caracoas
- Title
- caracoas
- isBasedOnUrl
- https://fromthepage.com/1762archive/a-digital-repatriation-of-a-lost-archive-of-the-spanish-pacific-the-library-of-the-convent-of-san-pablo-manila-1762/article/32113877
- name
- caracoas
- contentUrl
- 32113877
- valueMinLength
- 1
- valueMaxLength
- 7
- description
- warship
- numberOfItems
- 2
Found 11 Instances of "caracoas" on 7 Pages
Carta del Padre Marcelo Francisco Mastrilli, sobre la conquista de Mindanao. Taytay, 1637

Arzobispo de como estaban ochenta caracoas de enemigos en la Isla de
Mindoro; fue su señoría para cogerlas navegando con cinco cham-
panes por la con era costa de fuera la dicha isla ; y al capitan Ugal-
de mando que la costease con los demás por la parte de dentro hasta
punta de Nasso que esta en las costa de la Isla de Othon. el no haber
hallado ni rastro de enemigos por ninguna parte , de claro la nueva
Mentirosa, y promulgada por obra del demonio, a fin de estorbarnos
el camino: porque fue fuerza por este camino trabajar mas de do-
ce días para poder navegar doce leguas que hay desde la dicha
Punta de Nasso a Othon, por ser las brisas a la dicha vueltas de
rechamente por proa y un día que quisimos doblarla con repiquetes
fue tal la fuerza de los vientos y de las mares que nos que guiaron
la guía del [pavernalle] con grandísimo peligro de hundirse el navío,
en la popa, que de embarcado con la [arga] de la vela a la improvisa
y furiosa vueltas que no gobernando ya el navío dis por fuerza del viento
era en fin tal la rabia y pena que de la hornada tenia el de-
monio por lo que ya se temía ; que como supe después por cosa cierta , se
que muchas veces con alguno dando sensiblemente voces por los bos-
ques, A que Venís, que queréis ; quien te trajo aquí; maldito seas,
y o te quitare La vida y con esto acabaremos [Vzc] - No se le dio era dice
por entonces como a Padre de la mentira; pero luego nos enseño
con la experiencia lo mucho que trabajo por hallarse verdadero [A.]
Pues que aunque todas eras cosas fuesen bastantes a causar de por sí al
gun enfado; toda via la dulcísima conversación de su señoría
con la [s.la] reparación que hizo de las horas del día, no le dio lugar
de manera ninguna porque la mañana decíamos misa los dos el
Padre Juan de Barrios y yo: luego recabamos con su señoría las ho-
ras divinas y de nuestra señora y Maitines de difuntos: el día las
vísperas de los mismos, y Maitines Divinas, y de nuestra señora. Por la tarde
La
[margen a la izquierda]
A
esta persona a quien
dio que vas el demo-
nio, fue el mismo
Padre Marcelo que
acostumbrasen cuan-
to podia [entuvase] por
los bosques a tener
su oración y ejerci-
cio de disciplina,
como el mismo Padre lo
descubrió al Padre Juan
de Bueras su Confesor
[i.el] cual ejercicio
de disciplina antes de
que a la jornada muchas
veces le inquisito el de-
monio con ruidos, y burlas
hasta llegar a maltratarle.

la salve con la letanía pública; y a la noche las almas del purgatorio
refiriendo de ordinario algún milagro apropósito: con que muy bien
se aprovechó con muchos.
Ni piense vuestra reverencia que por la contrariedad que tuvimos de vientos,
como se ha dicho, en punta de [Nasco], se [perdió] punto de tiempo; porque
se despacharon las órdenes a las islas de pintados por los indios aventureros,
y se enviaron a Oton con la [falúa ]por el ayudante
Don Francisco [Olajaian], el cual volvió en un sampán con el padre
[rector] de Oton, el Padre Francisco Angel, y el Padre Gregorio Belin, que iba
de Zamboanga a Manila a dar la nueva a su señoría de la victoria
alcanzada del Sargento Mayor Nicolas Gonzales contra siete
caracoas del Mindanao que volvían de robar las islas con algunos
esclavos y ornamentos sacros. Trajo el padre rector de Oton muy
buen refresco y mucho mejor lo dio después a toda la armada en
Iloilo, a donde llegó su señoría con el mismo padre tres días antes
de nosotros con la falúa, por tener tiempo de visitar la fuerza,
y ver si estaban prevenidos los bastimentos del Capitán Briones para
el socoro de su gente en Mindanao. Luego en llegando los sampanes
desembarcó el Padre Angel por volver a su doctrina de la isla
de Negros; y el padre [rector] de Oton se embarcó en el sampán del
Capitán Martín Monte con orden de su señoría por Zamboanga
a donde llegamos el domingo de carnestolendas a 22 de febrero.
Aquí mandó su señoría, que no disparase la fuerza ni la mosquetería
a la entrada suya, por no hacer ruido y darse a conocer
y por la misma razón se ordenó, que no saliese del río embarcación
ninguna. Todavía luego supo Correlat su venida por un
hijo de un principal de Basilan, el cual ahora en castigo que daba
preso en la fuerza de Zamboanga con orden que no fuese soltado si no
a grande de instancia de los padres para que con esto se cautivasen

