San Idelfonso
- Title
- San Idelfonso
- category
- Philippines -- Places -- Luzon
- isBasedOnUrl
- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32190378
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- 1
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Levantamiento de Ilocos y Pangasinan

impidiese. Algunos indios tuvieron ventura, que tenían su
oro en el pontifical del señor obispo. Y se lo escapamos porque con
el saco se dilató el viaje para la mañana. Y aquella noche aunque
el señor obispo se afligía con este oro, no nos fuese causa
de alguna desdicha. El padre Fray Gonzalo lo tomó, y en su pabellón
solo lo puso en seis [a] ocho bolsones y [nos] lo repartió a los
cuatro y lo [sacamos] en las faltriqueras. Yo llevé tres bolsones,
dos en las faltriqueras, y uno en la abertura de la
manga del jubón, habiendo andado a pie casi hasta Agayayos
desde Santa Catalina. En Agayayos, enterró el padre Fray Gonzalo la
mayor cantidad con que me aliviaron a mí. Y después, cuando
se volvió Don Gerónimo a Vigan, se lo entregamos lo que llevamos
hasta Narbacán y fue a desenterrar lo que había quedado en Agayayos
para dárselo a sus dueños. Este es el oro que quitan
los religiosos, pues a fe mía, que eran más de
200 taeles. Partimos por la mañana, viernes, a Santa Catalina.
Que ocho días estuvieron los zambales en Vigan, nos dieron indios
para nuestra ropa y caballos para nosotros, excepto el señor obispo que
fue en hamaca. Y al salir de Vigan, vimos los muertos y el
fuego que pusieron a Bantay y Vigan. Aquí solo quedó el [tamboboay]
del padre. En Bantay, el convento con su iglesia y una casa dejada
en las visitas de este partido a la Amianan habían quemado
a San Idelfonso. Pero quedó la iglesia, en el de Sinait a
Cabugao. Y quedó también la iglesia, aunque dicen no fueron
zambales los que pusieron fuego a este pueblo. Llegados a Santa [Catalina]
con nuestra ropa y dos petacas de plata de las iglesias. Que aunque
se las entregábamos a Don Jacinto Macaraeg, no las quiso sino que dio
indios que las cargasen. Iba yo por delante y quise que nos aposentásemos
en casa de Don Pablo de la Peña, que también ha muerto, ahorcado. Mas,
[vi] la llena de gente y ropa, y escarmentado de Vigan, pasamos
a otra casa de un principal que estaba ausente, y su casa
vacía. Subidos allí, vino Gumapos, y le pedimos de