uso en esta ocasión. Viendo que ya no
podía menos que entregarnos el cartle del Virrey para que se fijase
en el frontispicio de la iglesia, lo fijo antes en la plaza pública,
pero

pero con otro junto a el en que protestaba el agravio,
y que teníamos engañado con nuestros embustes al Virrey, el cual
no había llegado a tener noticia de nuestras maldades, ni cono-
cido que gente somos, y en consecuencia de este pues de remi-
tirnos a la iglesia el cartel, y obtenida certificación de la
entrega, la remitió al Virrey, y mintiendo para la escu-
sa de haber dilatado la ejecución, que había estado fuera de la
villa, añadió suplicando, que se le oyese en un informe
que remitiría despues dando el razon de su justificado pro-
ceder.
[20] Hecho este despacho luego al punto convocó a los cabezas
de barrio, y demás personas de parte, que de los infieles hay en
aquella villa, y propúsoles, y ponderoles que cuan feo, y indigno
de tolerarse era que una gente infame sobrese extranjeros co-
mo éramos nosotros, no hubiésemos de salir con [subpeditar]
y abatir el corregidor y cabeza superior que ellos tenían en su
villa, y así que pues eran constantes a todo el mundo nuestras
maldades, que todos ellos en un escrito que el haría las ates-
tiguasen, y en nombre de toda la villa se pidiese que conforme
ellas lo requerían fuésemos castigados y expelidos para
siempre de todos aquellos distritos. Vinieron a ciegas sin
dificultad ninguna en lo que el inicuo tirano les propuso
todos los circunstantes, y puesto en forma el escrito, y fir-
mado de todos, lo remitió al Gobernador de Foning, y este
que ya se había también declarado por enemigo nuestro,
sin atender a que fuese verdadera o falsa la acusación
admitióla por lo que tocaba a su parte y remitióla al
supremo magistrado del crimen a la metrópoli.
- Aunque fueron muchas las fasedades que iban acu-
muladas en el referido escrito, en donde más el tirano
dejo correr la pluma, fue hablando de la comunicación
que tenemos con las mujeres imponiéndonos tales torpe-
zas, que solo pudo distar se las el inmundo espíritu que
le asistía, siendo este punto el más delicado que la astucia
del dragón infernal pudo inventar. Porque siendo for-
zoso

que a favor nuestro había concedido el Virrey parece, que se seguía que
habían [depocar] del alivio de algunas treguas, por lo menos en el
interin que el despacho que en contra nuestra se había hecho en nombre
de toda la villa de Fogān, y remitido a la ciudad de Foning, presenta-
do en aquel tribunal fuese ascendiendo por su orden a los demás
tribunales superiores, [esto] lo que puntualmente guardan los negocios
en China en el ascenso, y descenso de cualquier despacho. Pero en este
tiempo fue cuando la malicia de corregidor temiendo que nos gloriá-
semos del buen suceso, procuro privar nos de todo sosiego haciendo
amago de aposentar en la iglesia a todos cuantos hombres de cuen-
ta pasaban por aquella villa o venían a ella. Y a los cristianos
espantándolos con diversas amenazas que como estas suelen
causar aún mayor favor que los mismos golpes, hasta entonces
desde que comenzó la persecución, no se veo tan [amilanado], y
sombrado aquel pobre rebaño, en tanto grado que por este tiempo
el mayordomo del [Rosario] que nombre arriba de dijo un día; gra-
cias a Dios por todo que ocho o nueve meses a que no se pasa día
en que no padezcamos alguna especial aflicción, o trabajo.
[24] Llegó el despacho a manos del Virrey, que dejo burlado no
solo en esto nuestro discurso, sino que admitiéndolo, decreto que se
hiciese averiguación con todo secreto de lo que contenía la [acu]-
sación, y sele remitiese para que el despacharse mandamiento
de prisión contra los delincuentes, que éramos los dos que enton-
ces nos hallabamos en Fogān. Al mismo tiempo que salió este de-
creto, acertó a llegar a aquella metrópoli el Señor Don Fray
Gregorio López, que habiéndole yo suplicado que subiese a la villa
de Loyuen para comunicar puntos graves tocantes a su obis-
pado, siendo forzoso para su viaje el pasar por allí, llegó
a tan buena ocasión, pues no eso pudo luego darme a-
viso de lo que pasaba. Bajando yo de la villa de Fogān a la de
Loyuen por el fin sobre dicho [deber] me con el Señor Don Fray Gregorio
me encontró en el camino el tal aviso, y desde allí escribí al
Padre Fray Andrés López, que quedaba en Fogān que con to-
do disimulo fuese recogiendo las alhajas de la iglesia, y re-
partiéndolas por los cristianos que yo procuraría volver con
tiempo que pudiese hallarnos allí el order de que nos prendiesen,
si

