Séneca
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- Séneca
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32174515
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- Séneca
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- 32174515
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Found 11 Instances of "Séneca" on 6 Pages
Inventarium Generale Omnium Librorum huius Bibliothecae Conventus Divi Pauli Manilensis Ord. Ermitarum S.P.S. August. in hac Provintia SS Nominis JESU Philipinarume.

Gasendo, Epicuri Philosoph: 3
Optica Aguilony: 1
Seneca: 1
Vivis, de Disciplinas: 1
Platon, Opera: 3
Ambrosio, Calepina diccionar: 1
Index librorum prohib: 1
Aristoteles, Opera: 10
Estante 2
Drophanes, Arismetica: 1
Cavio, de Diversis: 4
Quiros, Curso philosop: 1
Chrisostomo, Sabelio in Aristot: 2
Clavis, de Clementis: 1
Caramuel, Curs. Vari: 3
Arniaga, Curso philo: 1
Oviedo: 1
Mastrio, Opera: 3
Vincentius, Speculum historiale: 4
Veracruz, Philosop: 1
Hurtado: Philosop: 1
Mercado, in Dialecticam: 1
Rodriguez, in Dialecticam: 2
Itobeus, Sententie: 1

Athenaci, Dipnosopij, Natale de comitibus: 1
Joanes, Jovianijs de coelis: 1
Macrobio Aurelio: 1
Drax Calijpeya: 1
Claudio Euclides, Posteriores: 1
Musancio, Fax cronologica: 1
Pellicer, Historia del Phenix: 1
Estante 6
Jacobo Falconio: 1 tomo
Justini, Historia: 1
Juliani, in Solem: 1
Jacobus, de Carolis: 1
Salas, Thesaurus poetarm: 1
Reusnerus, Urbium imperialium: 1
Claudiani, Opera: 1
Caton, Opera: 1
Alelio, Gobierno moral: 1
Enquiridion de los tiempos: 1
Delphino, Tragedias de Seneca: 1
Estrada, de Bello bélgico: 2
Statio Pepino: 1
Ausonij, Opera: 1
Claudiani, Op. poetica: 1

Santaella prácticas domésticas. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 5 (2) 4}
Santa Cruz Antilogía Sacre Scripture. {2 Tomos. Cajon 2 (1), estante 2 (1)}
Santiago Cuaresma y santoral.{ 2 Tomos. Cajon 9 (11), estante 3 (7)}
Santos Vocabulario tagalo.{ 1 Tomo. Cajon 6 (13), estante 7 (9)}
Sanzoles Epitome conceptuum. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 4 (2)}
Saona Discursos predicables. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 3 (2)}
Sapata Agricultura Espiritual. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 1}
Saravia de Jurisdictione. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5 (4)}
Sarmiento Prompturium Conceptuum.{ 1 Tomo. Cajon 3, estante 6 (9)}
Schaco. {3 Tomos. Cajones 3, estante 5}
Scherlogus in Cantica. {2 Tomos. Cajon 3, estante 3 (2)}
Scobar de Utroque foro. {2 Tomos. Cajon 10 (7), estante 4}
Scobar Summa. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Scot Vocabulario Utriusque juris. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 5 (4)}
Scotto Summa moral. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Scotto Taumaturgo Física. {1 Tomo. Cajon 7 (9), estante 5 (4)}
Segneri Incredulus non excusatus. {1 Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 (9)}
Segura. {1 Tomo. Cajon 11 (6), estante 5}
Segura Vida de San Juan Nepomuceno. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 6 (4)}
Segusius Hostiensis summa aurea. {1 Tomo. Cajon 10 (7), estante 3}
Seijas Corona Imperial. {1 Tomo. Cajon 9 (11), estante 1}
Seita Sermones varios.{ 3 Tomos. Cajon 9 (11), estante 2 (1)}
Seijas Silvos del Pastor Divino. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 6 (9)}
Selve Dominicales.{ 2 Tomos. Cajon 3, estante 6 (9)}
Semeri Curso Filosóficas. {3 Tomos. Cajon 6 (11), estante 4}
Sermones varios de varios autores. {5 Tomos. Cajon 9 (11), estante 4 3}
Séneca. {1 Tomo. Cajon 6 (14), estante 1}
Señeri Cura y cristiano instruido. {7 Tomos. Cajon 9 (11), estante 5 (4)}
Sequeiros de Ecclesia potestate.{ 1 Tomo. Cajon 8 (10), estante 4 (9)}
Serana Vida de San Francisco de Borja.{ 1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 4 }
Serra Curso Teologías. {10 Tomos. Cajon 4 (9), estante 6 (9)}
Severcio Summa moral. {1 Tomo. Cajon 5 (8), estante 6 (9)}
Sevilla Dios trino y uno. {1 Tomo. Cajon 12 (4), estante 5}
Sicardo Mártires del Japón. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 1 }
Sicardo Vida de San Nicolás de Tolentino.{ 1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 4 (3)}
Sicardo Vida de Santa Rita de Casia. {1 Tomo. Cajon 13 (12), estante 4 (3)}
Siegler Regisidium anglorum.{ 1 Tomo. Cajon 6, estante 6}
Carta apologética, probablemente de Francisco Combés sobre la controversia sobre el sermón de Francisco Solier en el que acusa a los frailes de maltratar de los indígenas

