judío
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- judío
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- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32173381
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- judío
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- 32173381
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Found 4 Instances of "judío" on 4 Pages
Inventarium Generale Omnium Librorum huius Bibliothecae Conventus Divi Pauli Manilensis Ord. Ermitarum S.P.S. August. in hac Provintia SS Nominis JESU Philipinarume.

Estante 5
Lanusa: 2 tomos
Berthorius, Morale Reductorium: 1
Arce, Sententias scripturarum: 1
Palacios: 2
Arias Montanus: 7
Rio Adagia, in Genesim: 4
Viegas, in Apocalipsim: 1
Antonius a Nativitate, de Economica:1
Paez, Commentaria: 2
Guadalupe, in Osseam: 1
Jacobus a Valentia, Super psalmos: 1
Ballesta, Onomatograchia: 1
Philon Judio, in Libros Moisem: 1
Barretum, Sacre scripture: 1
Saa: 2
Augustus, Triumfus super magnificat: 1
Abarez in Isaiam: 1
Albas Joachim: 1
Ludovicus de Leon: 2
Freire, in Judicum: 1
Francisco de Leon, in Parce michi: 1

Peynado Cursos Philosophias. {2 Tomos. Cajón 6 (13). Estante 3.}
Peyrinis de Privilegio regular. {1 Tomo. Cajón 5 (8). Estante 3.}
Pellicer Historia del Phenix. {1 Tomo. Cajón 7 (5). Estante 5.}
Pelisario de Privilegijs. {2 Tomos. Cajón 5 (8). Estante 2 (1).}
Penoti Teatrum Chinicum. {1 Tomo. Cajón 6 (14). Estante 5 (3).}
Peraldo de Virtutibus, et vicijs. {2 Tomos. Cajón 12 (4). Estante 6 (3).}
Peraldus de Virtutibus. {1 Tomo. Cajón 4 (9). Estante 6 (9).}
Peralta Adviento. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 4 (3).}
Peralta de [Summa Joseph]. {1 Tomo. Cajón 4 (9). Estante 6 (5).}
Peregrino de Privilegijs. {1 Tomo. Cajón 11 (6). Estante 6 (9).}
Peraza Adviento y Cuaresma. {3 Tomos. Cajón 9 (11). Estante 4 (3 2).}
Pereyra. {6 Tomos. Cajón 3. Estante 3 ([12]).}
Pereyra Decisiones senatus Portugall. {1 Tomo. Cajón 11 (6). Estante 5.}
Peretius Cathena veterum patrum. {1 Tomo. Cajón 3. Estante 4 (5).}
Perez de Aniversarijs capellan. {1 Tomo. Cajón 10 (7). Estante 4.}
Perez Marial. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 4 ([3] 3).}
Perez Laurea salmantina. {1 Tomo. Cajón 4 (9). Estante 3 (4).}
Perez sanctoral. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 4 (2).}
Perez sanctoral. {1 Tomo. Cajón 9 (11). Estante 5 (4 2).}
Perez tractatus Biblia. {3 Tomos. Cajón 3. Estante 4 (3).}
Don Petrus Cluniacensis. {1 Tomo. Cajón 1 (2). Estante 5 (4).}
Don Petrus Chrisologus semones. {1 Tomo. Cajón 1 (2). Estante 5 (4).}
Petrus Palude Sermones. {1 Tomo. Cajón 3. Estante 6 (9).}
Petrus Palude in cuarto sententiaru. {1 Tomo. Cajón 4 (9). Estante 4 (3).}
Perusino ópera. {4 Tomos. Cajón 10 (7). Estante 1.}
Phelipe Diaz. {(4) 7 Tomos. Cajón 3. Estante 5.}
Philipino Veronensse. {1 Tomo. Cajón 5 (8). Estante 3.}
Philon in Cantica. {1 Tomo. Cajón 1 (2). Estante 6 (4).}
Philon Judio in Libros Moysem. {1 Tomo. Cajón 2 (1). Estante 5 (4).}
Phisica Manuscripta. {1 Tomo. Cajón 6 (13). Estante 7 (4).}
Phitarchi opera cum compendio. {2 Tomos. Cajón 7 (6). Estante 1.}
Piasecij Praxis episcopalis. {1 Tomo. Cajón 10 (7). Estante 5.}
Purio Valeriano ópera. {1 Tomo. Cajón 7 (9). Estante 2 (1).}
Piete Theologia. {6 Tomos. Cajón 4 (9). Estante 6 (9).}
Pignatelli ópera. {6 Tomos. Cajón 10 (7). Estante 2.}
Carta apologética, probablemente de Francisco Combés sobre la controversia sobre el sermón de Francisco Solier en el que acusa a los frailes de maltratar de los indígenas