si llegaba el lance, como lo tuve yo por cierto, y los demás
religiosos lo tuvieron también de que llegaría , y por modo
ninguno convenía que se diese la menor nota de que [ huya]-
mos el cuerpo, porque sería hacernos sospechosos de las in-
famias que no habían impuesto.
[25] Mucho, sintieron este golpe los afligidos cristianos, y no me-
nos los ministros considerando que nos faltaba ya el favor
del Virrey, que era el único, que a lo humano, nos conserva
en algunas esperanzas de poner obtener buen suceso y agravó-
se el sentimiento. Viendo que los efectos del tal decreto, iban
después confirmando los recelos que antes se había concebido,
porque habiendo llegado a manos del Gobernador de la ciudad de Foning,
como este se hallaba cohechado del corregidor de Fogān, aunque
venía cometido a el la secreta averiguación, remitió la di-
ligencia al mismo corregidor que siendo tan constante cuan a-
pasionado se hallaba contra nosotros, fue maldad notada
aun de los misioneros gentiles. Bien se deja entender el gozo que
el tirano nuestro enemigo recibiría, viendose con toda la auto-
ridad en su mano, que aunque era solo de averiguar y
de secreto luego se le ofrecería en ensancharla a medi-
da de su mala conciencia como lo hizo.
[26] Dió principio a la ejecución con todo el estruendo de rigores
que le ministraba su loca, como ciega arrogancia, mandó que todos
los cabezas de barrio le llevasen por escrito los nombers de todos
los cristianos, y con distinción de las que guardaba virginidad
por ser donde su malicia fundaba los cargos más feos que ahora
entendía comprobarnos ejecutaron todas estas averiguacio-
nes de molestia, que dejan entenderse de un tirano que tan-
to deseaba que llegase a su mano el acote. Pero permitiéndo-
le Dios tocar al cuerpo en algunos cristianos que prendió,
no le dió licencia por sus altísimos juicios para que to-
case al alma, que lo es el ministro, que aunque es muy
cierto que ello desearía, pero la divina majestad debía de haber-
le initimado al dragón infernal que le asistía el animan eius
ne te tigeris. Con que le ato las manos en otra ocasión. Habiéndole
en

entregado las listas, y preso a algunos cristianos, previno pen-
cas, convocó ministros y entre ruidos que amenazaban destro-
zos, llegado el día que había señalado para examen jurídico
concurrieron multitud de gentiles con ansia de ver extinguía
la Ley de Dios, salió el corregidor a Audiencia, y sentándose en
su tribunal con toda la soberanía que se acostumbra que
en China en la menor villa es muy majestuosa, mandó compa-
recer en juicio los examinados que solos fueron tres cristi-
anos que por viejos, y pobres debía el tirano de haber juzgado
por más a propósito, para que el miedo les hiciese decir allí to-
do lo que el quisiese. Comenzó el examen preguntando a
uno de ellos si era cristiano? (este que se llama Pedro Ching
me dijo después. Pero antes de comulgar, como lo hizo aquel día
me sentía, muy temoroso, y pusilánime, pero después de haber
comulgado me hallé con extraordinario valor) Respondió
a la pregunta del tirano con toda libertad que sí, que
cristiano era. Prosiguió el tirano preguntando, si tam-
bién su mujer lo era? Respondió Pedro que no solo su mu-
jer, sino sus padres, hijos, y lo serían siempre. Como pues
prosiguió el tirano permitis que las mujeres sean cristi-
anas? Donde sea visto en el mundo que las mujeres ten-
gan sectas, y doctrinas? Las mujeres respondió Pedro
no tienen racional como los hombres? No tienen peca-
dos de que deben procurar librarse? No le dejo proseguir
el tirano indignado de verle hablar con tal osadía, cosa
bien desusada, porque como es muy ordinario el matar
los azotes a los que llegan aquel puesto a los que llegan
a el apenas el favor les deja aliento para formar una
palabra, y así teniendo ahora este tirano por afrenta suya
la santa libertad de este cristiano, irritado y furioso arro-
jó las cañuelas, que es la acción con que decretan azotes, pero
aunque se seguía que de un montón de ellas que tienen para
este fin sobre el bufete, ahora las arrojase todas, su ciega cóle-
ra no le dió lugar a [a] entender que habían sido solas tres las que
había arrojado. Contiene cada una cinco azotes, con que le dieron
quince