si este fuera el intento del libro, mal medio viniera
el señor Don Salvador Gómez de Espinosa tomado
para su consecución. Y sin disculpa quedará la prudencia
que lo dictó, conociendo su ineptitud. Y bien consta que la
previó, pues en el [ss]1, número 37, se traga inconvenientes
bien contrarios a los intentos. Que el reverendo padre predicador
le atribuye diciendo no es posible dejar de romper
este embarazo. Con que me expongo a calumnias
criminalísimas y a la ira sangrientas de los interesantes.
Pero quién obrar por acertar y no por contemplar
ha de despreciar estas cosas y proponer la verdad,
aunque sea a costa de persecuciones. Ocasiones hay
en que es gloria o deuda el peligrar porque es necesario
dejar el oficio o tolerar las propiedades de su
ejercicio. Pues si tan verdadero previno los peligros,
y lo que la inconsideración, la ambición y la avaricia hoy
intenta en su desdoro y se resuelve, incitado de su obligación
y fidelidad, a pasar por todos sus efectos, muy lejos
estuvo de destinar este escrito a su aplauso y alabanza, consagrándolo
todo a su celo. El que obra con esta consideración
prueba real hace de virtuoso y se purga generosamente
de la nota de soberbio. Porque la virtud, dijo Séneca,
apetece generosa los peligros y mira al fin, sin hacer
caso de los riesgos, porque aun el padecer es gloria.
En esa ocasión, avida est periculi virtus, et quo tendat,
non quid passura sit cogitat quoniam et quod
passura est gloriae pars est. Seneca. [De providentia], capítulo 4. Si no
reparó en sus peligros, si no le atemorizaron los agravios
bien ciertos en la libertad que en casos de su interés
usan algunos religiosos, ¿cómo sobornó sus aplausos?
¿Cómo lisonjeó sus elogios? Cierto o anduvo impróvido
en los medios o imprudente en su elección,
lo contrario consta de su ejército, luego no fue
la que el reverendo padre dijo su intención.
Sobrada disculpa es de las obras la conciencia
propia y las obras son de la conciencia la mejor
satisfacción. Y como dijo el gran germánico apud facit
sat est conscientia factis. Y aunque esta le bastaba
al señor Don Salvador Gómez de Espinosa, pero aunque no
entremos a lo interior donde reside la verdad
y nos acomodemos a juzgar con el vulgo las
cosas por lo que parece en ellas y por el semblante
que hacen a la humana; prudencia no sé
como pudo colegir del señor Don Salvador Gómez de
Espinosa tal intención. Porque los que escriben a la
vanidad y a la ambición poco estudian en ajenos
intereses sino en propios aplausos. Todo lo conceden
a la ostentación, ya de la elocuencia, ya de la sabiduría.
Con que de ordinario paran en especulaciones
inútiles a la vida humana del señor Don Salvador Gómez de Espinosa

se deben presumir más altos intentos. No sólo por
lo que se ve en este papel, que a costa de sus agravios y desprecios,
solicita el bien de los naturales, de quienes ni puede
aguardar agradecimiento ni apetecer aplauso de los que pueden
dar alabanza. Soborno adrede el vituperio por conseguir
en ellos la enmienda y en los otros el alivio. Pero
de cuánto ha escrito se colige el mismo intento. Y los unos escritos
pueden ser interpretación de los otros, pues todos son
de cosas prácticas y convenientes al gobierno y al bien de la
tierra. Todos doctrinales y no discursos vanos que para en
ser relámpagos del ingenio sin servir de luz a la prudencia
sino luces que siempre estarán facilitando el camino
para el acierto. En el memorial histórico político
vuelve por el crédito de la real audiencia en que satisface
a su obligación y al decoro de su majestad en su
calificación. Antes que sacaran el discurso militar sabían
los capitanes a guerra lo que en derecho competía a su
oficio y el estilo. ¿Qué habían de guardar en administrar
en los casos tocantes a la guerra la justicia? ¿Qué desórdenes
no ha excusado? ¿Cómo la inocencia quedó libre de
las precipitaciones de algunos temerarios disculpados
en el rigor de ese título? ¿En el parecer del comercio,
no se desveló para la felicidad de esta república que
consiste en los caudales sustentados del trato y comercio?
En el dictamen de Lampón ¿no mostró el deseo
de librar a esta tierra de las miseras que le acarrean
tantas pérdidas de navíos, quitándole a la fortuna
la ocasión de sus crueldades en el discurso peligroso
que hace el socorro de Castilla para tomar el embocadero
y conseguir el puerto de Cavite? En este de que
hablamos, ¿no está bien declarado el celo del alivio
de los naturales, en todo lo que padecen de los ministros
religiosos eclesiásticos? Pues ¿qué tiene para la vanidad esta
obra, o de que otra se puede colegir tal intención? No
se le puede pedir más al hombre más virtuoso que
vivir a todos provechoso, y en ministros las acciones
que a esos se encaminan son muy honrosas. Hoc nempe
ab homine exigitur, dijo elegante Séneca, De vita beata
capítulo 30. Ut prossit omnibus si fieri potest, multis, sin minuipancis
sin minus proximus. Nam cum se utilem
ceteris efficit commune agit negotium. Porque el
que con esa atención vive y con esa luz dirige sus
acciones hace las partes de todos. Siendo, pues, los escritos
del señor Don Salvador dedicados al provecho de todos
y ninguno a su interés, antes este costoso a su respeto
y decoro, ¿cómo dice el reverendo padre predicador que escribe papeles
para su estimación? ¿Que a las acciones y obras
buenas se siga la complacencia y el gusto propio y en
los otros la estimación? No concluye que sea esa la causa
sino natural efecto, dice Séneca, De vita beata, capítulo 8.
Voluptas non est merces nec causa virtutis