lo puede deponer, considerando la templanza con que
habla después de modificar las faltas que las atribuye
a pocos con tal indeterminación que se queda él todo con su
entereza. Y cuando pudiera resultar algún dudoso
concepto de la pureza del estado, será efecto de imprudente
arrojo o resolución inconsiderada. Pues nadie puede extrañar
que en comunidades de hombres ―y no de ángeles― haya
algunos que como tales tengan algunos accidentales defectos
introducidos de la ignorancia. Además que el papel
no se ha destinado a la publicación, sino al informe que
como ministro debe hacer a su rey de lo conveniente.
Y si la calumnia no hubiera hecho tanto ruido, ni aún
en Manila ―con ser pueblo tan corto― llegara a tanta publicidad.
Pero los encarecimientos de la engañosa aprensión
y el alboroto de la malicia ha movido con el estruendo
la curiosidad del vulgo. Con que todos han deseado leer
el papel. Y después del sermón, a gran precio lo deseaban
hallar. Y no teniendo acá precio los libros, la oposición le ha dado
a este más estimación. Si el señor Don Salvador Gómez de Espinosa
hubiera pretendido la publicidad y no el remedio, se contentara
con 140 cuerpos, que apenas podrán satisfacer a la
curiosidad de Manila. ¿Qué ha de hacer en el golfo del
mundo tan corto, número que ―aun para el informe de los
ministros que deben atender el examen de las materias
que se proponen― no ha de alcanzar?
Vamos individuando más en particular
las impiedades de que acusa a este papel. Exclamó
el reverendo padre predicador ―muy estirado de cejas― «Ay,
desdicha como esta de los sacerdotes y religiosos de
Cristo que se haga de mal aun una palabra de cortesía
que se da a cualquier seglar. ¡Que el estado más alto
delante de Dios y sus ángeles ha de andar tan
ultrajado de los hombres!» Cuando me contaron estas palabras,
entendí que trataba de vos a los eclesiásticos o con
otros términos de menos decoro. Y recurrí al papel
de donde hallé que a los provinciales llama «venerables
y devotos provinciales», título honroso que les da
su majestad. Y de que aun nosotros ―que los miramos
de menos altura y con más aproximación― no
usamos ni en el ordinario lenguaje de otros equivalentes.
Pues con un reverendo padre provincial pagamos al
más estirado y los religiosos con un padrenuestro. A los
demás llama «padres». Que no sé que haya otro más
honroso, pues los más ilustres emperadores se honraron
con él. Jenofonte llamó «padre» al rey. [L. 8 De padia
cyri]. Con el mismo título lo honró Platón. Libro 16, De
regno. La misma dignidad le dio el sabio judío
Filón [l. decreat.e princ.] de donde se ve la verdad
de la calumnia. Y qué más atendió a espantar
con alharacas que a convencer verdades. Y si el mismo fundamento
tienen los demás sentimientos, fácil será aliviar

de sus diligencias, atribuyéndole las desgracias. Cuando oí estas
palabras, me acordé de las que los judíos dijeron en desprecio
de Saúl cuando lo presentó para su principado. Nunquid
poterit nos salvare iste? 1.º Regum 10, 27. Miren ¿qué
traza de salvador de este podemos esperar la salud? Que fue
principio de motín et despererunt eum, despreciando
su autoridad. Pero generoso Saúl [dissimulabat se
audire] desprecio su reconocimiento y adoración, que hace
poco al caso el de los malos para desdorar a los buenos. Y más,
considerando que eran gente mala, hijos de Belial, filii vero Belial
dixerunt. Propias palabras de hijos de Belial que suena confusión,
porque tales razones en desprecio de la autoridad real siempre
son palabras de hijos de confusión, discursos de ánimos turbulentos
que no pretenden otra cosa que alterar el pueblo, turbar la república.
Porque en llegando a hollar este sagrado respeto, queda llano el
camino para esas temeridades, palabras de gente de Belial aparecen
porque yo no sé qué otro provecho pudo sacar de ellas sino confusión.
Y para hacerle más poderosa le atribuye las lástimas de las islas.
«Miren», dijo, «como van las cosas desde que vino con tantas desdichas,
que no se pone en cosa mano que luzca». Prosigue con tanto los
destrozos que causa el Mindanao reverendo padre para que un consejero
se llame salvador. Debe, más que atender a ejercer su cargo
en bien de la república, aconsejar lo recto, lo justo y según
la prudencia humana, lo que pareciere más conveniente. ¿El suceso
y la dicha no lo ha de dar Dios? El hombre ha de hacer más, que
como hombre ha de poder atar las manos a la justicia de Dios.
Si Joseph hubiera dado los consejos a Faraón y él no los hubiera
ejecutado, ¿dejará de ser en su celo salvador? Y
si puestos por el príncipe en ejecución los frustrara Dios, ¿serían
culpa de su prudencia las desgracias? Si puesto el trigo en los
graneros, lo hubiera tragado una desgracia de fuego o se lo [hubiera] llevado
una avenida, ni fuera culpa de sus consejeros ni de la omisión
del príncipe sino oculta prudencia de los vasallos,
algún ignorante la hiciera pero no Dios, ni los que miran
las lástimas como castigo de Dios, pues ¿cómo traes a consecuencia
lo que es castigo de Dios? ¿Quiere que los hombres contrasten
su providencia, que se sujete la del cielo a la de la tierra, que ate
las manos a Dios un gobernador? En cuenta de consolar al pueblo,
proponiéndole la voluntad de Dios y disponiéndolo para
merecerla más favorable, lo enfureces contra las causas humanas
para que se ocupe en solicitar las que de suyo son
inútiles y se divierta de las que le han de dar la salud. En
cuenta de exasperado contra sus culpas que son las que le
fabrican la miseria. En cuenta de persuadirle el recurso
a los templos la frecuencia a los sacramentos para que
aplaquen la ira de Dios, o contritos la toleren como
a satisfacción de sus deméritos lo induces a la desesperación.
En cuenta de consolar al señor gobernador ya
sus consejeros que con tanto desuelo las solicitan, viéndolos
afligidos por lo que no comieron ni bebieron. Viendo