quince, [arrojas.] Pedro que los recibió con mucho goza de su corazón.
[27] Desechado este testigo procedió a examinar a otro que por
ser viejo y medio sordo, por ahorar de pensarlo que había de respon-
der a tan molestas preguntas, de termino de fingirse sordo del todo;
con que a cada pregunta del corregidor respondía a un despropósi-
to, que causaba risa en el auditorio, y no poco rabiosa irá en el
tirano, levantaba este la voz, y el otro cerraba sus oídos, hasta
que a los gritos, que le dió un sayón respondió que el era cristiano,
y no decía más. Bien quisiera el corregidor para desfogar su có-
lera mandar que luego allí lo matasen a azotes, pero no sele
ofreció a toda su malicia la menor aparencia de razón
por donde honestar con el vulgo semejante castigo, con que
hecho un veneno de ver que así sele malograba una acción
en que el había trazado hacerla el total papel de su justicia,
sin atreverse a pasar adelante en el examen, explicando
su enfado levantóse del tribunal y fuese corrido, con que
se dió a este auto bien distinto de lo que de el aparato, y es-
truendo de amenazas se habían los infieles prometido, y así
se fueron bastantemente frio todos los que habían concurrido
con ganas de [oí] por lo menos en juicio las maldades que en
contra de nuestra Santa Iglesia, y Ley, y sus ministros se habían
hasta entonces publicado.
[28] En estas diligencias, y judicaturas andaban en la villa
de Fogān apelando el corregidor a nuevas trazas, y blasonando
ejecuciones de los órdenes del Virrey, cuando andaba Dios en la
metrópoli de Fòcheû disponiendo por medios bien extra or-
dinarios como se proveyese de remedio a aquellos daños.
Oyendo el Señor Don Fray Gregorio en Fòcheû el estado a que había
llegado la persecución, y no hallando aunque lo buscaba, modo
como se le pudiese suplicar al Virrey a mejor informe
ofrecióle Dios un buen cristiano llamado Eleuterio criado
del mismo Virrey, del cual ni aún senos había antes ocu-
rrido el valernos del, por juzgarlo de muy poca su posición
para con persona tan grande , y en negocio de tanto empe-
ño. Viendo Eleuterio afligido al Señor Don Fray Gregorio le o-
freció que el presentaría un memorial y hablaría al
Virrey, el dicho Señor Don Fray Gregorio considerando que no se descubría
otro

otro medio, admitió la oferta y entre los dos dispusieron
el memorial el cual en sustancia decía, que el era
cristiano antiguo, pues había heredado el serlo de sus padres,
y abuelos, que también lo había sido, y que habiendo cono-
cido diversos ministros del evangelio, a todos los había ex-
perimentado hombres de inculpable vida, y muy ajenos de las
torpezas que ahora les imponían a los que residían en la villa
de Fogān, y que teniendo por tan manifiestamente falso lo que
contra ellos se había informado en aquel tribunal, que
el ofrecía su cabeza si por vía de ministros desapasionados
se llegará aprobar el menor de los cargos que contra dichos
ministros del evangelio se habían publicado.
[29] El primer día que el Virrey salió a [audiencia] llegó El-
eutorio a presentar su memorial, y viéndole el Virrey
arrodillado como es costumbre en China a los que comparecen
en algún tribunal, mirándolo con apacible semblante
le preguntó diciendo que se le ofrece al buen viejo? Y habiendo
le entregado el memorial, y comenzando a leerle, y sin acabar-
le, tomó la pluma y decreto diciendo que por cuanto el tenía
ya averiguado ser falso lo que el corregidor de Fogān había de-
puesto contra los ministros de la Ley de Dios, que el magistra-
do del crimen despachase luego por el asesor de dicho corregidor
para que fuese castigado por haberse atrevido a mentirle en
negocios tan graves, de este modo se castigan en China los ex-
cesos de los que actualmente estan en los gobiernos; y es para ellos
muy sensible, como lo fue ahora para nuestro enemigo, hallán-
dose en al mayores razones de sentimiento por que fuera de las
comunes de ser lo mismo que si los azotaran a ellos, y ser tam-
bién un comenzar a levantar la mano para el golpe que se
les previene en sus mismas personas, que a lo menos es de qui-
tarles después los oficios, el hallarse ahora este tirano tan
empeñado, y tan cerca, a su parecer, de salir victorioso
necesariamente había de agravarle el sentimiento, de modo
que algunos se recelaban, de que se había de [ahorcar].
[30] Bien se conoce, que para personaje tan grande de como un virrey
y especialmente en China donde tan notable es la soberbia
con que