las voluntades de los moros. El día siguiente se publicó la comunión
general con una indulgencia y jubileo amplísimo a todo el real por el domingo
primero de cuaresma; obligando su señoría los soldados todos
a dar cédulas de confesión y comunión a sus oficiales y sus criados. Así
mismo, como yo lo hallé un día que las estaba juntado con sus manos,
hizose por cierto con grandísimo fervor y muchas confesiones generales,
a que ayudaron las continuas pláticas y sermones de aquellos
días; se acabaron comulgar todos el domingo con su señoría, estando
el santísimo sacramento descubierto, asistiendo después todos al sermón
del Padre Belin. Por la tarde al encerrarlo acudió también sus
señoría con toda la gente de guerra, porque me había encargado
la mañana el sermón de la tarde sobre la reverencia y devoción
con que se ha de estar en la iglesia en presencia de tan grande
majestad. Hicelo como supe y al fin animando la gente a la jornada
y a la pelea, les mostré un cristo pintado en un lienzo,
a quien los moros habían cortado el brazo y los pies, y hechole un agujero
en medio se le había servido de [cinina] o capotillo. Esta la llevaba
actualmente un moro, y con la misma lo mataron el día que
Nicolas Gonzales cogió las caracoas. Llevabala el Padre Belin entre
los ornamentos sacros a su señoría, el cual sabiendo que yo en
Manila había ido buscando una cosa semejante. Luego enviándola
en punta de [Naszo] me la dio. Pues mirando la dicha imagen
los soldados y animandoles a vengar con sus armas las injurias
del santo cristo; fueron tales las lágrimas, y entraron en tan
tierna devoción y santo deseo de venganza, que como me dijeron
después, hubieran embestido al salir de la iglesia con todo
el mundo. Los afectos fueron muchísimos y muy tiernos,
llegando a decir públicamente, que era desdicha de la madre
que no tenía sus hijos en tan gloriosa jornada.
con estos

con estos fervores, y con tan buena disposición partieron los champanes a la vuelta
de Mindanao que estaba unas sesenta leguas de Zamboanga a y a cuatro partimos con su señoría los de mas en once caracoas
Toda la gente que se embarco fueron cuatro Compañías tres españolas
y una de Pampangos. La compañía de su señoría tenia cierto y
cincuenta soldados; la de Nicolas Gonzales cierto, y otros tantos La
de Ugalde de los Marineros y del Maestre de campo de los Pam-
pangos. No quiero dejar [eferivir] lo que pasó el Martes, que que par-
tieron los champanes de sea vamos todos que su señoría no partiese
hasta el Sábado por ver si llegaban entre tanto los Indios aventu-
reros; pero no quise pedirse lo antes de haberlo encomendado a Dios.
Rogase al de Othon que dijese la misa Javier
a mi intención; yo también la dije. Luego nos recogimos en un
Aposento, y después de competente oración abrió su [R.] el librillo
de las Carta del S. que yo tengo por Un día [Rotero], señalar-
do antes la parte que se habían de leer; y vinieron esta pala-
bras. Muchas veces [...] [...] [...] parecer [...] mejor;
con todo esto habemos de dejar las cosas a quien las gobiernas
seguiremos acertar. Vista tan claramente la voluntad del
santo ni por imaginación quise hablar mas del negocio con su
señoría y verdaderamente todo fue guiado del cielo por darle la
Victoria dar grandiosa que tuvo para confusion de los moros, y desen-
gaño de los indios, que bien saber pueden los españoles pelear
en sus mismas tierras sin ellos cuando quieren.
En el golfo de la Silanga tuvimos una mala peligrosa tor-
menta, de la cual con reliquias y con juros. como de cosas eviden-
temente trazados del demonio nos libramos Aqui [q.do] Nico-
las Gonzalez con ocho caracoas a remocar Los champanes por
la Silanga que es un estrecho de mar de dos leguas entre la
Isla Grande de Mindanao, y otro Isleta y su señoría con cuatro
de las paso apunta de flechas, así llamada por el rito y superstición

