María Dalisay
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- María Dalisay
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32129294
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- María Dalisay
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Información del gran milagro del pueblo de Caysasay [Casasui], 1619

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no los podía abrir; y llevándola la hija de su ama con devoción,
con la fama que corría de que un ojo de agua que de nuevo habían
visto en el puesto de quisasay, más cerca de la lengua del agua
como catorce o quince pasos de otra agua que nacía y nace más a-
rriba, donde de ordinario iban por agua; que esta agua dicha nue-
vamente vista daba salud a algunos enfermos que usaban de ella para
ver si era Nuestro Señor servido, y la Virgen gloriosa su madre, de-
sanar a esta declarante de la enfermedad dicha que en los ojos
tenía. Dice esta dicha declarante que estando allí con hasta
nueve o diez personas que se habían bañado en la agua de más
arriba, habiendo advertido algunas veces tenía a su lado cierta par-
ticular sombra, sin haber sol ni luna que la pudiese causar
por cuanto aun era a prima noche, sintió que como persona que
por detrás la volvía del hombro para que volviese y mirase
atrás. Y volviendo no vio más que una manera de sombra,
y habiendo andado obra de veinte pasos volvió otra vez a
mirar hacia atrás donde estaba el agua nuevamente vista, y vio una
claridad y luz a manera de una candela grande encendida. Y
habiéndose ido a una sementera o choza que de allí estaba cerca,
donde estaban unas indias entre las cuales estaban doña Ana
Dimasacay y doña María Dalisay. {Al margen izquierdo. Doña Ana Dimasacay y doña María Dalisay son citadas, que enviaron a esta declarante}. Y refiriéndoles lo que ella había
visto y diciéndole que volviese a donde había visto aquella luz
para que se certificase, y respondiendo que no veía
porque estaba mala de los ojos, le dieron un muchacho con
una luz para que la acompañase hasta el lugar dicho, donde
habiendo llegado hizo al muchacho que con ella iba se hincase de
rodillas, e hincase en el suelo la candela que llevaba; y adelantán-
dose ella un poquito, se hincó de rodillas a una claridad gran-
de donde vio una figura de obra de dos palmos de alto, que le
pareció con certidumbre persona viva, juzgando ella en su en-
tendimiento era verdaderamente la Virgen gloriosa. La cual estaba
con una corona en la cabeza y una crucecita pequeña
en la frente. La cual imagen o persona, dice esta decla-
rante, que le habló agradeciéndole el haber tenídola en memoria,

y haber vuelto a verla, y le dijo: “Pues tienes buen corazón
conmigo; como no traes la cinta de la cofradía no vuelvas
a verme hasta que seas cofrade y la traigas”- En razón de lo
cual como pasa en realidad y verdad, dice esta declarante
que vino al prior de este dicho convento de Tal que es fray
Juan Bautista de Montoya, juez nombrado para esta causa. Y
refiriéndole todo lo dicho le pidió con devoción la admitiese
por cofrade y le pusiese la cinta de la cofradía. Lo cual hecho
y recibida por cofrade y recibida la cinta del glorioso padre
san Agustín, dice esta declarante que volvió al dicho lugar den-
tro de ocho días, como el dicho prior se lo mandó. Donde habiendo
vuelto con obra de otras nueve o diez personas, entre las cua-
les iban doña Madalena Ponsuan y doña Juliana Dimoyaguin,
ama de esta declarante; y doña María Dalisei, y María Masueley,
y Luisa Sanyota. {Al margen izquierdo. doña Madalena Ponsuan, doña Jualiana Dimoyaguin y doña María Dalisay, y María Masuelay, y Luisa Sanyota son citadas y contestan con quien las cita.} Dice esta declarante que adelantándose y a-
partándose un poquito de ellas, vio en el mismo lugar que an-
tes a la gloriosa Virgen Nuestra Señora de la misma manera que an-
tes la había visto, con grandísimo resplandor y hermosura, la
cual dice esta declarante que hincándosele de rodillas la
gloriosa Virgen le dijo que se agradaba de ella mucho
más que antes, porque llevaba la cinta de la cofradía consigo,
siendo ya cofrade. Y dice más esta declarante, que pidiéndole
ella alguna señal para que los demás la creyesen, le res-
pondió la Virgen gloriosa que bastaba hubiese ella tenido
en sus manos el rosario y cinta que ella consigo traía. Lo cual
dice esta declarante puso en las manos de la Virgen glo-
riosa el rosario y cinta que ella traía, de las cuales manos de
la Virgen gloriosa volvió esta declarante a recibir el dicho
rosario y cinta, habiéndoselo así mandado la Virgen Nuestra Señora.
Y dice más esta declarante que, en razón de lo dicho, había ella
de antes recogido los rosarios de todos sus compañeros que con
ella habían ido, los cuales rosarios ofreció también ella a la
Virgen gloriosa cuando le ofreció el propio suyo, los cuales
Padrón de los que se confesaron en el sitio de Palosapis en 1710

Nicolasina Paciencia, su mujer, [R.ua].
María Guinita, soltera tributante, empadronada en el Barangay de Don Pedro Lomboy
del pueblo de Calasiao, provincia de Pangasinán.
Esteban Guerra, soltero, vagamundo del pueblo de Bongabung.
María Amon, viuda tributante, empadronada en el Barangay de Don Andrés Calibat
del pueblo de Pantabangan, provincia de la Pampanga.
Nicolás Lucas, casado tributante, vagamundo = mestizo baluga.
María Tala, su mujer tributante, empadronada en el Barangay de Don Nicolás
Pasco del pueblo de Bongabung, provincia de la Pampanga.
Pablo Macapiga, soltero tributante, empadronado en el Barangay de Don
Cipriano Veray del pueblo de Binalotongan, provincia de
Pangasinán.
Andrés [Guindaydan], soltero tributante, empadronado en el Barangay de
Don Pedro Manungcut del pueblo de Paniqui, provincia de Pangasinán.
Antonio Baua, casado tributante, empadronado en el Barangay de Don Pablo
Dacasing del pueblo de Malasiqui, provincia de Pangasinán.
Rosa Quinacman, su mujer, empadronada del Barangay del dicho.
Juan Pangdiu, casado tributante, empadronado en el Barangay de Don Pedro Manungcut
del pueblo de Mapaniqui, provincia de Pangasinán.
Sebastiana Jabun, casada tributante, su mujer, empadronada en el Barangay del dicho.
Don Agustín Lagundong, casado tributante, empadronado en el Barangay de Don
Pedro Manungcut del pueblo de Paniqui, provincia de Pangasinán.
Doña Isabel de la Cruz, su mujer, empadronada en el Barangay del dicho.
María Banlauin, soltera, su hija.
Miguel Pasoquin, criatura, su hijo.
Juan García, criatura, su hijo.
Francisco Sinyang, criatura, su hijo.
Nicolás Magimo, criatura, su hijo.
Joseph Bernal, soltero tributante, empadronado en el Barangay de Don Francisco Mamaed
del pueblo de Malasiqui, provincia [de] Pangasinán.
Domingo Lomaquin Abagong, casado tributante, vagamundo.
María Dalisay, casada tributante, su mujer empadronada en el Barangay de Don
[D] Juan de Castañeda del pueblo de Tarlac, provincia de la Pampanga.