el sobre dicho decreto tan a nuestro favor, había después dado
muchas muestras de proseguier en favorecernos y librarnos
de los que ya estaba persuadido que nos perseguían con
dañada intención. Pero dentro de muy pocos días llegó
respuesta de la corte dándole orden para que se partie-
se luego que llegase el sucesor que ya venía camino.
Con esta noticia resucitó a nuevos alientos nuestro ene-
migo el corregidor de Fogān y comenzó a fulminar ame-
nazas diciendo, que han llegando el Virrey nuevos volvi-
ría el a proseguir la persecucíon. Llegó el Virrey con la
brevedad, que la nueva había prometido, y venía encomen-
dado en orden a nuestro pleito de los Padres de la Compañia que
desde el principio se les había escrito para que estuvie-
sen sobre aviso por lo que pudiese suceder, y para que apli-
casen se pudiesen algún efficaz remedio a los daños que
amenazaban. El religioso de la Compañia que al pre-
sente estaba en la ciudad de Fòcheû, no acudió tan pun-
tual como el Virrey quisiera a darle la bien venida, por
lo cual, aunque su Vice Provincial el Reverendo Padre Juan Domingo
Gabiani por allí visitando al dicho
Virrey le admitió la visita con todo agrado, y sela retornó
con puntual urbanidad. No obstante esto el mismo día de
la visita habiendo ya llegado a sus manos el informe
que el corregidor de Fogān había remitido de nuevo
contra nosotros, decreto diciendo que el magistrado
del crimen hiciese observar el mandato regio des-
pachado en el año décimo de este reinado. Conviene a
saber, que no se exigiesen de nuevo templos de la Ley
de Dios, ni entrasen en adelante persona alguna en
dicha Ley, golpe fue este que puso a la persecución en peor
estado que hasta entonces se vió pues bajando este or-
den a todas las ciudades, y lugares, era ya general
la persecución en toda aquella Provincia, y de los casos
que de aqui resultaban había de ser forzoso dar parte
a la corte y consiguintemente amenazaba el que pasase a ser
gen

general en todo el reino nuestro enemigo tenía co-
hechado un oficial en la audiencia del crimen mediante
la cual diligencia corrió con especial brevedad este des-
pacho cuanto al bajar a Fogān que habiéndolo recibi-
do el corregidor lo mandó fijar luego en los lugares públicos
con otro edito suyo en que mandaba, que para cumpli-
miento de el decreto del Virrey, los cabezas de barrio le ha-
bían de dar todos los meses razón de lo que acerca de esto pu-
dieran averiguar.
[33] En las muchas tribulaciones con que el discurso de es-
ta persecución vi a la no [necita] de aquella pobre iglesia bien
asustada, ahora solamente llegué a recelar, que las olas y a la
sumergían, y sin recurso la hecha van a pique. Y así ex-
clamé diciendo, que por mejor tuviera el que se hubiera per-
dido antes de ahora resumiéndose en ella sola la per-
dida que no perderse ahora con tan evidente peligro
de los cristianos llegó a lo sumo que pudo llegar por que
por horas aguardaban, cuando vian llevar presos a los mi-
nistros por haber exigido iglesias y hecho de nuevo cristianos
y cuando también los prendían a ellos por la misma
razón, y declarándonos por incursos en el crimen de
haber contravenido al mandato regio, quitar no la vi-
da, y extinguir de China la cristiandad. Era este último
aprieto que tenía y decretado la majestad de Dios que
se había de padecer en esta persecución, y así no es mu-
cho que para ejercicio de unos, y prueba de la fe de otros
permitiese su majestad que fuese también la mayor tribu-
lación.
Hallabanse también sobre manera afligidos en
Fòcheû el Padre Vice Provincial de la Compañia y el Padre Fray Francisco
Varo, que también se hallaba allá por haberle yo en-
viado con fin de ver si descubría modo como poder hablar
al Virrey, para informarle de la verdad. Buscaban entre
los dos, y discurrían medios para atajar tanto mal;
pero

pero no hallaban aunque intentaban algunos, ninguno
que fuera eficaz. Parece que en tan deshecha tormenta
aún todavía dormía el que siempre vela para nuestro reme-
dio. Despertó en fin su misericordia, quien duda que mo-
vido a piedad por las voces de muchos que le instarían
diciendo: Sálvanos señor que perecemos. Mandó
a los vientos que cesasen. Tardó el corazón del Virrey to-
mando por instrumento una carta del Padre Ferdinando Verbiest
presidente de la matemática que con especial providencia dispuso
su majestad que llegase dos días después de haber el Virrey he-
cho el despacho referido encomendándole en ella de nuevo nuestro
negocio [enviase] leal Padre Vice Provincial con un mozo suyo el cual
al dársela añadió diciéndole, lo afligido que nos hallába-
mos, y habiendo la leído respondió, que dijese al Padre
que no tuviese pena, que el lo compondría todo muy bien y pres-
to; y luego allí en presencia del mismo mozo hizo que se
escribiese un orden al corregidor de Fogān, para que al punto
se partiese para aquella metrópoli, fue luego en cumpli-
miento de dicho orden, y como no pudiese saber claramente la
causa de ser tan impensadamente llamado solo supo era por el
negocio tocante a la Ley de Dios, y va [temeroso] recelándo-
se algún grave daño, que la conciencia le acusaba.
Llegó a Fòcheû y el primer día no le quiso el Virrey ad-
mitir a audiencia, con fin humillarle como el mismo Virrey en-
vió a decir al Padre Vice Provincial el segundo día le admitió pero
fue para solo decirle que fuese al templo de la Ley de Dios a
visitar al dicho Padre Vice Provincial que estaba allí; quedo aturdido
el miserable con este orden viendo que le obligaban a ir a hu-
millarse a los que hasta entonces el se prometía ver los puestos
a sus pies con cadenas. Mostróse muy humilde en la visita dis-
culpándose de lo que hasta entonces había obrado, que gente
mal intencionada le había engañado por no haber tenido an-
tes noticia de la Ley de Dios. El día siguiente volvió a dar razón
al Virrey de cómo había cumplido con lo que el día antes sele
había mandado. Mándole el Virrey aguardar en una ante-
sala, y envió un recado a los Padres que fuesen allá los tres que
allí se hallaban; fueron luego y al punto que llegaron se
le