con tan grande Victoria como V.R. entendera
Quiso el demonio que tantos años había morado en la dicha Punta
de Flechas hacernos punta, e impedirnos el pasar adelante; porque tres
veces por fuerza del viento y mares volvimos a tras y la cuarta sin tener
viento contrario estuvimos para dos mas de una hora sin poder dar paso
adelante; aunque tenía nuestra caracoa noventa Barigas, así lla-
man en las Islas de Pintados Los Bogadores. De manera que conocida cla-
ramente la obra del demonio con echan un poco de reliquias a la mar
y con jurarlo como antes, pasamos luego adelante
Vencidos ya los embustes y estorbos del enemigo invisible, llega-
mos a Vista de Mindanao sin saberlo el Viernes a cuatro caracoas y habiendo yo acabado La Misa antes que a-
maneciese desembarcó se Señoría a la faluga y con solo seis sol-
dados fue a reconocer el puesto, sondar todos los ríos y puertos de la
costa y ver si podia coger algún Moro por servirse me de guía
que nos faltaba. Dio casa a algunos de los hasta su misma playa
disparo les dos Mosqueteros; y con todo eso de huyeron por el Rio,
desamparando sus embarcaciones o yo se en respuesta de estos un tiro
de pieza de la tierra dentro que nos dio mucho que temer, viendo su
señoría tan arriscado y temiendo lo no esta sea con el enemigo em
pernado. Recamos luego la letanía con otras oraciones y remando a
todo poder, lo alcanzamos de vuelta. embarcase en su caracoa por
las once del día ordenado que todas cuatro con los dos Sampanes
de nuestra Armada de los Capitanes Don Rodrigo y Ugalde
que ya tres días antes habían llegado y cogido tres caracoas del ene-
migo y por otra que vino con bandera blanca escrito a los Padres
Recoletos que tenían a la cautivos que los avisasen de los que pasaba
diesen fondo cerca la boca de un rio a donde aparecían a algunas ca-
sas sin saber que Pueblo fuese y volviéndose a mi me dijo en estas
casas quiero alojar migarte esta tarde. Luego mando que to-
dos comiesen, y habiendo enviado el ayudante don Francisco Olazaran

en frente de la Mesquita y sirvió de cuerpo de guardia para los
Pampangos.
El día siguiente comenzaron a llegar los demás champanes y ca-
racoas de nuestra Armada en que declaró luego el señor gover-
nador cabo de la el capitán Mena por todo el tiempo que estuviése-
mos en Mindanao: y por castellano de la fuerza San Francisco Javier
nombro al Sargento Mayor Palomino el cual luego la fortifico
y puso en order cerrando La de todos las lados con sus puertas y [reparos-
ariadiendole] al veedor una baranda encubierta de la parte
de dentro con sus troneras para que tuviese dos ordenes de
artillería, mosqueteria. En esta obra trabajaron muy bien
todos los soldados, en partirlas el Mayor Don Pedro
Hurtado de Corcuera como muy platico en las fortificaciones
de Flandes; el mismo Señor Gobernador dando junta-
mente la traza, y las manos con pegar el primero con [la a cada].
Otro dos días que fueron Domingo y lunes se emplearon en
hacer muchas fortidas y quemar muchos pueblos alrededor mar-
chando el capitan Rodrigo con su gente por tierra, y el
capitan Ugalde con la suya por la mar hasta llegar al pueblo
y casa antigua de corralat que llaman de las savanillas,
y quemar las todas, con otros muchos pueblos y embarcaciones
grandes que hallaron en otro rio escondidas. Los demás sol-
dados que quedaron en el Real se emplearon en echar al
agua todos las Caracoas baradas con que salían a robar que
eran muchas y muy lindas: y en buscar lo que estaba enterrado,
que fueron muchas cámaras de versos, hierros, cera, y tres campanas, demas de grande que estaba a la puerta de la
Mesquita boca arriba llena de agua para lavarse los pies antes de entrar en ella.
Despacho también su señoria este Domingo una caracoa
de los moros a Zambaonga llena dentros cautivos Cristianos
y san

La victoria con una fiesta al santísimo sacramento
y porque no faltase ni el valor ni la piedad del gran
Capitan Judas Macabeo; mando se hiciesen también
el siguiente Las honras a sus soldados difuntos aun-
que por mala dicha de las fiestas tocó predicar a mi
en entrambas Publico también un gran papelón de
mercedes, oficios y ventajas a todos los heridos en es-
ta jornada con que acabó de obligarse la solda-
desca toda en manera que ya no trata ni habla de otra cosa
que de su Capitan General; hasta los mismos marineros, de-
clandose que no quieren servirse de la merced de
pasar a la Nueva España, por perder La jorna-
da del año siguiente.
En estas ocupaciones se pasaron algunos dias, hasta
que llegó la nuestra Armada de Bugayen el Miércoles
Santo, y el día siguiente vino con tres caracoas el her-
mano del mismo Rey por embajador a tratar con
su señoría la confirma de las paces tratadas del
Sargento Mayor Palomino su puesto que no se había po-
dido ejecutan La segunda orden que llevaba Juan
Nicolas, por haber llegado tarde cuando ya Mon-
cay había venido a cuantas condiciones podíamos dese-
ar, hasta decir públicamente a los suyos que el que-
ría ser amigo y vasallo del Rey de españa por lo
cual que no quería ser lo, se fuese de sus pueblos. en
esta conformidad ofreció el embajador en nombre
del Rey su hermano al Señor Gobernador cinco cosas.
La de dar luego todos los cautivos que tiene Cristianos