Deje el papel, padre. Deje en paz al que lo aprobó. Que el autor
tiene letras y autoridad para su abono. Y el que hizo el elogio, letras
y experiencias para su justificación. Mire que es mucha
presunción pagarse tanto de su juicio con experiencia de 4 años
de tierra, mirando por tronera los sucesos. Que, satisfecho de su
acierto, lo prefiera a los que tocan las materias con las manos a un
religioso tan docto en la teología escolástica, como en la
moral tan versado en las divinas y humanas letras, de tantas
experiencias de la tierra, de tanto celo de su aumento. Y de todo
lo que puede hacer a su felicidad y aumento, tiene hecho largo
estudio y curiosos tratados. Mire que no tiene más celo ni más
deseos del bien de la república que él. Que ese que ostenta
por indiscreto no es celo sino temeridad, no es ciencia sino aprensión.
Siga el consejo de Séneca, De vita beata, capítulo 2 y acertará. Non
tam bene cum rebus humanis agitur, ut meliora pluribus placeant;
argumentum pessimi turba est. Aquí entra como ilación el consejo. Quaeramus,
quid optimum factum sit, non quid usitatissimum:
et quid in possessione felicitatis aeternae constituat, non quid vulgo,
veritatis pessimo interpreti, probatum sit. Vulgum autem tam chlamydatos
quam coronam voco. Tome el trabajo de construir
y advierta lo último para que sepa a quiénes ha de atender para
juzgar las cosas para el acierto de la elección. Que dice Séneca
que dondequiera hay vulgo. Entre nobles hay vulgo, en el senado
hay vulgo. Y hay vulgo en la religión, hombres que hablan sin
consideración, sin averiguar la verdad, que siguen las voces que hacen
más ruido, no las que tienen más razón. Esto es vulgo. Guárdese de él
si quiere usar de razón.
Concluyó el reverendo padre predicador su invectiva con señalar
las razones de la aflicción de los indios, cargando toda la culpa a la clemencia
de su majestad y a la prudencia de su gobernador y disculpando a los párrocos
{Al margen izquierdo: ^ y alcaldes mayores}
o padres doctrinantes religiosos ^. Que dice que, aunque haya en ellos lo que
dice el papel, son charquillos. Y discurrir por ellos es andar por las ramas.
Y se olvidó que pocas razones antes, alegando méritos por los padres
doctrinantes, llamó lobos a los alcaldes mayores que quieren tragar
a los indios. Se dice «porque los defendemos de agravios e injusticias
de ministros de justicia, que como lobos se los van a comer». Los charquillos
no se tragan los hombres, sino los ríos arrebatados y furiosos.
No serán, pues, tan charquillos. Pero ahora le importó disminuir el
mal porque trataba de él que reconoce común y hacía su causa
en la defensa. Pero de esto diremos luego. Respondamos 1.º a la
defensa, que como vasallos debemos a su majestad. Y quisiera
preguntarle como se olvidó de las obligaciones de vasallo, declarándose
tan enemigo de su majestad. Que contra lo que tantos consejos,
tantos teólogos han aprobado y tantas necesidades (como padece la
monarquía) lo han justificado, quiere su presunción con tanta
resolución condenar sus más que irreligiosas injurias. [Son]
queréis señores que diga en que está el cautiverio de estos naturales,
no está. No en los ministros religiosos ni en los
alcaldes mayores. Que esos son charquillos y andar por las
ramas. Aunque haya algo de lo que dice, todo eso es nada. Y no
es por lo que los indios claman libertad sino las dos cosas
y causas que tienen destruida a toda España y Nueva España,