se les dió entrada que dándose todavía el corregidor aguardan-
do. Dióles el Virrey a los tres él mejor lugar como a huéspedes
tomando el la silla inferior, y díjoles que muy fácil le fue-
ra a él el quitarle el oficio al corregidor de Fogān, pero que des-
pués quedaría más enconado contra nosotros, y acaso buscaría
otros medios peores por donde hacernos guerra, y asi que tenía por
mejor el ajustar lo por bien. Diéronle las gracias los religiosos
y luego mandó entrar al corregidor hízole una plática, que a ser cristiano
y muy fervoroso, no se que sela pudiera haber hecho mejor. Díjole
que como siendo ministro, y tan antiguo no había tenido noticia
de la Ley de Dios, estando tan dilatada por todo el reino. Que
en todas las provincias donde él había gobernado, había corrido con fa-
miliaridad con los religiosos y que en la provincia de [de] Jônân
de donde ahora venía de ser también Virrey dejaba comenzada
a fabricar una iglesia por su cuenta que en la corte hay dos o tres
iglesias, y lo que más es, que al lado del mismo emperador esta la Ley
de Dios, y concluyó diciendo, que le había mandado venir allí,
solo para hacer su negocio intercediendo con el Padre Vice Provincial
para que no le pusiese pleito en la corte (para donde estaba de par-
tida) por haber llamado en los edicto que había publicado, secta
falsa a la Ley de Dios, haciendo así que esta aprobada por el
emperador agradeció con mucha su misión al Virrey la merced
que le hacía, pidiendo perdón de su yerro, y dando por excusa que
gente de mala intención le había engañado. Despidiólo el Virrey
diciendo, que fiaba del que haría en adelante buen corregidor,
y que con esto, y tener siempre mucho cuidado de los religiosos
y de que ni a ellos ni a sus iglesias inquietasen gente traviesa que
él tendría cuidado de solicitarle sus aumentos. Fuese y tam-
bién los religiosos, habiendo rendido las gracias al Virrey, se
despidieron, con que se puso fin a este auto, y juntamente a toda
la persecución.
Después se visitaron el corregidor y el Padre Fray Francisco Varo dejando
muy asentada la amistad y tanto que he tenido ahora carta de Fo-
gān en que me dicen, que habiendo llegado un gentil acusar a
un cristiano porque persuadía a otros que entrasen en la Ley de
Dios, entendiendo, que con esto se congraciaría con el corregidor,
no sabiendo aun cuan mudado estaba; que el corregidor le mandó
a cortar rigurosamente al tal acusador, y juntamente le dió por ello
una
Advertencias sobre los sangleyes de Tondo y del Parián

(13 §. 1. + 114
Si no se tiene cuidado con ellos los escribanos y naguatatos
siempre el cuan de mas y por esto llenan las licencias
en sus casas, en cargandose le al juez de las licencias que las haga
llenar allí sin que se les lleve nada se remedia esto.
§. 2
Las ordenanzas de Tondo y del Parián hay necesidad que se vean señalando
personas y los dias en que las ande ver y si fuere menester pagáse-
les de la caja su trabajo, que sin dudad hay necesidad
de quitar muchas, y quiza ahora que poner otras que importen
lo del corregidor de Mariveles. Si oblige puesto aquel tributo de tablas
y otras maderas viene a redundar en daño de la republica que
de ella ande sacar y sacan los sangleyes lo que le dan y así no se
lo hace injusticia a los sangleyes sino a los españoles
Item tiene puesto arancel de lo que de llevar de los navios asi el como los
de mas que visitan a los chinos sera gran servicio del que
se haga guardar que redunda en descredito de la fe lo que contra
los sangleyes se hace en esta parte, y a pocos años como el
pasado se acabára el trato con los sangleyes por que les fuera
imposible llevar tan gran carga.
§ 3.
Aunque el impedir el atravesar la ropa que los sangleyes traen parece cosa
dificultosa no lo es, por que los que ordinariamente compran asi son
gente de puesto, y si saben que el de hecho lo pretende im-
pedir y disgustes de que compren tomandolo por fuerza de los navi-
os, no lo havan, y para esto basta su s.a mande echar un
bando y diga a algunos que son notados de esto que no lo hagan
y echas en galeras al sangley corredor o naguatato que en esto
interviniere que sin duda hecho esto en uno temuran los demas.
El juego de los sangleyes les es muy dañoso y por se ellos tan inconside-
rados en esta parte sin gravísimas las penas que tienen en su
tierra contra los jugadores todo lo que aquí se pudiere quitar es de
gran bien para la republica así de los sangleyes como de los españoles.
Los baratos que se les piden son muy excesivos y hay muchos sangleyes que
Carta apologética, probablemente de Francisco Combés sobre la controversia sobre el sermón de Francisco Solier en el que acusa a los frailes de maltratar de los indígenas

todos cargan sobre el gobernador. Es que aquellos eran clamores
contra el hombre y estos son quejas descorteses
contra Dios. Y siempre obra entre nosotros más el temor
de los hombres, que vemos que el de Dios escondido
a nuestra ciega inconsideración. Salvador, pues, es padre
el príncipe que bien provee y ejecuta. Y salvador el ministro,
que bien aconseja. Y con mucha razón el señor Don Salvador Gómez
de Espinosa, que todos sus estudios los ha dedicado a la justicia
y a la conveniencia ajena. Y más este, en que más prácticamente
enseña a guardar justicia en lo más riguroso de su obligación.
Que por sólo ese le compete la propiedad del nombre de
salvador. Y por sólo ese les atribuye a los particulares tal vez
de la iglesia. Agustino, el nombre de ángeles, [hom] 2. [Apoc]
quia angelus nuncius interpretatur quicunque Episcopus
aut Presbiter autetiam. Laicus quomodo advitam eternam
perveniatur nunciat merito angelus dicitur. No
sólo merece la honra del nombre que tiene, sino la de ángel.
Pues enseña a los ignorantes la luz para caminar a la
rectitud. Les propone los medios para desterrar las tinieblas de la
ambición y codicia que la estorban. Y propone otros para enmendar
a los que porfiadamente se quieren perder, pidiendo
que su escrito sea instrucción para las justicias y pueblos, que es
lo que le pica. No que vaya a Madrid, que es risa eso que ya
se sabe que de allá. A lo sumo podrá venir una cédula —de
que hay tantas— a docenadas en la secretaria, sin que haya
tenido ejecución. El que se dé a los alcaldes mayores es lo que
temen. Eso les parece que es dar a un secular jurisdicción. Pues
dígame padre, si en España intentase un cura a lo menos
que contiene el papel, fuera menester cédula para que
lo estorbaba un corregidor, ¿escandalizaría la resistencia
justa de lo ilícito? ¿Debía aguardar para estorbarlo a su
prelado? ¿Hiciera mal que para impedir el mal que amenaza
todos tienen poder y aun obligación según la doctrina
que propuse al principio estorbarlo para el castigo solamente
recurriera a su superior pues aquí de Dios como quieren porque
estamos en Indias que sea más la autoridad de los curas
y menos la de la justicia? Vayan consecuentes. Y ya que quieren
tenerla mayor en todo, concedan les a las justicias siquiera
la que se tiene allá, ya que con la suya no guarden la proporción.
No importa que el remedio cause algún dolor y que tenga algunos
inconvenientes cuando de la omisión se siguen otros mayores.
Que aun los medicamentos para la vida llevan consigo ese inconveniente
inseparable a su condición. Nullum medicamentis
est quid adio provit quid ali quantulum non obsit, dijo Hipócrates
en sus aforismos. «No hay medicamento de tanto provecho
que no cause algún daño». Pero como sería necesidad en un
médico por ese pequeño daño dejar correr al último la vida,
así en los males de la república rehusar el remedio
de un grave accidente por la resultancia de otro menor,
hace de cerrar con el más nocivo, que este vencido presto.
Se rendirán los que no son de tanta consideración.

que así estaba resuelto y determinado y señalado el
día y todas las provincias prevenidas con navíos? ¿Y no sabe
que a esto sobrevino la difusión del Maluco con la muerte del
rey de Tidore, Cachil Zayde? ¿Y que al rey heredero de la
facción de España se le reveló la mitad del reino que alzó otro? ¿Y a este
le dio favor el holandés y con su potencia rompió la guerra y tenía
en peligroso estado el Maluco? ¿Se había de dejar lo que más
importa por lo que menos y que se perdiera el Maluco para que
el Ternate nos hiciera la guerra acá, aliado como moro con el
Mindanao? ¿Qué poder habría entonces para defender
las islas?
Con que se ha de ir contra el Mindanao? ¿De
dónde sacaremos mil hombres que llevó el señor Don Sebastián?
¿De dónde cincuenta mil pesos para los gastos de la jornada?
Dinero no lo hay. El campo de Manila no tendrá 800 plazos hoy,
pues ¿con qué se ha de hacer la guerra? Con oraciones, padre, y con
hombres y dinero. Pídalos a Dios. En estas islas no se aumentan
los españoles. En 5 años se ha tragado la mar y otras desgracias
500 de Castilla. No vienen, y los que han venido han entrado a la
parte de los ahogados en fe del socorro. Se prevenía la jornada,
no lo envió Dios. Dejaremos a sus aventuras a Manila,
y más con las voces del vulgo temeroso apoyadas de varones
religiosos. Cada día nos afligen de [daca], que viene el chino con 300
navíos que se ha de perder Manila. Será bueno que los convidemos
con su desamparo.
Ya que le hemos quitado al reverendo padre predicador los escrúpulos,
quiero ponerle uno que procura desechar. Y le importa mucho
que haga del mucho caso este. Son las cargas referidas de
ministros eclesiásticos y de justicia, alcaldes mayores
y corregidores que dice que son charquillos para que no se haga
caso no importa aquí averiguar el peso de sus cargas,
pero poco o mucho quiero que sepa que sólo ese el el intolerable.
Ya veo que [se cala la visera] por no oír tan escandalosa
proposición. Porque como le toca, esfuerza [que] la condene luego y la [anate].
Maticé lo 1.º porque la sobrecarga es la que mata. Y más cuando
la echa quien está obligado a solicitar el alivio y con atención
a lo forzoso quitar lo posible de lo que no es necesario. Lo 2.º, porque
las cargas que echa el rey, como son forzosas para la defensa de la
fe y de sus vasallos y obligación, sería el servir a ellas. Ningún
prudente las desecha, aunque las sienta, porque hace su causa
que está envuelta en la del rey y reino. Pero las que echa
el particular, como no hay obligación a ellas, se sienten más
que nadie está obligado a servir con su hacienda a los intereses
particulares de otro. Aunque sea muy estirado que la
caridad, bien ordenado comienza por sí. Y primero es uno
deudor a su necesidad que a la ajena. Nadie siente
pagar mil ducados si los debe, y sentirá mucho si no los debe,
que le quiten cien ducados. Lo que se da al rey es deuda, lo que
se da al particular ha de ser voluntario. Que por esto ponderó
agudamente el Crisóstomo, citado que cuando Cristo mandó pagar el tributo al
César, no dijo: «Dad a César lo que es de César. Si no, volved rectitud
Index for Libro número 16 de cédulas reales recibidas por Don Fausto Cruzat y Góngora, desde el año de 1694 hasta 1696.

-Otra sobre el despojo que hizo el Virrey de la Nueva
España del Generalato de la Nao a Don Francisco Arcocha.
Hoja 317.
-Otra aprobado haber echado al traves al galeón Santo Niño.
Hoja 320.
-Otra para que los Presidentes, Audiencias, fiscales, Gobernadores
y Corregidores cumplan las cédulas insertas sobre la libertad
[alivio] y buen tratamiento de los Indios. Hoja 323 a 326.
-Otra avisando la resolución que se ha tomado de descontar la
tercera parte de[ viajes] a todos los Ministros a lo que sobre
esto se ordena a Virrey de la Nueva España. Hoja 332.
-Otra para que pide un donativo gracioso a los vasallos de estas
Islas para socorro de las urgentes necesidades. Hoja 353 a 354.
-Otra encargándola que del primero de enero de 1692
se haga enterar a los encomenderos lo procedido a sus ventas
sin descuento alguno. Hoja 365 a 366.
-Otra dando gracias por la fundación de dos piezas de artillería
y fábrica de arcabuces. Hoja 369.
-Otra para que se observe la práctica de [asistir] la audiencia
solamente a los fiestas de tabla sin introducirse a otras que
no lo son. Hoja 372.
-Otra respuesta de carta sobre la ejecución de la cédula a-cerca
de las doctrinas de los Sambales. Hoja 375.
-Otra respondiendo a nueve cartas y aprobando lo que en ellas
se avisó haber ejecutado. Hoja 377 a 378.
-Otra respuesta a una carta sobre el estado de la [cristiandad]
de la China. Hoja 382.
-Otra aprobando lo obrado para ocurrir a los recelos que se [tuvo]
de querer los enemigos introducir comercio en Mindanao. Hoja 389.
Index for Cedulario número 31 de los años de 1750, 51 y 52.

1751 en que se le concede facultad al Gobernador de estas
Islas para arreglar los gastos de la real hacienda. Hoja 106 a 109.
-Otra fecha en Madrid a 5 de Marzo de 1751
en que previene de este gobierno se observen las leyes
que prohiben el commercio con los extranjeros. Hoja 112
a 120.
-Carta orden librada por el Excelentísimo Señor Marqués
de la Ensenada fecha en Aranjuez a 11 de mayo
de 1750. Sobre que Sebastián Fabián sea relevado
de tributos polos y servicios personales. Hoja 121 a 124.
-Real Cédula fecha en Buen Retiro a 17 de julio de
1751. De la resolución tomada en punto de gé-
neros que en adelante se han de poder repartir
a los indios para los [Corregidores] y [Alcaldes mayores] y estable-
cido el modo con que se ha de ejecutar. Hoja 125
a 182.
-Una orden de Excelentísimo Señor Marqués de la Ense-
nada fecha en Aranjuez a 12 de mayo de
1751. Para que todo el alcanze de cualquiera
soldado que desertare lo pierda como el de [la]
muere [a favor] de los herederos. Hoja 183 a 191.
-Otra con fecha en Aranjuez a 16 de junio de
1751. En que se manda no se admita por dicho de
tanteo a sus reales rentas a las ciudades [villa]
y partidos en los Reynos de [America] con lo

-[Margen izquierda] {n. E}-Diligencias practicadas en virtud de real cédula
de que se ponga en posesión de Alferez Real a esta [R C.]
En 11 hojas utiles.
-[Margen izquierda] {n. F}-Diligencias practicadas en virtud de real cédula sobre
que se extraigan de los sagrados a los delincuentes.
En 9 hojas utiles.
-[Margen izquierda] {n. G}{esta acumulada al expediente de sumatria para su resolución}-Diligencias practicadas en virtud de real cédula sobre que
no se paguen [creeldo alguien] situado en penas de cámara, y
gastos de justicia de los caudales de la real hacienda.
En
-[Margen izquierda] {n. H}{al legajo [de habia] reservada}-Diligencias practicadas en virtud de real cédula sobre
que dispensa el comercio a los corregidores y alcaldes mayores
con las reglas prequisitos y metodo que se previene
en su contexto. En
-[Margen izquierda] {n. Y}{esta con el Señor Gobernador Arandra [consignador]}-Real Cédula despachada a los 17 de abril de 1751.
Sobre haber le conferido Don Fray Juan de Arechederra Gobernador
que fue de estas Islas título de Capitán Guarda [costos] á [fecho ]
me Gaspar de León de nación Parabas. En 2 hojas utiles.
-[Margen izquierda] {n. J}{la tiene el Señor Gobernador Arandra [consignador]}-Se dió cuenta de haber recibido un real rescripto
sobre que se informe cautelosamente del establecimiento moda-
les y costumbres del beaterio o casa de recogimiento que
existe cerca de los Jesuitas de esta ciudad y hallo ser
muy confiere a lo que el Excelentísimo Arzobispo tiene informa-
do. En
-[Margen izquierda] {n. L}{esta [errata]}-Diligencias prácticada sobre que se le conceda licencia al
Reverendo Padre Fray Félix Trillo del orden del Señor San Agustin
para la eyección y fundación de la cada o recogimiento
para Indias de pueblo de Pásig con las precisas con
[discones] y limitaciones que refiere en su carta si fueren agra-

del patache nombrado Santo Domingo por
no haber sido maliciosa la arribada que
hicieron y previniéndole lo que en el se
expresa. Hojas 3 de hojas 152 a 154.
Madrid 20 de mayo de 1752
[[Firma: Joseph Jorge de Goyeneche ]]
[Margen izquierda] {25}-Real cédual enq ue su [U. Gobernador] manda a los Virreyes, Presidentes,
Gobernadores, ye corregidores de las Indias e Islas Fi
lipinas y de Barlovento contra asunto del breve ul-
timamente expedido por su santidad prorrogando para
otros cinco años el derecho de [mesada] eclesiástica para
que se cobre en aquellos dominios en... Hoja 8 utiles de hoja 155 a 162.
[Margen izquierda] {26}-Real cédula expedida por la via reservada en que su Majestad aprueba el gasto de trescientos pesos que hizo la
embarcarción que envió a Macao [a conducir vino]
para celebrar el santo sacrificio de la misa. En hojas 3 de hoja 163 a 165.
[Margen izquierda] {27}-Título o real cédula de merced de comisario principal
y Diocesana de la Santa Cruzada al Director Don Juan Bernar-
do Sánchez de Quiros, Chantre de esta Santa Igle-
sia Catedral para la via reservada. En hojas 17 de hoja 166 a 172.
[Margen izquierda] {28}-Instrucción por la misma via reservada al señor